Los principios de la vida de este mundo son opuestos a los principios de vida que Jesús vivió y enseno. Los principios de vida de Jesús son la misericordia, la ayuda a los necesitados, el perdón, la compasión y están enmarcados en la humildad y mansedumbre. Los del mundo son la soberbia, la jactancia, el buscar ser servidos, aprovecharse de los demás, y están encuadrados en el orgullo y la mentira.
Juan 15:20 “Recuerden
lo que les dije: El siervo no es mayor que su señor. Si Me persiguieron a Mí, también
les perseguirán a ustedes. Si guardaron Mi palabra, también guardaran la de
ustedes”
Jesús sembró Sus principios de vida mediante su vida, crucifixión y muerte en Sus
seguidores. Entonces hay dos principios de vida en el mundo, los de Jesús y los
del maligno. Los de Jesús fueron sembrados con misericordia y bondad, pero los
del maligno fueron impuestos a la fuerza; por eso persiguieron al Señor, y sus
siervos también sufrirán persecución. Pero así mismo serán escuchados, como lo fue Jesús.
Juan 15:21 “Todo esto
les harán por causa de Mi nombre, porque no conocen Al que Me envió”
“Mi nombre” significa que los hechos y palabras de Jesús
nacen del amor del Padre. O sea que los creyentes sufrirán persecuciones, porque
seguir Su nombre significa vivir del amor de Dios. En otras palabras, la raíz de las
persecuciones está en que los hombres desconocen que Dios es misericordioso,
compasivo, lleno de perdón y bondad.
Juan 15:22 “Si no
hubiera venido, y no les hubiera hablado no tendrían pecado, pero ahora no tiene excusa por su pecado”
La humanidad fue puesta bajo el pecado de Adán; y de ese
pecado salen los pensamientos y acciones malas. Teniendo en cuenta esto, Dios
no les hizo a los hombres responsables de sus pecados, hasta que vino Jesús. Pero
desde entonces los hombres pueden
aceptar la historia de Jesús, y ser libres de la condena por sus pecados, o no aceptarla, y ser responsables de sus
pecados.
Juan 15:23 “El que me
odia a Mí, también odia a Mi Padre”
Jesús dijo que rechazarle, despreciarle, no tolerarle,
detestarle, menospreciarle, es decir odiarle es también rechazar, despreciar,
detestar, menospreciar, no tolerar al Padre. Porque el Señor vino para que los
hombres conozcan a Dios. En otras palabras la bondad, paciencia, misericordia,
compasión de Jesús con los que estuvieron con El, es la manera como Dios, el
Padre trata a los hombres.
Juan 15:24 “Si no
hubiera hecho entre ellos las obras que nadie las ha hecho, no tendrían pecado;
pero ahora las han visto, y aun así Me han odiado, y también a Mi Padre”
La incomprensión que
los hombres pueden tener de Dios se resuelve con las enseñanzas y milagros de Jesús,
sobre todo con su muerte, sin embargo muchos han persistido en rechazar, menospreciar,
ignorar a Jesús, que es lo mismo que odiar al Padre. Su odio es porque no
quieren recibir Su amor misericordioso y abnegado, ya que prefieren el orgullo,
la mentira y egolatría.
Juan 15:25 “Pero
ellos me han odiado para que se cumpla la palabra escrita en la ley de ellos:
Que Me odiaron sin causa”
Los sufrimientos de Jesús
fueron profetizados, porque Dios quería que los judíos identificaran, en
las escrituras, a Jesús como el Mesías prometido, ya que los maestros de Israel
tendrían ideas equivocadas del Mesías.
Así en las profecías mesiánicas de los Salmos, se aprende del gran dolor del Mesías causado por el odio
de los judíos, porque el dolor que causa el odio es proporcional a la
intensidad del amor.
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