jueves, 29 de septiembre de 2016

221. El Evangelio del Amor.

 Romanos 8:5 “Porque los que son bajo la carne, piensan lo de la carne, los que son bajo el Espíritu piensan lo del Espíritu”
Los que viven para obedecer la ley despenden de su esfuerzo, tienden a pensar alrededor de si y de su mundo. Al contrario, los que viven de la historia de Jesús, el Espíritu trae a ellos pensamientos de la compasión y de la misericordia de Jesús, además tienden a tener pensamientos de dependencia de lo que El hizo en la cruz.

Romanos 8:6 “Porque la mente de la carne es muerte, pero la mente del Espíritu es vida y paz”
Desde que Adán cayo la mente de la humanidad fue separada de Dios; y aunque sus pensamientos estén lejos de la Vida, le hace pensar al hombre que puede regresar a Dios con prácticas religiosas. Por otro lado, el Espíritu Santo da pensamientos de la historia de Jesús en la cruz, que unen con el Hijo y el Padre.

Romanos 8:7 “Por esta razón la mente de la carne es enemiga de Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ya no puede”
Los pensamientos del hombre natural giran en torno a si mismo, o en torno a los placeres, pero cuando quiere tener una vida buena, intenta obedecer los mandamientos; pero si es reflexivo, se da cuenta de que no puede; entonces piensa que Dios no le acepta, que está lejos de Él, y desconfía de Él.

Romanos 8:8 “Nadie estando en la carne puede agradar a Dios”
A Dios se le agrada prestando atención a la historia de Jesús, especialmente a la de la cruz, porque allí Jesús lavo nuestros pecados, los pasados y futuros, allí nos hizo morir a la ley, y nos unió a Él. Pero los pensamientos de piedad, devoción, religiosidad desprovistos del relato de la cruz no agradan a Dios.

Romanos 8:9 “Pero ustedes no están en la carne, sino en el Espíritu, si el Espíritu de Dios habita en ustedes. Ahora, si alguien no tiene el Espíritu del Mesías, el tal no dé El”
Los que retienen en sus pensamientos la historia de Jesús en la cruz, no están en la carne, pero deben aprender a prestar atención a los pensamientos, sentimientos, y afectos que genera en ellos el Espíritu Santo, para dejar que El viva en sus mentes. En caso contrario, el Espíritu no vive en ellos. Entonces cortan el único nexo con Jesús.

Romanos 8:10 ‘Si el Mesías esta en ustedes, el cuerpo está muerto por medio del pecado, pero el Espíritu es vida por medio de la justicia”
Jesús está en el que tiene en sus pensamientos la historia de Él, crucificado. El resultado de esto es que el cuerpo de creyente está separado de Jesús, por efecto del pecado que todavía está en él, pero al mismo tiempo, el Espíritu Santo vive en los pensamientos, afectos y sentimientos de este.

Romanos 8:11 “Pero si el Espíritu del que resucito a Jesús e entre los muertos habita en ustedes; entonces el que resucito al Mesías de los muertos vivificara sus cuerpos mortales, porque el Espíritu habita en ustedes”
Jesús resucito porque el Espíritu Santo moraba en El estando en vida, es decir sus pensamientos, afectos y sentimientos eran dirigidos por el Espíritu Divino. Lo mismo sucederá con los que tienen en sus pensamientos la historia de Jesús en la cruz, serán resucitados por el mismo Espíritu que les dirigió cuando estaban vivos.

jueves, 22 de septiembre de 2016

220. El Evangelio del Amor.

220. El Evangelio del Amor.

Romanos 7:23” Pero veo otra ley en mis miembros que ataca a la ley de mi mente, y me hace cautivo de la ley del pecado que está en mis miembros”
Pablo hallo que en su cuerpo había tres leyes, la primera, la ley que ataca a los diez mandamientos, la segunda, los diez mandamientos, y la tercera, la ley del pecado; esta ley que dice que cuando alguien quiera obedecer los mandamientos, el pecado los rompa. Esta la razón para seguir el camino de la fe y no el de la ley.

Romanos 7:23” Pero veo “otra ley” en mis miembros que ataca a la “ley de mi mente” y me hace cautivo de la “ley del pecado” que está en mis miembros”
Las tres leyes que el apóstol encontró explica la realidad de que el pecado está muerto sin la ley, refiriéndose a los diez mandamientos, o a la afirmación de que la ley (diez mandamientos) nos une al pecado; porque la primera ley ataca a los diez mandamientos, para hacernos cautivos de la tercera ley, la del pecado.

