Lev.
1:3-4
“…se
acercara a la entrada del tabernáculo, con su ofrenda para que sea aceptada a
la Presencia de Yahveh. Al asentar su mano sobre la cabeza de la ofrenda será
aceptada para cubrirle”
Dios
estableció los sacrificios de animales,
para que el hombre pueda acercarse a Dios, porque desde que Adán cayó la
humanidad quedo lejos de Él. O sea, el que se acercaba al Padre debía venir a
la entrada del Tabernáculo con un animal;
y al poner su mano sobre la
cabeza, el animal le personificaba. El animal inmolado apunta al sacrificio de
Jesús.
Isaías
53:4
“Verdaderamente
el tomo nuestras enfermedades, cargo nuestros dolores…”
Jesús al hacerse hombre se hizo cargo del
mal, la semilla que satanás puso en la mente de Adán, además sufrió el dolor
que esa semilla causa, por eso fue
tentado para odiar, para envidiar, para vengarse, etc. que son los males que
sufren los hombres, con el fin de vencerlos con el arma de su amor, en
reemplazo del hombre caído.
Isaías
53:5
“Él
fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestras iniquidades, el castigo
para nuestra paz cayó sobre El, y en sus llagas fuimos sanados”
Jesús fue tentado en todo, como
consecuencia del mal que heredo de Adán, pero nunca cedió, después hizo propias
las iniquidades y rebeliones de la humanidad, así se hizo como uno de nosotros;
además sufrió el remordimiento que
resulta de los pecados, junto al desequilibrio mental y las deformaciones de la personalidad, esta fue la voluntad del
Padre, para salvarnos en El.
Isaías
53:6
“…Yahveh
le hizo juntarse con la iniquidad de todos nosotros”
El mal, que satanás puso en Adán, pero activo, es la iniquidad.
La iniquidad actúa con destino a la muerte. Es decir la muerte no es el castigo
divino al pecador, sino el fruto normal de este mal. Pero el Padre hizo que Jesús tomara sobre si
la iniquidad de la humanidad, para que sufriera el fruto normal de esta, a fin de que todo el que tenga en su mente la historia
de Jesús no se pierda, sino tenga vida eterna.
Romanos
6:23
“Ya
que el pago del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna,
en Cristo Jesús, Señor nuestro”
La muerte no es el castigo de Dios al
pecador, la muerte es el resultado de la acción del pecado en el ser humano. Y
como tenemos el pecado, a todos nos espera la muerte; al contrario,
la vida eterna es el regalo de amor del Padre, a los que retienen en sus
pensamientos la historia de Jesús.
Efesios
1:22
“…Y
el Padre le dio a El ser cabeza de
toda la asamblea de fieles”
La cabeza es el principal órgano del
cuerpo, la cabeza personifica al
cuerpo; es el asiento de la mente, de
los afectos, emociones, decisiones, de la virtud y carácter, la cabeza dirige
las funciones y es la ejecutiva del
cuerpo. La cabeza y el cuerpo son una unidad. Esta es la relación de Jesús, la cabeza, con los que tienen en sus
pensamientos Su
historia, porque ellos son su cuerpo.
Colosenses 2:17
“Aferrándose todo el cuerpo a la cabeza, a la cual
está unido por medio de ligamentos, es
alimentado, y forma una unidad…”
El Verbo se hizo hombre,
fue tentado en todo, pero venció;
entonces se unió mas a nosotros, cuando
se apropió de nuestros pecados, así llego a ser
la cabeza unida por medio de los
pecados a la humanidad
pecadora, su cuerpo, y murió, El, la cabeza, y lo destruyo en Sí. Entonces
comenzó la nueva humanidad con Su resurrección, siendo El la cabeza y los de la
fe su cuerpo, unidos por el Espíritu Santo.