martes, 11 de diciembre de 2012

103. La carta a los Galatas. (3)

Apreciado lector, para obtener mas provecho de estas lecciones, le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día lea un poco, y complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos  

Gálatas 2:14-16:
“Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Cefas delante de todos: Si tu, que eres judío, vives como gentil y no como judío, ¿porque obligas a los gentiles a judaizar? Aunque nosotros somos criados judíos, o sea,  no pecadores como los gentiles.
 Por otro lado, sabiendo que el hombre, incluyéndonos a nosotros,  no es declarado justo de las obras de la ley, sino por medio de la fe de Jesús el Mesías.  Por esto  nosotros también tuvimos fe en Jesús el Mesías, para que seamos declarados justos por medio de la fe del Mesías, y no de las obras de la ley. ¡Ya que de las obras de la ley nadie será declarado justo!”

Pablo relata que reprendió a Pedro porque mezclaba la fe con obediencia  a disposiciones, como la de lavarse las manos, o comer alimentos preparados en cierta forma, y otras  purificaciones  físicas, para acentuar y hacer evidente ante los que vinieron de parte del hermano de Jesús (que era el que tenia mas voz en la congregación de Jerusalén)  su  separación de los gentiles. Le recuerdo que algunas de esas  disposiciones fueron   para que los judíos  puedan acercarse  al templo, donde estaba la presencia divina.  Pero ahora que el Mesías había hecho ya la salvación, esos símbolos y ritos que señalaban al tiempo de la gracia ya no eran necesarios, ni para los mismos judíos creyentes, peor para los gentiles creyentes.
El apóstol, luego le explica a Pedro que por el hecho de  ser judíos y de haber  recibido  una educación basada en la ley, tenían  una moral superior y distinta a la de los gentiles, sin embargo estas ventajas no les hacia justos ante Dios, porque  la única forma de ser justificados  es mediante la fe de Jesús el Mesías.
Aquí es preciso recordarle que la justicia común no es otra cosa que un comportamiento, o  normas de conducta aceptadas por una sociedad. Así mismo la justicia de Dios es la conducta que El considera aceptable, y esta  es la conducta de Jesús. El comportamiento del Señor fue el resultado de haber aceptado las indicaciones de la biblia para la obra del Mesías, especialmente las contenidas en los cinco libros de  Moisés, indicaciones que El las acepto como las instrucciones de Dios para que El, en su calidad de Mesías, las siga para salvar a la humanidad. O sea, para  Dios el comportamiento humano aceptable es la conducta de Jesús. Entonces, una persona llega a ser creyente cuando comprende y acepta que la única conducta aceptable a Dios es la de Jesús, gracias a su fe. Esta es la única razón para que  Dios le considere justa a una persona, porque le cubre con la conducta del Señor. Esta es la salvación por la gracia, resultado de la fe de Jesús.
A esta justicia  se refirió Pablo cuando le explico a Pedro la inutilidad de obedecer algunas disposiciones de la ley, a fin de que Dios le apruebe su conducta.

Gal 2: 17-19:
“Ahora, si buscando ser declarados justos en el Mesías, nosotros también somos hallados pecadores, ¿Acaso esto quiere decir que el Mesías es ministro del pecado?  ¡De ninguna manera!
Además si vuelvo a construir lo que ya destruí, yo mismo me pongo en el ámbito del transgresor.
Ya que yo he muerto a la ley por medio de la ley, a fin de vivir para Dios”

Pablo continúa explicándole a Pedro que lo que hizo es  muy equivocado; y usa el siguiente argumento: le dice, si la conducta del Mesías nos cubre a nosotros  judíos creyentes, esto nos pone en igualdad de condiciones morales que los gentiles pecadores. O sea,  nuestra moral elevada, fruto de la educación en la ley, no vale más que la inmoralidad de los gentiles.
El apóstol también le dice a Pedro que la conducta de Jesús cubre a los creyentes tanto judíos como gentiles por igual, porque  ambos están  caídos por el pecado, es decir, Jesús solo salva a los que están esclavos del pecado, tal vez  esto lleve a  pensar que El esta al servicio del pecado, pero esto es una gran equivocación.
Además, Pablo le indica a Pedro  que la fe en Jesús le libera de estar bajo la ley (los 10 mandamientos), ley que le une al  pecado, de modo parecido a la  ley  civil que une  una mujer a su marido. Basado en este razonamiento  le aclara a Pedro que si  vuelve a practicar mandatos de la ley, otra vez vuelve al yugo de la ley que le une  a la semilla que Satanás puso en la mente de todo humano, cuando Adán cayo.
Sigue Pablo aclarándole  a Pedro que por medio de la ley  ha muerto a la ley. Esto es, cuando tuvo fe  en que la única conducta que Dios aprueba es la de Jesús,  la ley entro en su mente e hizo vivir al mal  que Satanás puso en la humanidad, y  empezó la actividad del pecado, solo entonces pudo  entender y  aceptar   que en la muerte de Jesús  los creyentes fueron muertos  a la ley (10 mandamientos), y como consecuencia de este hecho la semilla de satanás perdió su actividad.

