domingo, 17 de marzo de 2013

113. La carta a los Galatas. (13)


113. La carta a los Gálatas.  (13)

 
Apreciado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino que van más allá, son  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz.  

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Gálatas 6:11:
“Miren que les escribo con mi mano con  grandes letras”

Hay otra traducción posible de este versículo, que no enfatiza las grandes letras  manuscritas, sino que hace notar que el apóstol quiere mostrar su fervor  e interés para  escribirles una carta larga, con su propia mano, a fin de exponerles  todo lo  necesario para que vuelvan a mantener fresca en su  mente la historia de Jesús, y no dependan de su obediencia, para agradar al Padre.

Gálatas 6: 12-13:
“Todos los que desean tener buena apariencia en la carne, esos les obligan a circuncidarse, solo para no ser perseguidos, por causa de la cruz del Mesías. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley, no obstante  desean que  ustedes se circunciden para jactarse en su  carne. ”   

Pablo cita las razones de los judaizantes  para incitar a los gálatas  que se circunciden, y dice que ellos, los judaizantes,  por sobre todo quieren que  los gálatas   les consideren superiores,  por esto les ordenan  que se circunciden, al mismo tiempo quieren evitar la persecución  que sufrirían en el caso de que,  al no presionar la circuncicion serían confundidos  con los que tienen fe en el sacrificio de Jesús  
Peor aún, los judaizantes se circuncidan, sin embargo  no obedecen los mandamientos de la ley, entonces al ordenarles a los gálatas la circuncicion no están buscando obedecer a Dios, sino están tras de que  los gálatas se sometan  a ellos.

 Gálatas 6:14:
“Pero jamás me ocurra gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesús, el Mesías, por medio del cual el mundo  ha sido crucificado para mí, y yo al mundo”

El apóstol teme que su debilidad humana le haga sentir superior a los gálatas, porque recibió  de Dios una gran revelación; y  esta es que la salvación es por tener en la mente la historia de Jesús,  o sea depender de la obediencia de El a la voluntad del Padre. Sin embargo,  mientras los actos del calvario estén en su mente, escribe Pablo,  el mundo está sujeto para él, y el está crucificado para el mundo.  En otras palabras, gracias al sacrificio del Señor, el ve que el mundo está  bajo el imperio del maligno, por eso  no considera que el mundo es deseable, sino  tan solo una alucinación parecida a un espejismo.

Gálatas 6: 15-16:
“Porque ni la circuncicion  tiene poder, ni la incircuncicion, sino la nueva creación. Y todos los que caminen según esta norma, paz y misericordia sobre ellos y sobre el Israel de Dios”

Termina Pablo esta carta a los gálatas poniendo la regla siguiente: el dolor que causa el corte de la circuncicion no tiene ningún poder para secar, o frenar a la semilla que sembró santanas en la mente de la raza humana, cuando Adán cayó. Así mismo,  el desentenderse  de lo que Dios mando,  tampoco es la forma para acabar con este mal.  Solo se frena el poder de este mal, al recibir el Espíritu del Hijo, cuando se  retiene en la mente  la historia de Jesús, especialmente su muerte. Para estos es la paz, es decir la comunión con el Padre y el Hijo,  y  al mismo tiempo la misericordia, que es la expresión práctica del amar. El Apóstol indica que también para los Israelitas es esta norma, aunque hayan recibido la circuncicion en su primera semana de vida, claro, siempre que acepten  que Jesús es el Mesías prometido.    

Gálatas 6:17-18:
“De ahora en adelante, nadie me cause tristeza, porque llevo en mi cuerpo la marca de Jesús.
Pero, a ustedes hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesús, el Mesías sea con el espíritu de ustedes.”

A continuación el apóstol les amonesta a los judaizantes que asolaban a los gálatas,  y les dice que no le molesten, y la razón para esta amonestación es que el está marcado como propiedad del Señor,  tal, como un esclavo  lleva la marca de su amo. Ahora, ¿porque la marca del apóstol? Primero Jesús le compro a Pablo con su muerte, o sea, el Señor es su propietario. Segundo, porque la marca misma de Jesús  es el sufrimiento, y los que tiene esta marca son  los perseguidos por su causa. Pablo sufrió azotes y persecuciones de los judaizantes. Estas son las razones para que Pablo exija a los  judaizantes que no dañen su trabajo con los gálatas.
Después se dirige a los gálatas y anhela que el espíritu de ellos sea  lleno del amor de Jesús.
Con este saludo  el apóstol acabo su carta a los gálatas.  

lunes, 11 de marzo de 2013

112. La carta a los Galatza. (12)

Apreciado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz.  

