martes, 29 de mayo de 2018

298. El Evangelio del Amor


1 de Juan 2:27 “En cuanto a ustedes, la unción que recibieron de Él, en ustedes permanece, y no tienen necesidad de que alguien les ensene, porque la unción les instruye acerca de todo, y es verdadera y no hay falsedad en ella; y como les ha instruido, permanezcan en El”

La unción que reciben los que aceptan la historia de Jesús crucificado es con el Espíritu Santo, no es con aceite, y es una unción permanente. El Espíritu les da el conocimiento, perseverancia, valentía, domino propio, bondad, amor fraterno y amor para que permanezcan en El, y den fruto.

1 de Juan 2:28 “Ahora hijos, permanezcan en El, para que cuando se manifieste tengamos seguridad, y no sintamos vergüenza de El en Su venida”

En la historia de Jesús se aprende que el Eterno espera frutos de los de la fe. Y la única manera de llevarlos es permaneciendo en Su historia, así al ser tentados, el Espíritu les recuerda que el Hijo freno el pecado en la mente, y si pecan, el Espíritu les recuerda que Jesús cargo sus pecados en Su cuerpo a la cruz, y si dudan de que están unidos a Él, el Espíritu les indica que murió, los mato a la ley, y los unió a Él, para que sean canales de Su amor por los hombres.

1 de Juan 2:29 “Si saben que el es justo, entonces conozcan que todo el que hace justicia es nacido de El”

Los que aceptan la historia del Hijo saben que El mostro la justicia del Padre, porque El al darnos la herencia de Adán puso en duda Su justicia; pero Jesús tomo nuestros pecados, y nos lavó, en su cuerpo, en la cruz; al morir nos desato de la ley, y nos libró de los pecados, y resucito, y cubrió con esta justicia, a los de la fe.

1 de Juan 3:1 “Miren que amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El” 

Los que aceptan la historia de Jesús para reemplazar a su historia son hechos hijos del Eterno, aunque inicialmente no valoren lo que eso significa, pero a medida que conocen al Padre aumenta su transcendencia de ser hijos del Altísimo, a pesar de que el mundo no los discierna, porque tampoco valoro a Su Hijo.

1 Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, aunque no es aparente como seremos, pero sabemos que cuando Él se manifieste seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como es”

Espiritualmente, ahora, los de la fe son cubiertos por la conducta de Jesús, pero, no se sabe cómo serán físicamente, porque, ahora sus cuerpos caminan a la muerte, pero cuando Jesús se manifieste resucitara a los de la fe que han muerto, y transformará a los que estén vivos, y todos serán como Él es.

1 de Juan 3:3 “Y todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica así mismo, como Él es puro”

La esperanza en ser hecho hijo de Dios, física y espiritualmente del que ha aceptado la historia de Jesús le hace entender que debe ser puro como Él es puro, y esto lo alcanza al recordar, cada vez que es tentado, que ha sido cubierto de la conducta de Jesús, porque El freno, en su mente cada pecado, y es inmaculado.

1 de Juan 3:4 “Y todo el que comete pecado, hace lo que es ilegal, y el pecado es lo ilegal”

En el antiguo pacto el pecado es transgredir la ley, en el nuevo pacto, es hacer lo contrario a la justicia de Dios, o sea, lo contrario a como Dios soluciono, en Jesús, el problema del hombre causado por la herencia de Adán. En otras palabras, en el nuevo pacto, el pecado es lo contrario a toda expresión del amor al prójimo.

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