viernes, 7 de octubre de 2016

222. El Evangelio del Amor.

Romanos 8:12 “Por consiguiente hermanos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne”
El apóstol para resaltar en los creyentes la importancia de prestar atención a la presencia del Espíritu Santo en ellos, puso el argumento de que los creyentes no deben permitir que les dirijan los sentidos, porque estos son utilizados por el pecado para mantenerles en esclavitud.

Romanos 8:13 “Pero si viven según la carne deberán morir; pero vivirán, si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne”
El dominio del pecado, o sea el mal controlando al hombre desde sus sentidos y emociones, acabo en Jesús, gracias a Su muerte; porque el hombre al prestar atención a Su historia, recibe el Espíritu Santo; Quien vence el dominio de los sentidos y emociones en el hombre, entonces tiene la vida eterna.

Romanos 8:14 “Porque todos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos de Dios”
Cuando Adán cayo perdieron el Espíritu Santo él y sus descendientes, o sea la humanidad quedo separada de Dios, y bajo el poder de la muerte. Jesús vino para que el Padre ponga en El los pecados del mundo, y pueda ser restaurado el Espíritu de Dios al creyente, a fin de que lo guie y le una al Hijo.

Romanos 8:15 “Porque no recibieron espíritu de esclavitud para nuevamente ser presas del temor, sino que recibieron Espíritu de adopción como hijos, por el cual exclaman Padre, Padre”
En el que acepta la historia de Jesús, esta llega a ser parte de lo que él sabe; y el Espíritu Santo la aflora en sus pensamientos en cada tentación, afirmando así que el Padre hizo su salvación en Jesús. Así le mantiene libre del temor. Al mismo tiempo, el Espíritu le aumenta la convicción de que Dios le adopto como hijo.

Romanos 8:16 “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios”
Una de las obras del Espíritu Santo es compartir con el creyente los sentimientos de misericordia y compasión del Padre a los errados, ignorantes y caídos, de esta manera le muestra que es hijo de Dios. Recuerde que para ser el objeto de la presencia del Espíritu del Hijo es necesario tener en la mente la historia de Jesús    

Romanos 8:17 “Si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios, participes de la herencia del Mesías. Ahora participamos de Sus sufrimientos, a fin de ser glorificados con El”
Jesús, el Mesías nos representó, para eso se hizo hombre como nosotros, llevo nuestros pecados en su cuerpo y murió crucificado. Y en Él nos mató a los diez mandamientos para ser unidos a Él, como el cuerpo a la cabeza, y así fuimos adoptados como hijos de Dios, a fin de participarnos de Su herencia.

Romanos 8:18 “Pero considero que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria que nos será revelada”
El depender de la historia de Jesús, es decir caminar en la fe, requiere pasar por  sufrimientos y pruebas, pero estas no se pueden equiparar con el brillo o lustre que recibirán los que han caminado en el camino de la fe, y no han seguido el camino de la obediencia a la ley, porque en ese camino no camino Jesús.

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