lunes, 23 de junio de 2014

167. Dios es Amor. La inmersion en el Espiritu Santo.


 Marcos 1:8 “Yo les bautice en agua, pero Él les bautizara en el Espíritu Santo”
Juan les sumergió “bautizo” a los judíos en agua; este rito tiene valor solo si es  acompañado por la inmersión, o bautismo en el Espíritu Santo. Esta segunda inmersión o bautismo  puede ejecutarlo únicamente Jesús; que  en el cielo pide al Padre que  sumerja en el Espíritu Santo al que valora Su vida en la tierra,  y sobre todo tiene en la mente Su sacrificio.

Lucas 11:13 “Es cierto que ustedes, siendo malos,   saben dar a sus hijos lo bueno ¿cuánto más el Padre,  desde el cielo,  les dará el Espíritu Santo a los que le pidan
Antes que esté vigente  el Nuevo Pacto, o sea mientras estaba en vigor el Pacto Antiguo, el Padre estaba listo a dar el Espíritu Santo, únicamente, a los que sentían necesidad y le pedían. Pero ahora en el Nuevo Pacto, ya está vigente la inmersión, “bautismo” en el Espíritu Santo, para TODOS  los que prestan atención receptiva al sacrificio de Jesús.

Juan 16:7 “Pero les digo la verdad: Les beneficia que yo me vaya, porque si no me voy el Paracleto  no vendrá a ustedes; pero si me voy enviare a Él a ustedes”
Jesús aseguro que es de más  utilidad  al creyente la compañía  del Espíritu Santo,  que la compañía corporal del Salvador, porque  el  Espíritu Santo actualiza en la mente del creyente la vida,  las enseñanzas,   la muerte, y la resurrección   de Jesús. En una palabra, hace presente el amor del Padre.  

Juan 16:8-9 “Cuando venga el Espíritu Santo expondrá  al mundo el pecado... porque en realidad no tienen fe en Mi”
El Señor revelo que cuando el bautiza  en el Espíritu Santo, la primera obra del Espíritu en el creyente es exponer su pecado;  es decir hacer que  empiece a sufrir la actividad corruptora del pecado.  que el diablo clavo  en la mente humana, cuando Adán cayo. Y poco a poco el creyente se siente esclavo de ese mal,  hasta que comprende que solo la fe en la victoria de Jesús, le librara de esa esclavitud.       

Romanos 6:3 “No saben que los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, en su muerte hemos sido bautizados”
La unión del creyente con la muerte de Jesús en el bautismo  es una realidad siempre que Él le bautice en el Espíritu Santo. Porque  el Espíritu expone el pecado  en el creyente;  al mismo tiempo le da comprensión de que Jesús murió representándole  en el efecto natural del pecado: la muerte, de esta manera  crece en la fe, y  vive muerto al pecado.

Juan 3:5 “...Te digo: Verdaderamente,  si alguien no es nacido del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”
El bautismo en el Espíritu da como fruto el nuevo nacimiento, requisito necesario para la ciudadanía  en el reino de Dios. Estas palabras de Jesús  revelan que el bautismo en el agua debe ir acompañado del bautismo en el Espíritu Santo, para que tenga valor. Y solo  Jesús, el  Sumo Sacerdote del Templo del  cielo, realiza este bautismo.

Gálatas 3:1-2 “...  Jesús,  el Cristo, crucificado  fue anunciado a ustedes.  Ahora, solo esto quiero saber de ustedes ¿Recibieron el Espíritu de la actividad de la ley, o, por oír de la Fe?
Pablo  responde esta pregunta afirmando que fueron bautizados en el Espíritu cuando oyeron la historia de Jesús crucificado. Lo mismo es hoy. Por lo tanto, El Señor  bautiza en el Espíritu Santo a toda persona que oye atentamente y retiene Su historia  en la cruz, y  el Espíritu Divino,  inmediatamente,  obra en el creyente, convenciéndole de pecado.

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