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Gálatas 5:26-6:4:
“No lleguemos a ser vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Hermanos, en el caso que una persona sea sorprendida en una caída; ustedes los espirituales restauren al tal, con espíritu de mansedumbre, examinándose a sí mismos, no sea que no puedan hacer lo que sugieren. Y así lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan de esta manera  la ley del Mesías,
Recuerden que si alguno supone que es algo, siendo nada, se engaña a sí mismo. Antes, cada uno, examine su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloria, pero solo en  sí, y no sobre  otro.”
Pablo advierte a los gálatas los dos peligros que deben  vencer , el primero es que si no  viven libres de la ley, gracias a la fe en que Jesús cuando murió  les  mató a la ley, entonces seguirán unidos al pecado que sembró satanás en Adán; el segundo peligro es que en caso que si tengan esta fe en Jesús, sin embargo si no dejan fluir el amor de Dios, ayudando a los necesitados, entonces el  resultado es que ellos estarán en discordia unos con otros, como se lee en Gal.  5:15. En otras palabras, cuando no se hace evidente el amor que el Padre nos tiene, sirviendo a los demás, empieza el ansia por sobresalir unos sobre otros,  luchando entre sí para sentirse más que los demás. De este ambiente de competencia en la congregación,  resulta que algunos consiguen mejor posición que otros, y surge en  estos otros la ambición de ser como los que tienen más fama
Esta era  la condición de las iglesias  de Galacia.
Sin embargo, no eran estas las únicas dificultades de esas congregaciones, porque además  había personas que caían en pecados, que  se los descubría. Entonces  el consejo es que los fieles que tenían la historia de Jesús  en su mente curen a esa persona, teniendo en cuenta dos recomendaciones, una, debían restaurarle con espíritu de mansedumbre, o sea no sintiéndose superior al que había caído; y dos, debían examinarse para saber si lo que le aconsejaban al que cayo, ellos  podían practicarlo.
Aquí hay que indicar que el apóstol usa la palabra restaurar, que literalmente significa curar, porque el que cayo, es miembro del cuerpo que es la congregación, por esto su caída  afecta,  como una enfermedad literal, a todo el cuerpo.
Además, de esta manera estos fieles, al ayudar al caído estaban llevando las dificultades del aquel, o sea se hicieron participes de su mal, tal como Jesús lo hizo con nosotros, por esto  el hacerse participe del mal de los otros, para ayudarles a salir, es obedecer la ley del Mesías.   
También el apóstol señala un  remedio para otro mal que es persistente,  y este es el  ensalzamiento. Este es la raíz del mal  de satanás, Ahora, el  remedio es examinar las acciones propias, para tener un concepto verdadero de sí mismo, y si después de este examen  hay algo que le de satisfacción,  entonces esa persona podía alegrarse,  pero solo para sí, y bajo ninguna razón compararse con otros, porque nadie conoce los detalles de las obras de otros. En otras palabras si se examinan las obras de uno mismo, siempre se tendrá un concepto modesto de sí mismo.

Gálatas 6:5:
“Y resultara que cada uno llevara su propia carga”

Si cada uno se examina a si mismo  conocerá sus acciones, y  les atribuirá un valor moderado; entonces   el resultado de este ejercicio mental será que su tarea en esta tierra cobra dimensiones pequeñas;   así su misión en este mundo  llega a ser liviana.
Desde otro ángulo,  se ve que los versículos del estudio de esta semana se centran en  la responsabilidad del creyente hacia sus hermanos, y hacia sí mismo.

Gálatas 6:6:
“Así mismo, el que es ensenado en la Palabra, comparta todo lo bueno con el que le ensena”

También  en la vida diaria del creyente esta la necesidad de recibir enseñanzas de la Palabra, para su crecimiento, pero a cambio de  ser  enseñado,  este debe dar al que le ensena lo necesario para cubrir algunas de sus necesidades materiales.  Esto es para que este reconocimiento al que el ensena  sea el fruto de  su fe.  
Ahora un punto que es de suprema importancia: y es comprender que la fe para que sea viva, activa debe tener acciones, frutos. Así mismo,  hay que recordar que la fe puede tener obras solo si está enmarcada en el canal del amor, es decir en el servicio, y ayuda a los necesitados. En este caso el reconocer el trabajo del que ensena la Palabra es una forma de hacer que la fe tenga obras, al compartir  lo bueno, con  los que ensenan la Palabra.

