1 Juan 3:12
“No como Caín que era del maligno y asesino a su hermano. ¿Porque lo mato?
Porque las obras de el eran malas y las de su hermano justas”
Adán, cabeza de la humanidad se separó de Dios, y toda
la humanidad quedo separada de Él. También Caín, es decir, no era Dios el que
dirigía sus pensamientos y acciones, sino el maligno, por eso no acepto que fue
separado de Dios, por la caída de su padre., y se acercó a Él, y le ofreció lo
mejor de lo que produjo la tierra. En cambio, Abel se acercó a Dios con un
animal muerto, símbolo de su separación de Él.
1 de Juan
3:13 “No se admiren hermanos, si el mundo los odia”
El antecedente para esta conclusión del apóstol es que
Caín odio a su hermano Abel, porque este acato la decisión divina, de poner a
la humanidad esclava del mal, por esto ofreció un animal en sacrificio, símbolo
del Cordero de Dios. Entonces, Caín prefigura al mundo, y Abel a los que han
aceptado le historia de Jesús en la cruz, para terminar su separación de Dios.
1 de Juan
3:14 “Nosotros hemos sabido que hemos pasado de la muerte a la vida, porque
amamos a los hermanos. El que no ama a los hermanos permanece en la muerte”
Adán y la humanidad quedaron separados de Dios,
apartados de la fuente del amor y de la vida, cuando el cayo. Esta separación
significa no poder amar a los seres cercanos a uno, ni a los de la fe. Pero los
que aceptan la historia de Jesús en la cruz, son canales del amor divino a los
demás, especialmente a los de la fe.
1 de Juan
3:15 “Pero todo el que aborrece a su hermano es un asesino. Y ustedes saben que
todo asesino no tiene la vida eterna residiendo en el”
La vida eterna no es lo mismo que la vida mortal de
los humanos; la vida eterna es la vida que se caracteriza por el amor divino
fluyendo por medio de uno que ha aceptado el relato de la historia de Jesús,
especialmente en la cruz. Es decir, el amor misericordioso fluye de estos, a
los que no merecen se amados, a los que es difícil amar.
1 de Juan
3:16 “En esto hemos conocido el amor: Que El puso su vida por nosotros. También
nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”
Jesús nos amó cargando nuestros pecados en su cuerpo,
así mismo nos mató a la ley, con estos propósitos puso Su vida, y murió crucificado.
Ahora, al aceptar la historia de Su amor, el de la fe contrae la obligación de amar,
también poniendo su vida para servir a sus hermanos de fe, así como a los que
le rodean.
1 de Juan
3:17 “El que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad, pero le
cierra su corazón, ¿Cómo puede morar el amor de Dios en el?”
El creyente que tiene lo suficiente para la vida en
este mundo, pero ve a alguien de la fe que pasa necesidad, y detiene en él, o
frena el flujo de la misericordia de Dios para que comparta con el que no
tiene, rechaza el amor de Dios, y se aleja, o separa de Dios, es decir vuelve
al pecado.
1 de Juan
3:18 “Hijos míos, no amemos de palabras, ni de lengua, sino con obras y en
verdad”
Adán se separó
de Dios, y perdió el manantial eterno de amor, por esto la humanidad nació
separada de Dios, es decir, sin la fuente del amor inteligente de Dios. Pero
todo el que valora y retiene la historia de Jesús en la cruz tiene acceso al
manantial eterno del amor divino, y puede amar con hechos, como Dios ama a la
humanidad.
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