Romanos 7:25 “Doy gracias a Dios por medio de Jesús el Mesías, Señor nuestro, porque, por un lado, con el intelecto sirvo a la ley de Dios, y, por otro lado, con la carne a la ley del pecado”
Pablo agradeció por que pudo reconocer la sabiduría divina, al definir las actividades del hombre, mediante los diez mandamientos, aunque no era capaz de obedecerlos, porque estaba obligado a romperlos, para obedecer la ley del pecado. En una palabra, el apóstol se conformó a su triste condición espiritual.

Romanos 8:1 “Por consiguiente, ahora nadie de los que están en Cristo Jesús es condenado, de los que no andan de acuerdo la carne, sino de acuerdo al Espíritu”
Entonces, Dios les da Su Espíritu a todos los que dan importancia a la historia de Jesús en la cruz. Pero no les da Su Espíritu a los que esperan con su obediencia a la ley ser aceptados por El.  A los primeros es una realidad que lavo sus pecados en el cuerpo de Su Hijo, en la cruz, a los otros no es una realidad.

Romanos 8:2 “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha liberado de la ley del pecado y la muerte”
El Espíritu de Dios le hace saber al creyente que le ha liberado de la ley que le obligaba a romper los diez mandamientos, cuando quería obedecerlos. También, el Espíritu divino afirma en los pensamientos de este, que EN Jesús fue muerto a los diez mandamientos, que le unían al pecado, y que ahora está unido a Él.

Romanos 8:3 “Porque la ley era incapaz (de actuar) en la enfermedad de la carne; entonces Dios envió a Su propio Hijo en carne semejante a la del pecado, y condeno al pecado en la carne “
El apóstol explico que los diez mandamientos son nulos para controlar los pensamientos y la conducta de los hombres, por el daño que hizo el pecado de Adán en ellos. Por esto, Dios envió a Su Hijo con una naturaleza caída, como la de los hombres, para que encierre al pecado EN Su naturaleza caída.   

Romanos 8:4 “A fin de que la justicia de la ley se cumpla en nosotros, los que no caminamos bajo la carne, sino bajo el Espíritu”
El Hijo se hizo bajo la ley, o sea bajo las debilidades humanas, para que por medio de Su vida de misericordia y tolerancia cumpla los diez mandamientos, para beneficio de los que piensan en Su historia en la cruz, es decir de los que reciben en sus pensamientos, los pensamientos del Espíritu.  

sábado, 10 de septiembre de 2016

219. El Evangelio del Amor.

 Romanos 7:16 “Pues si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo que la ley es buena”
El apóstol no quería hacer o pensar lo que él consideraba malo; ejemplo envidiar, enojarse, tener rencor, tener pensamientos de lujuria. Por otro lado, no podía controlar sus pensamientos o sus hechos, por eso estas cosas hizo o pensó, a pesar de que estaba de acuerdo con los NO de los diez mandamientos.

Romanos 7:17 “Así que ahora, no más soy yo el que lo hace, sino el pecado que reside en mi”
Pablo reconoció que Jesús le cubrió con Su muerte, por eso estaba muerto a los diez mandamientos y al resto de la ley. Esta fue la razón por la que dijo que ya no estaba sujeto, ni era responsable de la actividad del pecado que residía en su mente.

Romanos 7:18 “Porque sé que no reside lo bueno en mi carne, es decir en mí.  Porque querer lo bueno me es fácil, pero hacer lo bueno no encuentro que está en mi”
Dios revelo a Pablo el evangelio en toda su plenitud; o sea Pablo con autoridad divina dijo que el evangelio NO le cambio para que acoja lo bueno, y haga lo bueno. O sea, dijo que el evangelio no cambia al malo en bueno. El evangelio cubre los pensamientos y obras del creyente con la mente y las obras de Jesús.

Romanos 7:19 “Porque no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso practico”
El apóstol se guiaba por el bien, apartándose del mal, siendo los diez mandamientos la norma. Pero solo desde que conoció la salvación EN Jesús, se dio cuenta de que guiarse por el bien y el mal, es decir por los diez mandamientos, había sido un fracaso, porque era un esclavo del pecado.

