miércoles, 11 de octubre de 2017

274. El Evangelio del Amor.

1 Pedro 1:22 “Ustedes han purificado su vida en la obediencia a la verdad por medio de Espíritu que anima el amor fraternal, sincero, ferviente, así que ámense fervientemente unos a otros de corazón puro”
1 Pedro 1:22 “Habiendo purificado vuestras almas por obediencia a la verdad, mediante el Espíritu para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro”
La verdad es Dios, es Jesús, es el Espíritu, es la ley, y obedecer a la verdad limpia la vida de una persona. ¿Qué es obedecer a la verdad? Es aceptar que Dios en Jesús venció al pecado y nos limpió de nuestros pecados, a la vez que nos mató a la ley, para darnos su Espíritu, o sea, es vivir de la conducta de Jesús.

1 de Pedro 1:23 “Han nacido de nuevo no de simiente corruptible sino de una incorruptible, por medio de la palabra viviente de Dios que permanece hasta siempre”
1 Pedro 1:23 “siendo renacidos no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”

En el antiguo pacto se anticipa que Dios planea que los creyentes sean criaturas nuevas, o sea que nazcan de nuevo, gracias a Su palabra sembrada en la mente. Su palabra es la historia de Jesús, y cuando el creyente la acepta, él es parte de la historia de Jesús, y por esto vivirá por siempre.

1 Pedro 1:24 “Al contrario, toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre es como la flor de la hierba, porque la hierba se seca, y la flor se cae”
1 Pedro 1:24 “Porque toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae”
El hombre, su vida, sus triunfos, o fracasos se acaban, en contraste, la palabra de Dios es eterna. Y el Verbo, o Palabra de Dios se hizo hombre, para traer vida eterna al humano que lo acepte. Aceptar a Jesús es entender y recibir el relato de Su vida, especialmente el significado de Su sacrificio y resurrección.

1 Pedro 1:25 “Pero la palabra del Señor permanece por la eternidad, y esta es la palabra de la buena nueva para nosotros”
1 de Pedro 1:25 “Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”
La palabra de Dios que pone en la eternidad a los que la reciben es la misma palabra que Pedro predico a los judíos que vivían en el mundo gentil, es decir es el relato de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Esta palabra se acepta al tener en cuenta que al caer Adán toda la humanidad fue separada de Dios, del amor.

1 Pedro 2:1 “Por consiguiente, pongan fuera toda malignidad, todo engaño, y disimulación, envidia y toda difamación”
1 Pedro 2:1 “desechando pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones”
La maldad fue puesta por el maligno en la mente humana, en la caída de Adán, y no hay como desecharla, a menos que se acepte la historia de Jesús en la mente. Entonces, cuando fluyan en los pensamientos estos males, solamente hay que reemplazarlos con la realidad de que Jesús freno en si todos estos pensamientos.

1 de Pedro 2:2 “Como infantes recién nacidos deseen la leche pura, sin adulterar, a fin de que crezcan en ella”
1 Pedro 2:2 “Desead, como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcan para salvación”
Los judíos a quienes Pedro enseno la historia de Jesús eran comparables a infantes, que sacian su hambre con leche. La leche no adulterada es la explicación del bautismo, arrepentimiento, fe al aceptar que Jesús es el Mesías, etc. Pero todavía no estaban preparados para el alimento solido que enseno Pablo.

1 Pedro 2:3 “Si quizás han probado la bondad del Señor”
1 Pedro 2:3 “Si es que habéis gustado la benignidad del Señor”
Al dar los primeros pasos en el camino de la fe, es necesario empezar a ser como niños en la relación con Dios, esto es prestar atención, más a las necesidades que a los errores y caídas, entonces se empieza a gustar la benignidad del Señor.

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