El agua que Jesús quiso
darle de beber a la samaritana fue la vivencia del amor misericordioso y
abnegado del Padre a todo pecador; porque fue la compasión de Dios al caído la que motivo la misión del Señor. Así mismo
ahora, esta misericordia del Padre
derramada por medio del Salvador da vida, es inagotable y aumentara hasta la muerte del que toma en serio la
historia de Su Hijo.
Juan 4:15 “La mujer
le dice: Dame esa agua, a fin de que no tenga sed y no venga aquí a sacarla”
La samaritana pensó que Jesús le ofreció agua con
propiedades únicas, por eso le pidió que
le de agua porque le evitaría el viaje al
pozo, que además de cansado le ponía
en peligro de encontrarse con algunas mujeres que conocían
su vida. Pero el Señor vio en la samaritana una persona que llevaba la carga de
su pasado, y quería darle descanso, al comunicarle el evangelio del perdón de
sus pecados.
Juan 4:16-18 “Jesús
le dijo: Ve, y llama a tu marido y ven acá. La mujer le respondió: No tengo
marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido, porque has tenido cinco
maridos y el que ahora tienes no es tu marido; en esto has dicho la verdad”
Esta señora iba al
pozo a sacar agua a medio día, porque se avergonzaba de su vida, y temía encontrarse con alguna mujer a la que
le había quitado el marido, por eso le pareció
muy conveniente aceptar la oferta del Salvador. Por otro lado, tan pronto ella
le pidió agua a Jesús, El quito el velo de su vida de pecado para que sienta
necesidad del agua viva, que es el perdón y la salvación en Jesús.
Juan 4:19 -20 “Le
dijo la mujer, me parece que Tu eres profeta. Ahora, nuestros antepasados
adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén es el lugar donde se
debe adorar”
La samaritana oyó a Jesús descubrir su vida, y pensó que Él era un profeta, más no el Profeta,
el Mesías, que Dios prometió por medio de Moisés. En seguida cambio de tema, y quiso saber desde que lugar había que adorar ¿dónde los samaritanos
adoran, o en Jerusalén? Si bien el Señor
le aclaro este tema, sin embargo no se desvió de su objetivo: cubrir los
pecados de esa mujer con el agua de vida.
Juan 4:21 “Jesús le
dijo: Mujer créeme, viene la hora que ni en este monte ni en Jerusalén adoraran
al Padre”
Había enemistad entre
los judíos y samaritanos, desde que los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia, porque los
samaritanos les atacaron mientras reconstruían
Jerusalén, en venganza ellos no les
dejaron adorar en su templo. Pero Jesús
le anuncio a la samaritana que estaba por empezar una forma distinta, accesible
para todos para adorar al Dios del cielo en todo lugar.
Juan 4:23 “Pero
pronto viene la hora, cuando los verdaderos adoradores adoraran al Padre en
espíritu y en verdad, porque el Padre busca
a estos que Le adoren”
En el pacto Mosaico, adoraban a Dios postrándose en homenaje
y reconocimiento por sus favores, y solo
en el templo de Jerusalén. Pero este culto era mecánico, y el Padre
repetidamente, por medio de los profetas, expreso su desagrado a tal adoración.
Por esto Jesús dijo que Dios buscara humanos, que al pensar en el sacrificio de
Su Hijo despierten a Su misericordia, y en respuesta le adoren.
Juan 4:24 “Dios es Espíritu, y los que
adoran es necesario que le adoren en espíritu y en verdad”
Dios no es un Ser físico, es inmaterial; entonces tenemos
que pensar que el Padre es como la energía que no se ve, pero Su misericordia y
compasión se sienten. Sin embargo es un Ser Personal, por esto Jesús dice que
hay que adorarle con los pensamientos, o sea
en espíritu y por medio de El, de acuerdo a las escrituras. Únicamente el
Espíritu Santo es el que activa la mente para adorar al Padre.