Romanos 7:20 “Y si lo que no quiero hacer eso, no soy yo el que lo hace, sino el pecado que en mi habita”
Entonces, el pecado es un ente espiritual que vive en los pensamientos, en los impulsos, afectos, sentimientos de todo humano; su fuerza nadie la puede vencer, y hace en el hombre lo que desea. Pablo encontró que el hombre dejado a si mismo es un esclavo espiritual.

Romanos 7:21: “Encuentro, como conclusión una ley: que cuando yo quiero hacer el bien, el mal se presenta en mi”
El apóstol hallo que el pecado esclaviza al hombre bajo una ley. Esta ley estipula que siempre que alguien quiera hacer el bien el pecado actué y obre el mal. Es decir, cuando un hombre quiera obedecer los diez mandamientos, obra esa ley y rompe el mandamiento.

Romanos 7:22 “No obstante, dentro de mí me complazco en la ley de Dios”
Pablo confeso que los diez mandamientos despertaron en el regocijo, porque le hicieron consciente de que Dios tenía el propósito de conducirle EN Jesús por un sendero de pureza y perfección, pero separado, muerto, a los 10 mandamientos, para no romperlos.  

sábado, 3 de septiembre de 2016

218, El Evangelio del Amor

Romanos 7:9 “En un tiempo yo vivía sin ley, pero al venir el mandamiento, el pecado recobro la vida, y yo morí”
El apóstol cuenta su experiencia con la ley. Antes de tener la visión de Jesús, y a pesar de ensenar la ley, él dice que vivía sin ley. Pero cuando tuvo la visión, sintió la vigencia de los mandamientos, y la fuerza del pecado en lo íntimo de su ser, entonces se vio separado de Dios, lejos, es decir muerto para Dios.  

Romanos 7:10 “Y encontré que el mandamiento que era para vida, fue para muerte”
Pablo aprendió que los diez mandamientos dados para vivir correctamente, resultaron en lo contrario, hallo que los mandamientos le impulsaban a hacer el mal, es decir a pensar y hacer lo que le desune y le separa de Dios y de sus semejantes.

Romanos 7:11 “Porque el pecado se aprovechó, y tomo al mandamiento, haciéndole su base, entonces me engañó y me mato”
Pablo se dio cuenta de que el pecado audazmente uso al mandamiento como base de sus operaciones, y le sedujo, no le forzó; entonces se sintió bajo el poder de deseos que no los podía controlar, que le arrastraban en sus pensamientos a uniones, a satisfacciones contrarias a los diez mandamientos.

Romanos 7:12 “Por lo anterior, la ley si es buena, y el mandamiento es santo justo y bueno”
El pecado abusa al mandamiento haciéndolo su base de operaciones, es decir satanás une al pecado con los 10 mandamientos, para hacer que los hombres vivan en continua rebeldía contra Dios, así los hace sus cautivos. Esto ocurre a pesar de que la ley es santa, y los mandamientos santos, justos y buenos.

Romanos 7:13 “Entonces, ¿Lo bueno para mi llego a ser para mi muerte? De ninguna manera, sino que el pecado, para dejarse ver como pecado, actuó para que produzca mi muerte, por medio de lo que es bueno para mí; así que por medio del mandamiento el pecado llego a ser, mas allá de toda medida, productor de toda clase de maldad “
Entonces Dios permitió que el pecado use los diez mandamientosLey, para que el hombre conozca que el pecado es la fuente inagotable de maldad e iniquidad en su mente, y descubra que el pecado utiliza los mandamientos para destruirle.

Romanos 7:14 “Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido como esclavo al pecado”
El espíritu del hombre es la activad de su mente para relacionarse con Dios, esta actividad está sin dominio desde que Adán cayo; porque ese dominio fue tomado por la actividad de la mente relacionada con sus sentidos, por eso es carnal. Entonces la ley de Dios no tiene dominio sobre el hombre, sino sus apetitos.

Romanos 7:15 “Porque lo que hago no entiendo, ya que hago lo que no quiero, es más hago lo que odio”
Así se refirió Pablo a su esclavitud espiritual, es decir sufrió pensamientos que no quiso tener; así mismo tuvo sentimientos de envidia, rencor, superioridad, lujuria que odia, también identifico los actos censurables que ha hecho por impulso, como muestra de su esclavitud espiritual.