Jesús
les dijo a los judíos que no tenían relación con el Padre, porque la basaban en su obediencia a la ley, tal como los
fariseos la ensenaban. Pero, si su
relación con Dios hubiera nacido en Su
misericordia y compasión, Jesús no les habría dicho que no conocen al Padre. Por
otro lado, El, como hombre, descansó en el
amor de Dios, y retuvo fielmente sus
enseñanzas, por esto dijo Yo Lo conozco.
Juan 8:56 “Abraham, el padre de ustedes, se
alegró con la ilusión de ver Mi día, y
lo vio y se regocijo”
Jesús
se refirió a la experiencia que vivió Abraham, cuando iba a sacrificar a Isaac,
su hijo, en el monte. Allí Abraham tuvo
la visión del Mesías, Su venida a la tierra, Su sacrificio, llevando en su
cuerpo los pecados de la humanidad, y Su
resurrección, adelanto de la resurrección
de los creyentes. Esta visión fue como
el fruto de su fe. Esto le causo gozo al patriarca.
Juan 8:57 “Por esto los judíos le dijeron: Todavía
no tienes cincuenta años, ¿y has vista a Abraham?
Los judíos
negaban el origen eterno del Mesías, por esto El encontró tanta
oposición de ellos, cuando les hablaba de Su relación íntima con el Padre. Por
otro lado, para ellos ni Moisés era tan importante como Abraham, así que al oír decir al Señor que el
patriarca se gozó al ver Su día,
pensaron que tenía un demonio. Mas
Jesús movido por Su misericordia quería vencer sus prejuicios, y hacerles
comprender Sus palabras, para salvarles.
Juan 8:58 “Jesús les dijo: Es verdad lo que
les hablo, que antes que Abraham naciera, Yo soy”
Jesús
les revelo a esos judíos que era el Eterno Presente, el Siempre Existente, El
Origen de todo, Dios manifestado como un hombre, para derramar el amor del
Padre, y para hablarles palabras de vida. Esto les dijo con riego de Su vida, porque la ley mosaica
condena con la muerte al que se hace así mismo Dios.
Juan 8:59 “Por esto recogieron piedras para
tirárselas; pero Jesús se escondió y salió
del templo”
Tan
pronto oyeron a Jesús que dijo que era Dios quisieron apedrearlo en los
recintos del templo, para aplicar el castigo que ordena la ley para los
blasfemos. Entonces El que hizo el universo,
la Majestad del cielo, se escondió para salvar Su vida. Esto tuvo que hacer para vivir, a fin de llegar a
ser crucificado, para salvar a la humanidad caída.
Juan 9:1-2. “…Jesús vio un hombre ciego de nacimiento; y sus
discípulos le preguntaron: Rabí ¿Quién peco, este o sus padres, para que
naciera ciego? “
La
pregunta de los discípulos fue porque creían que la enfermedad es fruto de los
pecados. Esta interrogante nació porque desconocían
que el mal heredado de Adán, trae además de las transgresiones, la enfermedad y
la muerte. Es decir que la ceguera de ese hombre no era el resultado de sus
pecados, sino de la herencia de Adán.
Juan 9:3 “Jesús contesto: El no peco, ni
sus padres; sino que es para que las obras de Dios se manifiesten en el”
Para
entender esta respuesta hay que tener en cuenta que la semilla del mal que puso
satanás en la mente de Adán produce tanto el robo, el adulterio, etc. como la enfermedad y la muerte, así que no es Dios
el que manda estas calamidades, sino que son el fruto natural del mal heredado
de Adán, al contrario Dios obra para neutralizar ese mal. Entonces para que los
hombres sepamos esto ocurrió tal desgracia a ese ciego”