Gálatas 2:20-21”
“Por medio del Mesías he sido crucificado, (es decir, he sido unido a El en su cruz,) y resulta que ya no vivo yo, porque el Mesías vive en mi. Entonces lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios que me amo y se entrego a si mismo por mi. Por  lo tanto, no rechazo la gracia de Dios.
Aclaro  que si la justicia fuera por la ley, entonces,  el Mesías murió en vano.”

Este pasaje es y ha sido uno de los preferidos de los creyentes a lo largo de los siglos. Sin embargo, a menos que se lo entienda correctamente, se pierde mucho su beneficio.
Además, creo que este es el testimonio de la fe del apóstol Pablo  a Pedro. Así mismo, con estas palabras Pablo  termino la explicación de su error a Pedro.
Por otro lado, una vez que le explico que Dios le cubre al creyente con la conducta de Jesús, paso habitúeselos indicarle el siguiente escalón  de la fe: Haber sido unido a Jesús en su crucifixión a fin de compartirle la negación  de Jesús  a toda forma de rebelión, o sea hacerle  participe al creyente de la sumisión del Salvador a la voluntad del Padre.  En otras palabras, por la fe inicial en Jesús, Dios le cubre al creyente con la conducta del su Hijo, después gracias al segundo escalón de la fe, Dios le  une al creyente con la sumisión a la obra de Su Espíritu,
Este segundo escalón es la fe del Hijo, que es activada por el amor a Dios. Por esto dice el apóstol que  no rechaza  el amor de Dios, es decir la gracia, y se abstiene de mezclar su obediencia personal con la sumisión del Mesías. Dicho de otra forma, mediante la fe se reciben los logros conseguidos gracias a la crucifixión y muerte de Jesús, con el objeto de repetir la vida del Maestro en el creyente.  

martes, 4 de diciembre de 2012

102. La carta a los Galatas . (2)

 Apreciado lector, para obtener mas provecho de estas lecciones, le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día lea un poco, y complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos  
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Gal 1:10-17:
“Ahora  ¿convenzo  a los hombres, o a Dios? ¿O, busco complacer  a los hombres?  Porque si complaciera a los hombres, no seria siervo del Mesías.
Así mismo, les hago saber, hermanos,  que el evangelio que proclamo no es ideado por los hombres,  ya que no lo recibí ni lo aprendí de hombre, sino por revelación de Jesús, el Mesías.
Por otro lado, oyeron acerca de mi conducta anterior  en el judaísmo, y que mi actividad principal  era perseguir a la congregación de Dios para destrozarla. Además, en el judaísmo, era muy celoso de las tradiciones de mis antepasados,   y  aventajaba en celo a muchos de los contemporáneos,  en mi nación.
A pesar de esto, El que me aparto desde el vientre de mi madre, y me llamo por su gracia, se complació en revelar a su Hijo en mí, para que le proclamara entre los gentiles. Y después  no consulte con carne o sangre. Tampoco fui a Jerusalén, a los que eran apóstoles antes que mi, mas bien me retire a Arabia, posteriormente me regrese otra vez a Damasco.”

El apóstol quiere dejar la más profunda impresión en los gálatas  de que la buena nueva que les predico lo hizo para convencerles a ellos, y no para persuadir a Dios que   apruebe su explicación del evangelio que dio a los gálatas.  Al mismo tiempo les aclaro que en ningún momento trato de congraciarse  con  ellos, porque cuando les proclamo el evangelio  busco actuar como un siervo de Jesús.
También les dijo que la buena nueva que les enseno no fue el fruto del  intelecto de alguien, sino fue el resultado de la revelación de Jesús.
A continuación, Pablo quiere asegurarles a los gálatas  que  ningún maestro judío  le indico  el camino de la salvación por ser un celoso seguidor de la Tora oral, o, porque  fue    perseguidor de los que tenían fe en Jesús, el Mesías.  Al contrario, el mismo Dios le predestino  desde que fue concebido, para revelarle a su Hijo,  a fin de que les predique a los gentiles de este Salvador.
El apóstol quiere recalcar que su predicación no tuvo otro factor humano, sino solo el, porque después de recibir la revelación de Jesús en el camino a Damasco, no fue a hablar con Jacobo, Juan, o Pedro, sino a Arabia, y posteriormente  regreso a Damasco.

Gal. 1:18-20:
“Solo  después de tres anos, subí a Jerusalén a visitar a Cefas, y permanecí con el quince días, pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor. Ahora, les aseguro delante de Dios que no miento, en  lo que les escribí”

El apóstol afirma que  tres anos después de recibir la visión en el camino a Damasco fue a Jerusalén, y  se quedo 2 semanas con Pedro,  además estuvo con  Jacobo, el hermano de Jesús, quien era uno de los dirigía a los fieles de esa ciudad. Luego pone por testigo a Dios de que es verdad lo que escribe. Con estas palabras,  Pablo les reitera a los gálatas que su mensaje vino directo de Dios, para poder  anunciar que la salvación es gracias a la fe de Jesús,  y no a la obediencia a la ley.

