martes, 12 de abril de 2016

256. Dios es Amor.

 Juan 19:36 “Y esto  sucedió para que se cumpliera la escritura: No será quebrado hueso suyo”

Los sacerdotes y escribas confabulados, se asustaron cuando supieron que los soldados Le encontraron muerto a Jesús, y que no tuvieron necesidad de quebrarle las piernas. De este modo esta profecía del Mesías se cumplió a la piel de la letra, a pesar que ellos hicieron todo lo que pudieron para impedirla. Esta señal sirvió para que después multitud de judíos aceptara que Jesús es el Mesías.
Juan 19:37 “Y también otra escritura: Y miraran a Aquel que traspasaron”

El soldado después de punzarle con  la lanza  recordó la mirada bondadosa de Jesús en la cruz, los soldados que le clavaron fueron impresionados por la dulzura en Su rostro. También  la multitud de judíos presente  fue atraída a Jesús. Y a través de los siglos millones han dicho: No me mueve el cielo prometido, ni el miedo a la perdición, sino el ver tu rostro tan herido.
Juan 19:37 “después José de Arrímate, quien por miedo era discípulo en secreto,  pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús; por consiguiente vino y tomo el cuerpo de Jesús”

José de Arrímate, un miembro prominente del concilio judío,  siguió al Maestro al calvario y  presencio Su muerte, entonces  reconoció que Jesús era el Mesías. Después rogo a Pilato para que le permita sepultar a Jesús.  El conocía las enseñanzas de Jesús, por boca de Nicodemo.
Juan 19:39 “Y Nicodemo, el que antes había ido de noche a ver a Jesús, vino trayendo treinta tres  kilogramos de una mezcla de Mirra y Aloe” 

Nicodemo sabía que debía ser sembrada en su mente la palabra de Dios. Pero no comprendió que parte de las escrituras debían estar en su mente, a pesar que Jesús le explico  que debía ser levantado, significando ser crucificado, para que todo el que tenga fe tenga vida eterna. Al ver a Jesús crucificado  entendió esta verdad, entonces tuvo fe, y el mostro trayendo Mirra y Aloe.   
Juan 19:40 “Entonces tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron con telas de lino y con las especies, como es costumbre sepultar, entre los judíos”

José de Arimatea y Nicodemo bajaron el cuerpo de Jesús,  limpiaron la sangre y lo cubrieron  con  vendas de lino y la mezcla de mirra y aloe, por sus propiedades antisépticas  y aromáticas. Este fue el homenaje que esos dos creyentes le ofrecieron a Jesús, no en vida, sino cuando estaba muerto.
Juan 19:41-42. “En el lugar en el que fue crucificado había cerca un huerto, y en ese un sepulcro nuevo, en el que no habían sepultado a nadie. Así que por causa de la preparación de los judíos, y como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús”

José de Arimatea se sintió privilegiado de que Jesús sea puesto en su sepulcro, cavado en una roca. De esta manera se cumplió la profecía del Mesías que dice que su sepultura será con los ricos. Por otro lado, se aprende así como se cumplieron todas las profecías tocantes a Su primera venida,  también se cumplirán todas las profecías referentes a Su segunda venida a la tierra.
Juan 20:1 “El primer día después del sábado, María Magdalena vino al sepulcro, al amanecer, estando todavía oscuro, y vio que la piedra había sido retirada del sepulcro”

Jesús permaneció en el sepulcro el sábado completo, porque el viernes y el domingo permanecieron solo  pocas horas, ya que, aunque estaba muerto, reposo el sábado, para terminar el pacto antiguo, sin haber roto, ni siquiera muerto, los 10 mandamientos. María estaba bajo el pacto antiguo, por esto trajo el viernes, casi al empezar el sábado las sustancias para el cuerpo de Jesús, no obstante su amor a Jesús, se abstuvo de todo trabajo y dejo todo allí, para guardar el sábado.

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