1
Cor. 13:13
Ahora
permanecen estas tres: la fe, la esperanza y el amor; pero el mayor de estos es
el amor”
Dios es Amor, es decir, no puede existir
sin amarnos.
De Su amor nacen la fe y la esperanza en
nosotros. Ahora, la fe se extiende al pasado, porque Jesús murió, resucito y
fue al Padre hace veinte siglos; el amor
es ahora, al presente, pero la
esperanza, la promesa de la resurrección, está en el futuro.
Rom
8: 23,24
“…aguardando
con ansiedad ser adoptados como hijos, el rescate de nuestro cuerpo; porque
hemos sido salvados en esperanza. Pero la esperanza que se ve no es esperanza
¿Para
qué esperar lo que uno ve?”
La esperanza nace de la fe en la muerte y
resurrección de Jesús, y la fe nace del amor que motivo al Salvador a
sacrificarse. Por lo tanto, la pureza que El alcanzo en la cruz, y después Su resurrección con un cuerpo sin
enfermedad, inmortal, perfecto son para nosotros objeto de esperanza, o sea del
futuro. Por esto la palabra inspirada
afirma que hemos sido salvados en esperanza.
Pero el perdón de los pecados, y la
misericordia divina son para hoy.
1 P
edro 1:21
“Gracias
a Jesús ustedes tienen fe en que Dios le resucito de los muertos y le dio
gloria, para que la fe y la esperanza de ustedes sea en Dios”
La
historia de Jesús tiene origen en la compasión del Padre, porque la humanidad caída Le movió para pedir al Verbo que se haga un
hombre como nosotros, tanto, que se apropie de nuestros pecados, y que con su
muerte destruya la humanidad perdida; y entonces
Él Le resucite como la cabeza de la nueva humanidad, la inmortal y
perfecta.
Así que bien hace el que une los hechos de
la cruz a la misericordia del Padre, porque de este modo su fe y esperanza
están en Dios.
1
Cor. 15:19
“Si
solo estamos esperando en Cristo en esta vida, somos los más dignos de lastima, de todos los hombres”
Si se vive sin esperanza, se puede sufrir
depresión, porque se pierde la ilusión de vivir; ya que fuimos creados para
tener esperanza a fin de que el futuro tenga sentido.
En el campo espiritual, si no
esperamos resucitar, porque Jesús resucito,
entonces el futuro no se extiende más
allá de esta vida, y sería una pérdida de tiempo esforzarse, ya que todo terminaría con la
muerte.
Efe
1:18
“Les
ilumine lo ojos de sus corazones para que comprendan la esperanza a la cual ha
sido llamados, y vean las ricas glorias que hay en la herencia, prometida a su
pueblo”
Damos tanto valor a los proyectos de esta
vida, que no queda espacio en la mente para considerar lo que Jesús gano, para
la humanidad, con su sacrificio y resurrección. Por este motivo, el Padre quiere alumbrar el entendimiento de
los de la fe, para que disciernan y
aprecien el esplendor de la herencia que Jesús consiguió en el calvario. Es
decir, para que vivan con esperanza.
1
Cor. 15:21
“Porque
es cierto que por un hombre hay la muerte, así mismo, por un hombre hay la
resurrección de los muertos.”
La muerte es parte del ciclo humano desde
que Adán peco. De la misma manera la resurrección ahora ya es parte del ciclo
humano porque Jesús nunca peco.
Esto
es así porque Dios creo a la humanidad como una corporación, cuya cabeza es
Adán, por esto somos pecadores y
morimos. Así mismo, Dios puso como cabeza de la nueva humanidad a Jesús; y si
aceptamos Su historia en nuestra mente, somos vistos por Dios como justos, y
seremos resucitados para vida eterna.
1 Juan 3:2
“Amados, ahora ya somos hijos de Dios, pero no se sabe
cómo seremos, pero cuando Él se manifieste, seremos parecidos a Él, porque le
veremos como Él es.”
El Padre les hace
hijos suyos a los que tienen en su mente la historia de Jesús, sin embargo no
se entiende porque sufren el pecado, la enfermedad, y la muerte;
es decir, no se ve un cambio sustancial
en ellos.
Pero lo que se sabe es que cuando Jesús haga su aparición
en las nubes para llevar a los creyentes de todas las edades, estos le
verán y serán transformados física y espiritualmente, para ser semejantes
a Él.
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