domingo, 31 de marzo de 2019

345 El Evangelio del Amor


1 de Juan 3:5 “Y saben que el Mesías se manifestó para quitar los pecados, y en El no hay pecado”

El Padre cargo las violaciones de la ley, pasadas, presentes y futuras de toda la humanidad, en Jesús, y El las llevo en su cuerpo a la cruz. Jesús fue capaz de hacer esto, porque en Él no había pecado. En otras palabras, toda la humanidad accede a la remisión de sus pecados, por la fe en la historia de Jesús.

1 de Juan 3:6 “Todo el que permanece en El no peca, todo el que peca, no Lo ha visto, ni lo ha conocido”

La comunión con Jesús resucitado es el resultado, primero, de ser un canal del amor misericordioso, de la bondad y tolerancia del Padre, y segundo, de retener en la mente Su historia, especialmente en la cruz. Ahora, este amor hace que la fe de un creyente sea viva, por eso el mal heredado de Adán no fructifica en él, o sea no peca.

1 de Juan 3:7 “Hijos míos, que nadie los engañe, el que practica la justicia es justo, como Él es justo”

Hay que diferenciar la justicia del antiguo pacto, que es la observancia de la ley, de la justicia del nuevo pacto, que es la vida y la muerte de Jesús, que muestra que el Padre es Justo. Por otro lado, solo el que ha sido justificado, al aceptar la historia de Jesús, puede ser justo, es decir, permanecer en El, al ser un canal del amor de Dios, y vivir de la fe.

1 de Juan 3:8 “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se manifestó el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”

El maligno rivalizo con Dios desde hace mucho, en el cielo, y se separó de Él, es decir, peco; y en la tierra, desde que Adán cayo, la humanidad fue bajo el poder de satanás, separada de Dios, es decir en pecado. Ahora, la ley hizo evidente que el hombre no puede unirse a Dios. Para esto vino el Hijo de Dios para unir, por la fe, al hombre al Padre.

1 de Juan 3:9 “Todo el que ha sido engendrado de Dios no practica el pecado, porque la semilla de Él, en el permanece, y no puede pecar, porque es nacido de Dios”

La semilla de Dios es puesta en la mente de una persona que acepta que Jesús fue sacrificado, por el amor del Padre. Con esta semilla se inicia el camino estrecho que es el camino de la fe. Entonces, la semilla de Dios es Su Palabra, por ejemplo “Tanto amor Dios tiene al hombre que dio a Su único Hijo, y todo el que tenga fe, tenga vida eterna”

1 de Juan 3:10 “En esto son aparentes los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo el que no practica la justicia, no es de Dios, tampoco aquel que no ama a su hermano”

Algunos piensan que practicar la justica es guardar los diez mandamientos, pero esa era la justicia del antiguo pacto, en el pacto nuevo, practicar la justicia es vivir dependiendo de la conducta de Jesús, cuando estuvo en esta tierra, es decir, tener presente que Él es la Cabeza del creyente, seguida del amor misericordioso a los de la fe”

1 de Juan 3:11 “Porque este es el mensaje que hemos escuchado desde el principio: Que nos amemos unos a otros”

La misión que el Padre encargo a Su Hijo en esta tierra, debía pasar por Su sacrificio, y tenía como propósito unir, a los que den valor al relato de esta misión, con el Padre y el Hijo, con el fin de que, mediante el Espíritu, puedan ser canales de la misericordia, compasión, y tolerancia de Dios a los que comparten esta fe.

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