martes, 29 de mayo de 2018

300. El Evangelio del Amor.


1 de Juan 3:5 “Y ustedes saben que El se manifestó para cargar nuestros pecados, y en El no hay pecado”

El Padre envió a su Hijo porque la herencia de Adán le obliga al hombre a pecar, por eso el Eterno descargo en El todo el pecado de la humanidad, y fue avergonzado en la cruz, a pesar de que nunca peco; de este modo el Padre mostro su justicia, al lavarles a los de la fe en la sangre de Su Hijo, sin que confiesen sus pecados.

1 de Juan 3:6 “Todo el que permanece en El no peca, por eso todo el que peca no le ha visto, ni le ha conocido”

Se entiende este versículo desde dos enfoques, el uno, pecado es romper el mandamiento de la fe y del amor, y el otro, pecado es transgredir la ley. Entonces, el que permanece en El no rompe el mandamiento de la fe y del amor, y el que no le ha visto ni conocido, vive rompiendo la ley de los diez mandamientos.

1 de Juan 3:7” Hijos, que nadie les engañe. El que practica la justicia, es justo como Él es justo”

En el nuevo pacto hay que seguir la justicia de Jesús, en el pacto antiguo la justicia es obedecer la ley. La justicia de Jesús es Su vida que culmino con Su resurrección; se sigue Su justicia al aceptar Su historia, es decir al admitir que El freno al pecado, nos limpió del pecado al cargar el pecado del mundo, y nos mato a la ley, al morir.

1 de Juan 3:8 “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha sido pecador desde el principio, para esto se manifestó el Hijo de Dios: para desatar las obras del diablo”

El capitulo siete de Romanos explica que el diablo usa los diez mandamientos para obligar a pecar, o sea, para esclavizar, por esto Jesús mato en su cuerpo a la ley a todo el que acepta Su historia, a fin de unirlo a Él, y de este modo de frutos para Dios, y ya no peque.

1 de Juan 3:9” Todo el que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él, y no puede pecar porque es nacido de Dios”

Todo el que admite en sus pensamientos la historia de Jesús es nacido de Dios, porque al aceptar la historia de Jesús el Padre le da el Espíritu Santo, es decir le da Su semilla, y por eso no puede pecar, pero sufrirá el pecado, o sea, será tentado, pero no podrá pecar, gracias a la presencia del Espíritu Divino. 

1 de Juan 3:10” En esto son diferentes los hijos de Dios y los hijos del diablo. Todo el que no practica la justicia no es de Dios, tampoco el que no ama a su hermano”

Los que aceptan la historia de Jesús son hechos hijos de Dios; el ser hijos de Dios incluye, primero, ya no practicar la justicia de la ley, sino la justicia de Dios, es decir dejarse cobijar por la victoria del Hijo al pecado, aceptar que el Padre remitió nuestros pecados en el cuerpo de Su Hijo, admitir que nos mató a la ley en el cuerpo de Él, y esperar la vida eterna gracias a Su resurrección; y segundo amar al prójimo.

1 de Juan 3:11 “Porque este es el mensaje que oyeron desde el principio, para que nos amemos unos a otros”

La instrucción del apóstol Juan tuvo el fin de que los que acepten la historia de Jesús sepan que el propósito de Dios, al enviar a Su Hijo, es que ellos lleguen a ser partícipes de Su divinidad. En otras palabras, Dios es amor, los creyentes reciben su amor al aceptar la historia de Jesús, y son canales de su misericordia, compasión, tolerancia, bondad hacia los demás, y así es Enmanuel, Dios con nosotros.      

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