1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros
pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda
maldad”
Esta
carta fue escrita en griego, y el verbo perdonar, es traducido del verbo griego
aphiemi=remitir, que en este versículo esta en pasado. Entonces la traducción
de este versículo puede ser “Él es fiel y justo, porque antes de que confesemos
nuestros pecados, el remitió nuestros pecados y nos limpio de toda maldad” Esta
verdad ocurrió en el Getsemaní, y se completó cuando Jesús estaba crucificado.
1
Juan 1:10 “Si hemos dicho que no hemos pecado le hacemos mentiroso y Su palabra
no está en nosotros”
1 de Juan 1:10 “Si decimos que no
hemos pecado, le hacemos mentiroso, y Su palabra no está en nosotros”
Los
judíos pensaban que no habían pecado, porque seguían la ley oral, que eran
practicas inventadas por los maestros judíos, para evitar que rompieran los
diez mandamientos. Por esto creían, que el anuncio de que Dios descargo los
pecados de todos en Jesús, y los lavo en su cuerpo en la cruz, era mentira.
1
Juan 2:1 “Hijitos les escribo para que no pequen, y si alguien peca, intercesor
tenemos ante el Padre a Jesús, el Mesías, el Justo”
1 Juan 2:1 “Hijitos míos, estas cosas
os escribo para que no pequéis, y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos
para con el Padre, a Jesucristo el justo”
El
pecado que dice el apóstol es el pecado contra la fe, es decir contra la
historia de Jesús; no es contra los diez mandamientos, porque Jesús al morir
nos mato a los diez mandamientos. Y si alguien se aleja de la historia de
Jesús, para prevalecer con su obediencia, acepte la misión de Jesús que
intercede por el caído ante el Padre.
1
Juan 2:2 “Y El es propiciatorio de nuestros pecados, no solo de los nuestros
pecados, sino también de todo el mundo”
1 Juan 2:2 “Y él es la propiciación
por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo”
La
relación de Jesús con nuestros pecados es parecida al propiciatorio, o tapa del
arca, en lugar santísimo, sobre la cual descansaba la presencia de Dios. Esta
tapa de oro era cubierta con sangre el día de la expiación, día, que a su vez
es figura de día en que Jesús recibió los pecados de la humanidad, y nos limpio
en su cuerpo, con su sangre, en la cruz.
1 de Juan 2:2 “Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los del mundo entero”
El
propiciatorio, o tapa del arca del lugar santísimo cubierta con sangre, en el
día de la expiación, figura a Jesús en la cruz, quien llevo nuestros pecados en
su cuerpo, nos limpió de ellos, uniéndonos con Dios, y terminando la separación
de Dios de los que aceptan Su historia, separación que empezó cuando cayó Adán.
1 de Juan 2:3 “Y en esto sabemos que
le conocemos, si guardamos sus mandamientos”
Conocer
va mas allá de tener información, conocer es estar en comunión con Jesús. La
unión con Jesús es una realidad cuando vivimos de lo que El alcanzo para
nosotros en Su sacrificio, El venció, para nosotros, la herencia de Adán nos limpió
de nuestros pecados, nos mató a la ley, y nos hizo canales de Su amor.
1
de Juan 2:4 “El que: dice yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos es
mentiroso, y la verdad no está en el”
1 de Juan 2:4 “El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está
en el”
La
relación íntima espiritual con Jesús es conocerle, es decir es el resultado de
la fe obediente que acepta que Jesús venció la herencia de Adán, para cubrir al
creyente, herencia que da origen a todo pecado; por esto el que dice que está
en comunión con Jesús y todavía peca, la herencia de Adán todavía le domina
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