Éxodo
34:6
“Yahveh
paso delante de Moisés, y exclamó: Yahveh, Yahveh Dios… grande en
misericordia…”
El hebreo “chesed” es traducido “misericordia”. Literalmente
significa “ayudar al que necesita socorro” sin necesidad de que haya un nexo
afectivo, o familiar para la ayuda.
La misericordia no es obligada; más bien es un acto de servicio libre al mirar la incapacidad de alguien.
Yahveh es grande en ayudar al necesitado,
bajo un solo requisito: su necesidad. Es decir, Dios derrama su misericordia en
los humanos conmovido por la imposibilidad
de ellos para proveer para sus necesidades, y no pone otra exigencia ,
antes de socorrerles.
Salmo
136:5
“El
hizo los cielos con discernimiento, porque su misericordia es para siempre”
La creación es el resultado del amor
divino, por esto nada en nuestro cielo, es decir la atmosfera, existe para sí, sino para servir. Así vivimos porque
respiramos el oxígeno de la atmosfera.
También tenemos alimentos, gracias a que las nubes se forman por la acción de
microorganismos de las capas altas de la atmósfera en los contaminantes y el
anhídrido carbónico, y los cambia en núcleos,
para la formación de estas.
La atmosfera nos habla de la misericordia
divina, porque El la hizo para bien del
hombre. No obstante, el hombre, corona
de la creación, desde su caída, vive para sí. Pero su vida enmarcada en el
egoísmo termina, si tiene en su mente la historia de Jesús.
Salmo
136: 5 (ii)
“El
hizo los cielos con discernimiento, porque su misericordia es para siempre”
Dios se adelantó al daño a la atmosfera de
algunos inventos humanos, e hizo provisión para neutralizarlos, a fin de que no
se altere la composición del aire, porque la vida en la tierra depende de este.
La bomba atómica arrojada en Hiroshima
hubiera destruido gran parte de la
atmosfera, por el material radioactivo, que fue
arrojado a esta, a una
temperatura altísima. Pero Dios creo la atmosfera, un espacio para rayos
cósmicos y microrganismos que
pueden ser atraídos por las partículas contaminantes, para que se formen nubes. Por esto cayeron en
Hiroshima lluvias torrenciales de agua negra, por tres horas. Así fue limpiada
la atmosfera, y al mismo tiempo los incendios en la ciudad se apagaron.
La naturaleza nos dice que podemos esperar
en el Padre, porque es misericordioso con buenos y malos.
Salmos
136:6
“Que
extendió la tierra sobre las agua, porque para siempre es su misericordia.”
Dios hizo la tierra con procesos que la renuevan cada día, para que
sea fresca, vivible, a los siete mil
millones que la poblamos, reunidos en casi doscientos países. Se renueva su
superficie por acción de las corrientes de los océanos, por las placas de su
corteza, y por la atmosfera.
La capa media es de una aleación de Hierro
y Níquel, y es la responsable de la energía magnética indispensable para la
vida El centro de la tierra es más caliente que la superficie del sol, sin embargo
el clima es agradable en la superficie.
La creación muestra que Dios derramo Su
misericordia en grande, pero con miras al bienestar de cada una de sus criaturas, buenas o malas.
Salmo
136:7
“Hizo
la luz, porque grande y eterna es su misericordia”
La palabra hebrea “or” traducida luz,
significa “energía” Dios creo la energía. Nadie puede crear energía, los
humanos pueden transformarla, pero no crearla.
Por la luz vemos y nos relacionamos con lo
que nos rodea, porque todo emite
energía, y esta energía junto a del sol,
entra a células del cerebro que reproducen lo que los ojos enfocan.
Los electrones de los átomos también emiten
energía, y pueden enlazarse con otros
electrones para formar alimentos, sustancias químicas, etc. Es decir gracias a
la energía que Dios creo, vivimos. Por
esto cada día de nuestra vida es el
resultado de Su misericordia.
Salmo
136:8
“Hizo
el sol para que presida el día, porque
para siempre es su misericordia.”
La palabra “memshalah” traducida “presidir”
significa: mandar con mira al orden”
Un gobernante mantiene el orden y el
progreso mediante leyes. También el sol,
aunque inanimado, gobierna el sistema solar con las leyes naturales
diseñadas y puestas por Dios.
Una de las leyes, la ley de la
gravedad actúa en las masas
de los planetas. El sol por ser el más pesado atrae a
los otros planetas. Al mismo tiempo la
ley de expansión del universo aleja los planetas del sol, y unos de
otros. Porque estas leyes están en equilibrio
los planetas mantienen la misma posición,
mientras giran alrededor del sol.
La misericordia de Dios es el origen de las
leyes naturales, por las que gobierna el sol.
Salmo
136:9
“Hizo
la luna y las estrellas para que presidan la noche, porque para siempre es su
misericordia”
En la noche la luz solar no alumbra la
tierra, pero la luna refleja su luz,
variando su área iluminada en forma cíclica, las fases, en un lapso de 29 días, tiempo que demora su rotación
alrededor de la tierra.
La luna también gobierna el nivel de los
océanos, porque con su fuerza de
atracción origina las mareas. Y así moviliza grandes cantidades de agua, para que se expongan a la acción de
organismos que limpian el mar.
Además la atracción de la luna estabiliza el
eje de rotación de la tierra, y hace uniforme tanto el clima, como la duración del día y de la noche.
Sin palabras, la noche de luna nos
describe, la belleza y serenidad de la misericordia de Dios.