lunes, 3 de marzo de 2014

151. Dios es Amor. La Esperanza.


1 Cor. 13:13

Ahora permanecen estas tres: la fe, la esperanza y el amor; pero el mayor de estos es el amor”

 

Dios es Amor, es decir, no puede existir sin amarnos.

De Su amor nacen la fe y la esperanza en nosotros. Ahora, la fe se extiende al pasado, porque Jesús murió, resucito y fue al Padre hace veinte siglos;  el amor es ahora, al presente, pero  la esperanza, la promesa de la resurrección, está en el futuro.

 

Rom 8: 23,24

“…aguardando con ansiedad ser adoptados como hijos, el rescate de nuestro cuerpo; porque hemos sido salvados en esperanza. Pero la esperanza que se ve no es esperanza

¿Para qué esperar lo que uno ve?”

 

La esperanza nace de la fe en la muerte y resurrección de Jesús, y la fe nace del amor que motivo al Salvador a sacrificarse. Por lo tanto, la pureza que El alcanzo en la cruz, y  después Su resurrección con un cuerpo sin enfermedad, inmortal, perfecto son para nosotros objeto de esperanza, o sea del futuro. Por esto  la palabra inspirada afirma que hemos sido salvados en esperanza.

Pero el perdón de los pecados, y la misericordia divina son para hoy.

 

1 P edro 1:21

“Gracias a Jesús ustedes tienen fe en que Dios le resucito de los muertos y le dio gloria, para que la fe y la esperanza de ustedes sea en Dios”

 

La  historia de Jesús tiene origen en la compasión del Padre, porque  la humanidad caída  Le movió para pedir al Verbo que se haga un hombre como nosotros, tanto, que se apropie de nuestros pecados, y que con su muerte destruya la humanidad perdida;  y  entonces  Él Le resucite como la cabeza de la nueva humanidad, la inmortal y perfecta.

Así que bien hace el que une los hechos de la cruz a la misericordia del Padre, porque de este modo su fe y esperanza están en Dios. 

 

1 Cor. 15:19

“Si solo estamos esperando en Cristo en esta vida, somos los más  dignos de lastima, de todos los hombres”

 

Si se vive sin esperanza, se puede sufrir depresión, porque se pierde la ilusión de vivir; ya que fuimos creados para tener esperanza a fin de que el futuro tenga sentido.

En el campo espiritual, si no esperamos  resucitar, porque Jesús resucito, entonces  el futuro no se extiende más allá de esta vida, y sería una pérdida de tiempo  esforzarse, ya que todo terminaría con la muerte.

 

Efe 1:18

“Les ilumine lo ojos de sus corazones para que comprendan la esperanza a la cual ha sido llamados, y vean las ricas glorias que hay en la herencia, prometida a su pueblo”

 

Damos tanto valor a los proyectos de esta vida, que no queda espacio en la mente para considerar lo que Jesús gano, para la humanidad, con su sacrificio y resurrección. Por este motivo,  el Padre quiere alumbrar el entendimiento de los de la fe,  para que disciernan y aprecien el esplendor de la herencia que Jesús consiguió en el calvario. Es decir, para que vivan con esperanza.

 

1 Cor. 15:21

“Porque es cierto que por un hombre hay la muerte, así mismo, por un hombre hay la resurrección de los muertos.”

 

La muerte es parte del ciclo humano desde que Adán peco. De la misma manera la resurrección ahora ya es parte del ciclo humano porque  Jesús nunca peco.

 Esto es así porque Dios creo a la humanidad como una corporación, cuya cabeza es Adán,  por esto somos pecadores y morimos. Así mismo, Dios puso como cabeza de la nueva humanidad a Jesús; y si aceptamos Su historia en nuestra mente, somos vistos por Dios como justos, y seremos resucitados para vida eterna.

 

1 Juan 3:2

“Amados, ahora ya somos hijos de Dios, pero no se sabe cómo seremos, pero cuando Él se manifieste, seremos parecidos a Él, porque le veremos como Él es.”

 

El Padre les hace hijos suyos a los que tienen en su mente la historia de Jesús, sin embargo no se  entiende porque  sufren el pecado, la enfermedad, y la muerte; es decir, no se ve  un cambio sustancial en ellos.

Pero lo que  se sabe es que cuando Jesús haga su aparición en las nubes para llevar a los creyentes de todas las edades, estos le verán  y serán transformados  física y espiritualmente, para ser semejantes a Él.

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