jueves, 6 de marzo de 2014

151. Dios es Amor. El Arrepentimiento.


Jer 8:6

“Dice Yahveh: He  escuchado atentamente para saber que piensa del mal que ha hecho, pero no se arrepiente y dice ¿Qué he hecho?...”

 

Después que alguien hace lo malo, Dios le oye con atención para comprobar si este se arrepiente, y dice: ¿Como pude hacer este daño?

La palabra hebrea “nacham” significa literalmente “cambiar de opinión”, y también “consolar”. En este versículo “arrepentirse” es “cambiar de opinión” del mal hecho, es decir verlo como un daño. Solo después de este arrepentimiento puede venir la tristeza o el dolor.

 

Isaías 66:13

“Como a un hombre, a quien su madre consuela, así Yo te consolare. En Jerusalén serás consolado.”

El verbo hebreo “nacham” que en este versículo significa “consolar”, también es traducido “arrepentirse” en el sentido de  “cambiar de opinión” En realidad “nacham” cubre, al mismo tiempo,  el “cambio de opinión” de un mal  hecho, seguido por  el consuelo que Dios da. El Espíritu Santo siempre es la fuente de las dos fases del arrepentimiento.

 

Hechos 5:31

“Dios le exalto a Su derecha como Príncipe y Salvador para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados”

 

El mal de  palabras o actos de una persona, le queda oculto con la fuerza de las justificaciones de su mente; por esto es incapaz de discernirlo.

Por este motivo, el Padre envió a su Hijo para que se haga hombre  y se apropie del mal de  la humanidad, muera y resucite, para que dé  al pecador  la compresión del mal que ha hecho, y la seguridad del amor del Padre, es decir, al mismo tiempo le consuele”

 

Luc 17:3

“Presten atención: Si alguien les ofende, amonéstenle con humildad. Si se arrepiente perdónenle.”

 

La verbo griego “metanoeo” traducido arrepentirse, realmente significa “reconocer la ofensa”. El punto que resalta es que  el que ha vejado, solo reconoce su ofensa después que el ofendido le  exhorta con humildad.

También se nota que Jesús le comparte al ofendido el papel del Espíritu Santo, es decir el ofendido es un agente de Dios, para invitar al que le injurio que se arrepienta.

 

Mat. 9:13

“... Porque no he venido a invitar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento”

 

La invitación del Padre a la mente de  una persona para que reconozca el mal que ha hecho,  es lo primero que hace  Jesús para salvar al pecador.

 Pero esta invitación a reconocer el mal, solo  es para los que no están engañados por la autosuficiencia espiritual, para que sean capaces de reflexionar sobre sus palabras y acciones.

 

Luc 24:47

“Y proclamen en Su nombre el arrepentimiento y perdón de  los pecados” 

 

Una vez que Jesús completo la misión de salvar al hombre, que le encargo el Padre, todavía  es necesario que se conozca Su historia, a fin de que,  los que la escuchen con atención se den cuenta de su vida equivocada, y sean perdonados todos sus pecados.

De este modo, y en ese instante, el hombre es cubierto por la vida del Salvador, en esta tierra.

 

Marcos 2:17.

“…los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos; no he venido a invitar al arrepentimiento a los justos, sino a los pecadores”

 

El Maestro comparo a los pecadores con los enfermos, para resaltar que  los enfermos no pueden curarse a sí mismos, por esto necesitan un médico, también los pecadores no pueden  reflexionar  y darse cuenta de sus caídas, por esto necesitan de Jesús. Y El da el arrepentimiento a todo el que le preste atención.     

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