viernes, 25 de abril de 2014

158. Dios es Amor. El sacrificio de Jesus


Lev. 1:3-4

“…se acercara a la entrada del tabernáculo, con su ofrenda para que sea aceptada a la Presencia de Yahveh. Al asentar su mano sobre la cabeza de la ofrenda será aceptada para cubrirle”

 Dios estableció  los sacrificios de animales, para que el hombre pueda acercarse a Dios, porque desde que Adán cayó la humanidad quedo lejos de Él. O sea, el que se acercaba al Padre debía venir a la entrada del Tabernáculo con un animal;  y al poner  su mano sobre la cabeza, el animal le personificaba. El animal inmolado apunta al sacrificio de Jesús.

 

Isaías 53:4

“Verdaderamente el tomo nuestras enfermedades, cargo nuestros dolores…”

Jesús al hacerse hombre se hizo cargo del mal, la semilla que satanás puso en la mente de Adán, además sufrió el dolor que esa semilla causa,  por eso fue tentado para odiar, para envidiar, para vengarse, etc. que son los males que sufren los hombres, con el fin de vencerlos con el arma de su amor, en reemplazo del hombre caído.

 

Isaías 53:5

“Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestras iniquidades, el castigo para nuestra paz cayó sobre El, y en sus llagas fuimos sanados”

Jesús fue tentado en todo, como consecuencia del mal que heredo de Adán, pero nunca cedió, después hizo propias las iniquidades y rebeliones de la humanidad, así se hizo como uno de nosotros; además  sufrió el remordimiento que resulta de los pecados, junto al desequilibrio mental y las deformaciones  de la personalidad, esta fue la voluntad del Padre, para salvarnos en El.

 

Isaías 53:6

“…Yahveh le hizo juntarse con la iniquidad de todos nosotros”

El mal, que satanás  puso en Adán, pero activo, es la iniquidad. La iniquidad actúa con destino a la muerte. Es decir la muerte no es el castigo divino al pecador, sino el fruto normal de este mal.  Pero el Padre hizo que Jesús tomara sobre si la iniquidad de la humanidad, para que sufriera el fruto  normal de esta, a fin de  que todo el que tenga en su mente la historia de Jesús no se pierda, sino tenga vida eterna.

 

Romanos 6:23

“Ya que el pago del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna, en Cristo Jesús, Señor nuestro”

La muerte no es el castigo de Dios al pecador, la muerte es el resultado de la acción del pecado en el ser humano. Y como tenemos el  pecado,  a todos nos espera la muerte;  al contrario,  la vida eterna es el regalo de amor del Padre, a los que retienen en sus pensamientos la historia de Jesús.

 

Efesios 1:22

“…Y el Padre le dio a El ser cabeza de toda la asamblea de fieles

La cabeza es el principal órgano del cuerpo,  la cabeza personifica al cuerpo;  es el asiento de la mente, de los afectos, emociones, decisiones, de la virtud y carácter, la cabeza dirige las funciones   y es la ejecutiva del cuerpo. La cabeza y el cuerpo son una unidad. Esta es la relación de  Jesús, la cabeza, con los que tienen en sus pensamientos Su

historia, porque ellos son su cuerpo. 

 

Colosenses 2:17

“Aferrándose todo el cuerpo a la cabeza, a la cual está unido por medio de ligamentos,  es alimentado, y  forma una unidad…”

El Verbo se hizo hombre,  fue tentado en todo, pero venció; entonces  se unió mas a nosotros, cuando se apropió de nuestros pecados, así llego a ser  la cabeza unida  por medio de los pecados  a  la humanidad  pecadora, su cuerpo, y murió, El, la cabeza, y lo destruyo en Sí. Entonces comenzó la nueva humanidad con Su resurrección, siendo El la cabeza y los de la fe su cuerpo, unidos por el Espíritu Santo.

                                                                                                  

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