1 de Juan 3:5 “Y ustedes saben que El
se manifestó para cargar nuestros pecados, y en El no hay pecado”
El
Padre envió a su Hijo porque la herencia de Adán le obliga al hombre a pecar, por
eso el Eterno descargo en El todo el pecado de la humanidad, y fue avergonzado
en la cruz, a pesar de que nunca peco; de este modo el Padre mostro su
justicia, al lavarles a los de la fe en la sangre de Su Hijo, sin que confiesen
sus pecados.
1 de Juan 3:6 “Todo el que permanece
en El no peca, por eso todo el que peca no le ha visto, ni le ha conocido”
Se
entiende este versículo desde dos enfoques, el uno, pecado es romper el
mandamiento de la fe y del amor, y el otro, pecado es transgredir la ley.
Entonces, el que permanece en El no rompe el mandamiento de la fe y del amor, y
el que no le ha visto ni conocido, vive rompiendo la ley de los diez
mandamientos.
1 de Juan 3:7” Hijos, que nadie les engañe.
El que practica la justicia, es justo como Él es justo”
En el nuevo pacto hay que
seguir la justicia de Jesús, en el pacto antiguo la justicia es obedecer la
ley. La justicia de Jesús es Su vida que culmino con Su resurrección; se sigue
Su justicia al aceptar Su historia, es decir al admitir que El freno al pecado,
nos limpió del pecado al cargar el pecado del mundo, y nos mato a la ley, al
morir.
1 de Juan 3:8 “El que practica el pecado es del diablo,
porque el diablo ha sido pecador desde el principio, para esto se manifestó el
Hijo de Dios: para desatar las obras del diablo”
El capitulo siete de
Romanos explica que el diablo usa los diez mandamientos para obligar a pecar, o
sea, para esclavizar, por esto Jesús mato en su cuerpo a la ley a todo el que
acepta Su historia, a fin de unirlo a Él, y de este modo de frutos para Dios, y
ya no peque.
1 de Juan 3:9” Todo el que es nacido de Dios no practica el
pecado, porque la semilla de Dios permanece en él, y no puede pecar porque es nacido
de Dios”
Todo
el que admite en sus pensamientos la historia de Jesús es nacido de Dios,
porque al aceptar la historia de Jesús el Padre le da el Espíritu Santo, es
decir le da Su semilla, y por eso no puede pecar, pero sufrirá el pecado, o
sea, será tentado, pero no podrá pecar, gracias a la presencia del Espíritu Divino.
1 de Juan 3:10” En esto son
diferentes los hijos de Dios y los hijos del diablo. Todo el que no practica la
justicia no es de Dios, tampoco el que no ama a su hermano”
Los
que aceptan la historia de Jesús son hechos hijos de Dios; el ser hijos de Dios
incluye, primero, ya no practicar la justicia de la ley, sino la justicia de
Dios, es decir dejarse cobijar por la victoria del Hijo al pecado, aceptar que
el Padre remitió nuestros pecados en el cuerpo de Su Hijo, admitir que nos mató
a la ley en el cuerpo de Él, y esperar la vida eterna gracias a Su resurrección;
y segundo amar al prójimo.
1 de Juan 3:11 “Porque este es el
mensaje que oyeron desde el principio, para que nos amemos unos a otros”
La
instrucción del apóstol Juan tuvo el fin de que los que acepten la historia de Jesús
sepan que el propósito de Dios, al enviar a Su Hijo, es que ellos lleguen a ser
partícipes de Su divinidad. En otras palabras, Dios es amor, los creyentes
reciben su amor al aceptar la historia de Jesús, y son canales de su misericordia,
compasión, tolerancia, bondad hacia los demás, y así es Enmanuel, Dios con
nosotros.
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