Gal. 1:21-24:
“Después fui a los territorios de Siria y de Cilicia.
Debo afirmar que las congregaciones del Mesías en Judea no me conocían físicamente.  Esas congregaciones  solo oían: El que  en un tiempo nos perseguía, ahora proclama la fe que antes trataba de destruir. Por este motivo ellos glorificaban a Dios.”

Después de hablar  con Pedro y Jacobo, Pablo fue enviado por la congregación de Antioquia a la región de Galacia, y allí les enseno el evangelio a los gálatas.
Después, el apóstol deja saber que fue fiel al mandato del Señor, de predicar el evangelio solo a los gentiles, por esto cuenta que las congregaciones de judíos ni siquiera le conocían, solo sabían que antes era perseguidor y que ahora ensena la salvación por fe de Jesús.

Gal. 2:1-5:
“Entonces pasaron catorce anos, después subí con Bernabé otra vez a Jerusalén, llevando también conmigo a Tito. Y subí por una revelación. Y les expuse el evangelio que proclamo  a los gentiles, pero lo hice privadamente a los de influencia, para asegurarme que no corría, o no había corrido en vano. Y fui aceptado  porque ni aun Tito (que estaba conmigo) siendo griego, fue obligado por ellos a ser circuncidado. Y eso a pesar de los falsos hermanos, introducidos secretamente, quienes se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Jesús el Mesías, con el fin de someternos a esclavitud, pero   a los cuales ni por un momento aceptamos someternos, para que la verdad del evangelio permanezca con nosotros”  

Pablo estuvo lejos de los apóstoles principales por catorce anos, y parte de los cuales  los paso en Tarso, su ciudad natal, después predico el evangelio de la gracia en Antioquia (Siria actual) y en la zona de Galacia (Turquía actual).  
Estando en Antioquia el Señor les revelo a los dirigentes de la congregación de ese lugar que iba a venir una gran  escases de alimentos, y que debían llevar ayuda a los fieles de Jerusalén.  El apóstol aprovecho la oportunidad para dar a conocer a los principales apóstoles el evangelio que Dios le había confiado para predicarlo a los gentiles. El salió satisfecho de la reunión con los apóstoles, porque no hicieron que el gentil Tito,  sea circuncidado.
Pero, Pablo relata que tuvieron que esforzarse, para poder  resistir a los que les presionaban para que los creyentes busquen ser justificados por su obediencia a la ley. El apóstol cuenta,  que tuvieron que frenar a esos hermanos legalistas para que Dios continúe  confiándoles  anunciar la salvación por la fe de Jesús.

Gal. 2:6-10:
“Pero los que gozaban de prestigio, esto es los que tenían reputación,  nada me impartieron  (Lo que eran, no me interesa porque Dios no hace acepción de personas)  Al contrario, viendo que me había sido afirmado el evangelio de la incircuncicion , como a Pedro el de la circuncicion (Ya que el que actuo en Pedro para enviarle a los circuncidados, actuo también en mi para enviarme  a los gentiles) , y reconociendo la gracia que me había sido dada, entonces Jacobo, Cefas y Juan, quienes parecían ser las columnas, nos dieron la diestra a mi y a Bernabe,  en señal de compañerismo , para que nosotros fueramos a los gentiles, y ellos a los de la circuncicion. Solo nos pidieron que nos acordaramos de los pobres. Y eso fue  lo que precisamente me esforcé en hacer.”     

El apóstol, después de ser escuchado por los principales apóstoles, espero aprender algo de ellos, pero estos no tenían nada que anadir o corregir  de la enseñanza de Pablo.  Mas bien, Jacobo, Pedro y Juan oyendo el evangelio del apóstol valoraron la luz recibida por el,  y quedaron convencidos  que Dios le había ensenado directamente la salvación a los gentiles, por esta razón,  les extendieron sus manos en señal de aceptación y  solidaridad. Y les recomendaron que auxilien a los fieles de Judea, en su necesidad.

Gal. 2: 11-13:
“A pesar de esto, cuando Cefas vino a Antioquia, me opuse a el de frente, porque  merecía ser condenado; ya que  antes que vinieran algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y se apartaba, porque tenia miedo de los de la circuncicion. Así mismo, los demás judíos se unieron a él en su hipocresía, incluyendo a Bernabe, quien también fue arrastrado por la hipocresía de ellos.”

Parece que el temor de Pedro hizo que fingiera ante los que vinieron de parte de Santiago, ya que antes que estos vengan socializaba con los gentiles convertidos al Señor;  sin embargo, cuando vinieron de la congregación de Jerusalén, judíos enviados por el hermano de Jesús, este apóstol   evitaba a los gentiles, para pretender que seguía las leyes de la pureza de los judíos. En este engaño  actuo como líder, porque otros judíos se  unieron a él, incluyendo Bernabe, el compañero de Pablo.
La enseñanza que queda de este incidente es que la inclinación para  seguir la ley es muy fuerte, y aun los judíos que aceptaron a Jesús como el Mesías prometido, mezclaban la fe con su obediencia a la ley, algo que no es posible, porque la salvación por la fe de Jesús, esta basada en lo que Dios hizo en Jesús, en cambio la obediencia a la ley descansa en lo que una persona puede hacer para salvarse.