La muerte es la “separación” del hombre de Dios, que da como resultado “separación” entre los humanos, y continua en el cuerpo que acaba en una tumba, “separándose: el cuerpo del espíritu. Eso es el reinado de la muerte por el pecado de Adán. Pero con el sacrificio de Jesús vino la vida, la “unión” del hombre con el Dios de amor, por medio de la fe, porque en Jesús el Padre remitió nuestros pecados.
Romanos 5:18 “Por consiguiente como
por la transgresión de uno se condenó a todos; así también por la justicia de
Uno se justificó a todos los hombres”
El
apóstol reitera que por el pecado de Adán Dios condeno a todos los hombres; pero
de manera semejante y gracias a la vida y muerte justa de Jesús, Dios remitió
todos los pecados de la humanidad al cuerpo de Su Hijo, quien los destruyo con
Su muerte, para que todo el que retenga esta historia, es decir el que tenga fe
no se pierda sino tenga vida eterna.
Romanos 5:19 “Así porque un hombre no oyó con atención, los muchos
fueron hechos pecadores, así también porque UNO oyó con atención los muchos
serán hechos justos”
Primero
hay que aclarar que la palabra griega “paraxoe” traducida desobedecer,
literalmente es “no oír con atención”
Entonces Adán “no oyó con atención”
la advertencia divina, por eso peco. Al contrario, Jesús oyó con atención las
instrucciones del Padre para salvarnos, y las siguió; por eso, los que “presten atención” a la historia de
Jesús serán hechos justos.
Romanos 5:20 “La ley vino para añadir,
con el fin de que abunde la transgresión, porque cuando abunda el pecado
sobreabunda la gracia”
Los
diez mandamientos no eliminan los pecados, al contrario los hace evidentes, y
es más, los hace que aumenten. Por otro lado, el amor de Dios se perfecciona en
la misericordia, y la misericordia de Dios es atraída por la miseria y
degradación humana, por esto cuando abunda el pecado SOBREabunda la gracia.
Romanos 5:21 “Justamente como el
pecado reino en la muerte, también la
gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, a través de Jesús el Mesías,
nuestro Señor”
La
muerte nos separa de Dios, nos separa unos de otros, y finalmente separa el
cuerpo del espíritu. Estas expresiones de la muerte son el resultado del
dominio del pecado. Por otro lado la gracia, que es la misericordia de Dios
dada en la cruz se muestra en la paz que trae el hecho que Dios remitió en el
cuerpo de Jesús nuestros pecados, también la gracia nos une a Él, para que sea
nuestra cabeza y nosotros su cuerpo, o El la vid, nosotros las ramas.
Romanos 6:1 “Entonces ¿Qué diremos?
¿Continuaremos en el pecado para que la gracia sobreabunde?
La
respuesta es no, porque como la luz destruye a las tinieblas, así la gracia destruye al
pecado. La gracia incluye las diversas maneras como Dios derrama su amor,
sobresaliendo Su misericordia y compasión. Por otro lado, el pecado le afirma
al hombre como un dios, es decir, le hace ególatra con todas sus
ramificaciones, orgulloso, soberbio, codicioso, egoísta, lascivo.
Romanos 6:2 “…los que hemos muerto al
pecado ¿de qué modo viviremos aun en el?”
Cabe
primero preguntar ¿cuándo y cómo los de la fe han muerto al pecado? Los de la
fe murieron al pecado cuando Jesús fue crucificado y murió cumpliendo las
instrucciones del Padre, es decir El murió por fe; por esto, Jesús es la cabeza
de los de la fe, y ellos su cuerpo, entonces al morir la cabeza, el cuerpo también
muere.
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