jueves, 27 de octubre de 2016

225. El Evangelio del Amor

 Romanos 8:33 “¿Quién acusara a los escogidos de Dios? Pero Dios es el que los justifica”

En las escrituras, satanás es el acusador de los que tienen en sus pensamientos la historia de Jesús en la cruz, ante el tribunal universal, porque ve sus debilidades y caídas; pero Dios cargo en Su Hijo los pecados pasados y futuros del mundo. En otras palabras, el Padre limpio a los creyentes de sus pecados.

Romanos 8:34 ¿Quién es el que nos juzgara y condenara? Porque el Mesías murió, aun mas, resucito, además está a la diestra de Dios, hablando a nuestro favor”
Jesús dijo:  el que tiene fe en Mi no será juzgado, y ha pasado de muerte e vida. Es decir, los que retienen en sus pensamientos el relato de Jesús en la cruz no tienen quien los condene, porque en Jesús crucificado se hizo el juicio condenatorio de ellos. Más bien, ahora, Jesús habla a favor de los de la fe.

Romanos 8:35 ¿Qué nos puede separar del amor del Mesías?  ¿Las tribulaciones, las calamidades, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
Dios es espíritu, o sea, no se Le puede ver, Dios es amor; entonces, el Amor es un Ser que se expresa en misericordia, en compasión, en afectos. Por otro lado, la fe en la historia de Jesús, nos une a Él, a Su misericordia, a Su bondad, a Su Espiritu. Y nada ni nadie puede romper la unión de fe.

Romanos 8:36 “Como está escrito: Por Tu causa hemos llegado a estar muertos cada el día, considerados ovejas sacrificadas”
El que tiene en sus pensamientos la historia de Jesús crucificado está en el camino mental de la fe. Y empieza, al entender que Jesús murió como cabeza de la humanidad creyente. En otras palabras, todo creyente murió en Jesús, por esto este escrito: Cada día somos tomados como ovejas sacrificadas.

Romanos 8:37 “Sin embargo, en todo somos más que vencedores, por medio del que nos amó”
En los creyentes ocurren confrontaciones entre los pensamientos naturales que nacen del mal que heredo de Adán, y los pensamientos de la historia de Jesús en la cruz, generados por el Espíritu Santo. Siempre vencen los pensamientos del Espíritu, gracias a que Jesús los venció durante toda Su vida.

Romanos 8:38, 39 “Estoy persuadido que ni la muerte, o la vida, ni ángeles, principados, o poderes, ni lo presente, o lo porvenir, ni lo alto, lo profundo, o lo creado, u alguna otra cosa podrán separarnos del amor de Dios que es en Jesús, el Mesías “
El apóstol fue lleno del amor de Dios desde su visión en el camino a Damasco, y al sufrir persecuciones, cárcel, azotes, durante su misión, era llenado del amor de Dios para sus enemigos; de esta manera fue convencido de que el amor divino le colma, en toda su vida, al que cree en el relato de Jesús en la cruz.

Romanos 9:1-2 “Digo la verdad en el Mesías, no miento; y el Espíritu Santo me da testimonio en mis percepciones, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón”
El Espíritu Santo le aseguro a Pablo que la tristeza y dolor que le causaban el rechazo de los judíos a la salvación, nacida del amor de Dios, y derramado en Jesús en la cruz, eran genuinos. En otras palabras, el apóstol no sufrió porque los judíos le rechazaron a él, sino al amor del Padre dado en Jesús.  

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