1 de Juan 2:27 “En cuanto a ustedes,
la unción que recibieron de Él, en ustedes permanece, y no tienen necesidad de
que alguien les ensene, porque la unción les instruye acerca de todo, y es
verdadera y no hay falsedad en ella; y como les ha instruido, permanezcan en
El”
La
unción que reciben los que aceptan la historia de Jesús crucificado es con el Espíritu
Santo, no es con aceite, y es una unción permanente. El Espíritu les da el
conocimiento, perseverancia, valentía, domino propio, bondad, amor fraterno y
amor para que permanezcan en El, y den fruto.
1 de Juan 2:28 “Ahora hijos,
permanezcan en El, para que cuando se manifieste tengamos seguridad, y no
sintamos vergüenza de El en Su venida”
En
la historia de Jesús se aprende que el Eterno espera frutos de los de la fe. Y
la única manera de llevarlos es permaneciendo en Su historia, así al ser
tentados, el Espíritu les recuerda que el Hijo freno el pecado en la mente, y
si pecan, el Espíritu les recuerda que Jesús cargo sus pecados en Su cuerpo a
la cruz, y si dudan de que están unidos a Él, el Espíritu les indica que murió,
los mato a la ley, y los unió a Él, para que sean canales de Su amor por los
hombres.
1 de Juan 2:29 “Si saben que el es
justo, entonces conozcan que todo el que hace justicia es nacido de El”
Los
que aceptan la historia del Hijo saben que El mostro la justicia del Padre,
porque El al darnos la herencia de Adán puso en duda Su justicia; pero Jesús
tomo nuestros pecados, y nos lavó, en su cuerpo, en la cruz; al morir nos desato
de la ley, y nos libró de los pecados, y resucito, y cubrió con esta justicia,
a los de la fe.
1 de Juan 3:1 “Miren que amor nos ha
dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos
conoce, porque no le conoció a El”
Los
que aceptan la historia de Jesús para reemplazar a su historia son hechos hijos
del Eterno, aunque inicialmente no valoren lo que eso significa, pero a medida
que conocen al Padre aumenta su transcendencia de ser hijos del Altísimo, a
pesar de que el mundo no los discierna, porque tampoco valoro a Su Hijo.
1 Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos
de Dios, aunque no es aparente como seremos, pero sabemos que cuando Él se
manifieste seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como es”
Espiritualmente,
ahora, los de la fe son cubiertos por la conducta de Jesús, pero, no se sabe cómo
serán físicamente, porque, ahora sus cuerpos caminan a la muerte, pero cuando Jesús
se manifieste resucitara a los de la fe que han muerto, y transformará a los
que estén vivos, y todos serán como Él es.
1 de Juan 3:3 “Y todo el que tiene
esta esperanza en Él se purifica así mismo, como Él es puro”
La
esperanza en ser hecho hijo de Dios, física y espiritualmente del que ha
aceptado la historia de Jesús le hace entender que debe ser puro como Él es
puro, y esto lo alcanza al recordar, cada vez que es tentado, que ha sido
cubierto de la conducta de Jesús, porque El freno, en su mente cada pecado, y
es inmaculado.
1 de Juan 3:4 “Y todo el que comete
pecado, hace lo que es ilegal, y el pecado es lo ilegal”
En
el antiguo pacto el pecado es transgredir la ley, en el nuevo pacto, es hacer lo
contrario a la justicia de Dios, o sea, lo contrario a como Dios soluciono, en Jesús,
el problema del hombre causado por la herencia de Adán. En otras palabras, en
el nuevo pacto, el pecado es lo contrario a toda expresión del amor al prójimo.
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