Gálatas 6:7-8:
“No se engañen, Dios no está siendo burlado, porque lo que el hombre siembre, eso también cosechara. Es decir el que siembra para la carne, de la carne cosechara corrupción, más el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechara vida eterna”

Con estas palabras que hablan de la realidad de la vida, el apóstol afirma que sus enseñanzas, al practicarlas, son  la siembra en el espíritu. O sea que  el no vanagloriarse, el corregir al que ha caído, el que reflexiona sobre sus actos y palabras, el que tiene una modesta opinión de sus obras y dichos, el que reconoce, con ayuda práctica,  a los que le ensenan, etc. ; estas son las maneras que se   siembra para el espíritu. Al contrario, el que es ansioso de gloria, el que no le toma en cuenta al caído, el que no reflexiona sobre sí mismo, el que cree que todo lo que dice y hace es lo mejor, y el que no valora al que le ensena,  es el que está sembrado para su carne, es decir su cosecha será corrupción, al contrario  el primero, el que siembra para su espíritu cosechara, la vida eterna.
Así Pablo  indica que sus enseñanzas a los gálatas descansan en  la ley universal natural  de acción y la reacción, de la causa y el efecto. Con esto quiere decir que el destino de un creyente es responsabilidad de sí mismo.
Otro punto que el apóstol reitera es que el servicio abnegado a los demás es el ejercicio de la fe viva, con obras. 

Gálatas 6:9-10
“Por esta razón no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos; si no desfallecemos. Así que, si tenemos oportunidad,  hagamos el bien a todos,  mayormente a la familia de la fe. ”   

Creo que los gálatas, al llegar a este punto de la carta, tenían ya claro que  la costosísima  salvación tiene como objeto principal que los que la reciben den el  fruto de ayudar a los necesitados, en el tiempo apropiado, especialmente a los que tienen la historia de Jesús en su mente. Así mismo,  los que aprovechan toda oportunidad que se les presente para hacer el bien  están sembrando por el espíritu;  y cuando regrese el Salvador recibirán  la vida eterna.  
También para nosotros es imprescindible entender y aceptar la verdad que Dios  nos amó al entregar a su hijo para salvarnos, con el propósito que su amor no solo sea para nosotros, sino que también sea derramado en  los hombres y mujeres que necesitan ayuda, mediante nuestro servicio abnegado a los demás.  

lunes, 4 de marzo de 2013

111. La carta a los Galatas. (11)

Apreiado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz.  

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Gálatas 5:16-18:
“Por esto les digo: Anden por  el Espíritu y no completen  los deseos apasionados de la carne.
Ahora, la carne desea sobre  los deseos del Espíritu, y el Espíritu desea sobre los deseos de la carne. De esta manera estos son contrarios los  unos de los otros, a fin de que no hagan lo que quieran.
Reitero que si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.”

Siempre el creyente  tiene dos opciones, la una: ser guiado por el Espíritu Santo, y esto significa seguir los deseos del Espíritu,  que son : servir y ayudar a los necesitados; porque, primero, el amor de Dios es derramado en los que han escuchado con atención  receptiva la historia de Jesús,  por medio del Espíritu , y segundo, el amor que trae consigo el Espíritu no se acumula en el creyente, por esto,  este tiene que hacerlo correr, como el agua, sirviendo a los necesitados.
Por otro lado,  amar a los necesitados, es decir ayudarles  es como  una  barrera que frena  la concupiscencia humana a fin de que  no se complete , o sea  que la pasión  se quede tan solo en el ámbito de los pensamientos,  y no se lleguen a concretar las acciones malas, que son los pecados. Por esto leemos en 1 de Pedro 4:8 “Pero sobre todo ámense unos a otros, fervientemente, porque el amor cubre todos los pecados.”
La otra opción, es no servir ni ayudar a los necesitados, más bien vivir una vida cómoda sin mirar  a los que sufren. Los creyentes de esta clase, viven lejos de Dios, porque Dios es amor;  también,  además son víctimas de sus apetitos.
En seguida el apóstol revela una verdad que causa desanimo a muchos creyentes, y esta verdad es la contradicción que existe en el cerebro  de ellos, cuando los deseos  carnales se mezclan con los deseos del Espíritu de amar y servir. En otras palabras, los de la fe experimentan  que  los deseos  malos se sobreponen  a los deseos  de amar  y hacer el bien,   por esta razón  ellos  llegan a pensar que no han sido redimidos, por esto  viven desanimados,  a pesar que esta contradicción da como resultado  que no se completan los deseos malos , o sea no se llega a hacer el acto malo. Pero lo que los de la fe necesitan tener claro es que deben dejar  pasar el amor Divino derramado en ellos con el  Espíritu, ayudando a los que  nos rodean.  Por esto leemos en el versículo 18:” si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley” En otras palabras,  se sale vencedor en lucha contra los deseos carnales cuando se  sirve a los demás. Solo con esta experiencia ya no se está bajo la ley. Lo que quiere decir que, aunque el pecado, la semilla de satanás este en la mente del creyente, pero está aislada, y no está unida dominando a sus facultades consientes.

