Los que viven para obedecer la ley despenden de su esfuerzo, tienden a pensar alrededor de si y de su mundo. Al contrario, los que viven de la historia de Jesús, el Espíritu trae a ellos pensamientos de la compasión y de la misericordia de Jesús, además tienden a tener pensamientos de dependencia de lo que El hizo en la cruz.
Romanos 8:6 “Porque la mente de la
carne es muerte, pero la mente del Espíritu es vida y paz”
Desde
que Adán cayo la mente de la humanidad fue separada de Dios; y aunque sus
pensamientos estén lejos de la Vida, le hace pensar al hombre que puede regresar
a Dios con prácticas religiosas. Por otro lado, el Espíritu Santo da
pensamientos de la historia de Jesús en la cruz, que unen con el Hijo y el
Padre.
Romanos 8:7 “Por esta razón la mente
de la carne es enemiga de Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ya no
puede”
Los
pensamientos del hombre natural giran en torno a si mismo, o en torno a los
placeres, pero cuando quiere tener una vida buena, intenta obedecer los mandamientos;
pero si es reflexivo, se da cuenta de que no puede; entonces piensa que Dios no
le acepta, que está lejos de Él, y desconfía de Él.
Romanos 8:8 “Nadie estando en la
carne puede agradar a Dios”
A
Dios se le agrada prestando atención a la historia de Jesús, especialmente a la
de la cruz, porque allí Jesús lavo nuestros pecados, los pasados y futuros,
allí nos hizo morir a la ley, y nos unió a Él. Pero los pensamientos de piedad,
devoción, religiosidad desprovistos del relato de la cruz no agradan a Dios.
Romanos 8:9 “Pero ustedes no están en
la carne, sino en el Espíritu, si el Espíritu de Dios habita en ustedes. Ahora,
si alguien no tiene el Espíritu del Mesías, el tal no dé El”
Los
que retienen en sus pensamientos la historia de Jesús en la cruz, no están en
la carne, pero deben aprender a prestar atención a los pensamientos,
sentimientos, y afectos que genera en ellos el Espíritu Santo, para dejar que El
viva en sus mentes. En caso contrario, el Espíritu no vive en ellos. Entonces
cortan el único nexo con Jesús.
Romanos 8:10 ‘Si el Mesías esta en
ustedes, el cuerpo está muerto por medio del pecado, pero el Espíritu es vida
por medio de la justicia”
Jesús
está en el que tiene en sus pensamientos la historia de Él, crucificado. El
resultado de esto es que el cuerpo de creyente está separado de Jesús, por
efecto del pecado que todavía está en él, pero al mismo tiempo, el Espíritu
Santo vive en los pensamientos, afectos y sentimientos de este.
Romanos 8:11 “Pero si el Espíritu del
que resucito a Jesús e entre los muertos habita en ustedes; entonces el que
resucito al Mesías de los muertos vivificara sus cuerpos mortales, porque el Espíritu
habita en ustedes”
Jesús
resucito porque el Espíritu Santo moraba en El estando en vida, es decir sus
pensamientos, afectos y sentimientos eran dirigidos por el Espíritu Divino. Lo
mismo sucederá con los que tienen en sus pensamientos la historia de Jesús en
la cruz, serán resucitados por el mismo Espíritu que les dirigió cuando estaban
vivos.