martes, 12 de abril de 2016

259. Dios es Amor,

 Juan 20:20 “Habiendo dicho esto, les mostro sus manos y su costado, y los discípulos se regocijaron de ver al Señor”

Jesús les mostro las manos y su costado a los discípulos porque ellos pensaban que era un espíritu, por el hecho de haber traspasado la pared del cuarto en el que estaban. Ellos vieron que las manos del Señor  todavía tenían las heridas de los clavos, lo mismo Su costado que fue traspasado por una lanza. Entonces los discípulos estaban seguros de que Jesús había resucitado, por esto se llenaron de gozo.
Juan 20:21 “Por consiguiente Jesús les dijo otra vez: La paz sea a ustedes. Tal como Me ha enviado el Padre, también  yo les envió”

Una vez que los discípulos estaban seguros de que Jesús había resucitado, entonces el Señor les repitió que el Padre y el Hijo estaban en comunión con ellos, es decir que la Presencia de la divinidad estaba con los discípulos. Así mismo, les mando, o despacho para que testifiquen a los judíos de que El que murió en una cruz había resucitado, es decir que la humanidad mortal tenía acceso a la vida eterna.
Juan 20:22 “Y habiendo dicho esto, les soplo y les dijo: Reciban el Espíritu Santo”

Cuando Jesús subió al cielo, después de resucitar, el Padre acepto Su sacrificio para el perdón de los pecados. Entonces Jesús recibió la orden del Padre de dar el Espíritu Santo a los creyentes, para que vivan; de este modo restauro en los creyentes  la vida que perdió la humanidad cuando Adán peco. Es decir que la salvación se concretó gracias al sacrificio de Jesus. 
Juan 20:23 “Si remiten los pecados de alguno, le serán remitidos, y si a alguno los retienen, los serán retenidos”

Jesús, es el cordero de Dios que llevo los pecados de la humanidad en Su cuerpo a la cruz, es decir los pecados de los hombres ya fueron remitidos. Por eso Jesús después de resucitar les mando a los discípulos anunciar este hecho a todos. Y si alguien no tiene fe  que  Jesús es el cordero que llevo los pecados del mundo, entonces  le son retenidos sus pecados y responderá a Dios por ellos.
Juan 20:24-25”Pero Tomas, uno de los doce, no se encontraba con ellos  cuando Jesús llego. Entonces los discípulos le dijeron: Vimos al Señor. Pero este les dijo: Si yo no veo en sus manos las marcas de los clavos, y meto mis dedos en ellas, y meto mi mano en su costado, no creeré”

Tomas quería asentar la fe en sus sentidos, esto es un error, porque la fe no se basa en los sentidos, sino solo en lo que Dios dice. Tomas al igual que los otros discípulos oyeron a Jesús avisarles que resucitaría el tercer día, pero todos ellos querían verle antes de tener fe.  Tomas fue más allá, no solo quería verle, sino también tocar sus heridas, antes de tener fe que el Señor había resucitado.
Juan 20:26 “Ocho días después estaban dentro y Tomas estaba con ellos, vino Jesús, y estando las puertas cerradas, se puso en medio, y  les dijo: La paz sea a ustedes”

Jesús se presentó en medio de ellos, en la habitación, Tomas estaba con ellos. De esta manera Jesús les mostro que no solo sus rasgos físicos habían cambiado de tal manera que ellos no podrían reconocerle, sino que Su naturaleza física era muy diferente a la de ellos, por eso no necesitaba  puertas para entrar en una habitación. Jesús les saludo con el saludo del cielo: La Paz sea a ustedes. 
Juan 20:27 “Y dijo a Tomas: Mira mis manos y mete aquí tu dedo; extiende tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino ten fe”

El amor de Jesús se derramo en el  incrédulo Tomas, al aceptar  la condición que él puso antes de tener fe, y al mismo tiempo le reprendió por su incredulidad. Tomas mostro con su incredulidad, que todavía su cerviz era dura, es decir era porfiado, por eso no era susceptible de convencer, pero el amor de Jesús le convenció a Tomas, igual que puede suavizar o todo incrédulo.

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