Gálatas 5: 19-21:
“ Por otro lado, evidentes son las obras de la carne; las cuales son: fornicación, impureza, glotonería, la adoración a dioses falsos, hechicería,  pleitos, discusiones, apasionamientos, ira, rivalidades, intrigas, divisiones, orgias, y otras cosas como estas, que les dije antes, que los que practican tales males , no heredaran el reino de Dios”

El apóstol dice que los actos que salen de la semilla que satanás puso en la mente humana cuando Adán cayo, son fácilmente reconocibles, porque son actos y actitudes que los humanos practican diariamente, así  la glotonería, los actos inmorales, el consumo de drogas, las acciones apasionadas, el espíritu de competencia, los chismes, el hablar mal del prójimo, los bailes, la bebida. A pesar que la mayoría de estas maldades  no son vistas como  dañinas, sino como parte de la cultura y de la  moral de una sociedad. Por esto  ya no se las frena, más bien se las regula. En otras palabras, estas acciones son tan comunes en la sociedad, que si aparece alguien que no las practica es visto como raro. Y así debe ser,  porque todo  humano, por haber recibido la semilla de satanás como  herencia, lo natural es que practique estas cosas,  Sin embargo leemos, que los que hacen  tales cosas no heredarán el reino de Dios.  

Gálatas 5:22-23:
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo y paz, paciencia, benignidad y bondad; fe, mansedumbre y dominio propio, sobre estas  no está la ley.”

Al contrario de los que están en la carne, o sea bajo la ley, los que han aceptado la historia de Jesús como el amor de Dios a ellos, han recibido el Espíritu Santo, y con El,  el amor de Dios. En otras palabras,  están unidos por la ley de la fe  al Espíritu portador del amor divino; porque  Él es  representante de Jesús en los creyentes. O sea le reitero, que la unión del Espíritu  con los de la fe, es que el Espíritu es El  representante  y El  reemplazo de  Jesús, para ser el esposo, y los creyentes la esposa. Y el  resultado de esta unión del Espíritu con las funciones del cerebro es el fruto del Espíritu: amor, o sea el servicio, o ayuda a los necesitados, la alegría que trae el servir a los demás, en el marco de  la armonía consigo, con Dios, con el prójimo,  y con la naturaleza. Todo esto acompañado de tolerancia a los errados, y de un comportamiento integro, por esto, los que andan por el Espíritu son amables (esto es, fácil de amarles),  además, tienen en su mente  la historia de Jesús, resultado del amor de Dios a ellos, son mansos, e decir no se tienen una gran autoestima, y finalmente, gracias a esta unión con el Espíritu, pueden gobernarse a sí mismo, es decir pueden decir no cuando algo no les conviene.
Así que, solo cuando la unión con el Espíritu es una realidad, las actividades de su cerebro no están bajo  la ley para que les ligue  al pecado, a la semilla de satanás.   
Un  punto que hay que aclarar es que así como un hijo tiene muchos órganos y tejidos, el fruto de la unión del Espíritu con  al creyente, tiene nueve componentes: amor, alegría, y paz,  paciencia, benignidad, y bondad, fe, mansedumbre y gobierno propio. Lo que quiero decir es que, así como el hijo de un matrimonio  nace completo, con cabeza, tronco, brazos, piernas, etc., de la mima manera el fruto del Espíritu en el creyente siempre está completo, es decir  tiene los nueve componentes, antes mencionados.

Gálatas 5:24-25:
“En conclusión, los que son del Mesías crucificaron la carne con sus deseos y pasiones. Así que, si vivimos por el Espíritu, andemos por el Espíritu”

Primero hay que recordar que los que son del Mesías son los que Él les libro de la ley, gracias a su crucifixión y muerte. En otras palabras,  ellos recibieron  la historia de Jesús, su crucifixión, y muerte;  por este motivo  los hechos  de esta historia que  recibieron en sus mentes, al oír  su relato,  les rescato de los 10 mandamientos; en otras palabras antes,  esta  ley    unía   sus actividades mentales   a la semilla que heredamos de Adán. Ahora,  como resultado de esta liberación las pasiones ya no guían la conducta de los de la fe, porque ahora les guía el Espíritu Santo por el camino del servicio abnegado a los demás.