1 de Juan 5:2
“En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y
guardamos sus mandamientos”
El apóstol nos indica, que para amar a las personas
que son parte de nuestro circulo debemos amar a Dios, y guardar sus
mandamientos. Por otro lado, para amar a Dios es preciso que entendamos y
recibamos el amor misericordioso que Dios vertió por medio del sacrificio de Jesús,
entonces acatamos los mandamientos de la fe y del amor.
1 de Juan 5:3
“Sin duda, este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus
mandamientos no son difíciles”
Dios es amor, y quiere compartir Su identidad con los
que ha puesto Su semilla, o sea con los que les ha dado comprensión del
sacrificio de Su Hijo, haciendo que guarden sus mandamientos, es decir haciendo
que vivan de fe en fe para amar a los que les rodean.
1 de Juan 5:4
“Todo el que es nacido de Dios vence al mundo, y esta es la victoria que ha
vencido al mundo: nuestra fe”
El que es nacido de Dios es a quien Él ha puesto Su
palabra, es decir, su semilla en la mente, así le imparte su amor, y al mismo
tiempo le participa de la fe. Ahora, Su amor y la fe les da juntos a los que
les hace nacer de lo alto, mediante la venza al mundo.
1 de Juan 5:5
“¿Y quién es el que vence al mundo? El que tiene fe que Jesús es el Hijo de
Dios.
El mundo son las influencias que rodean a la persona
de fe, y se caracteriza por personas que viven para complacerse, para el
orgullo y el egoísmo. Pero el que tiene fe que Jesús es Hijo de Dios, está bajo
la influencia del Padre, que por su amor abnegado dio a Su Hijo, quien fue un
canal de misericordia paciencia y compasión al hombre caído, para que a su vez
fluya este amor por medio de los de fe.
1 de Juan 5:6:
Este es el que vino por medio de agua y sangre, Jesús, el Mesías, no solo en agua,
sino en agua y sangre. Y el Espíritu es el que testifica, porque el Espíritu es
la verdad”
El agua y la sangre son una ratificación de que Jesús,
es el Mesías, que vino como un humano, porque cuando murió en la cruz, al ser
traspasado por una espada, broto de su tórax agua y sangre. Adicionalmente, el
Padre le confirmo a Juan el bautista que el personaje que el bautizo era el Mesías;
también Su sacrificio testifica que Él es el Salvador del mundo.
1 de Juan 5:7
“Y tres son lo que testifican en el cielo: El Padre, la Palabra, y el Espíritu
Santo. Y los tres son Uno”
Tres personas, que son UNO, las más importantes del
universo, testifican que Jesús es el Mesías: el Padre, testifico desde el cielo
cuando Jesús fue bautizado, también cuando se transfiguro, así mismo cuando Su
Hijo, anuncio Su crucifixión; la Palabra testifico, ante la samaritana, también
a los judíos, y ante el sumo sacerdote, al ser juzgado; igualmente el Espíritu
testifico que Jesús es el Mesías en innumerables ocasiones.
1 Juan 5:8 “Tres
son los que testifican en la tierra: el Espíritu, y el agua, y la sangre, y los
tres son en Uno”
El Espíritu, el agua y la sangre testifican que Jesús
empezó su misión como Mesías cuando fue bautizado por Juan, y la completo
cuando fue sacrificado. En otras palabras, Jesús vivió inmaculado, aunque
tentado en todo, hasta el Getsemaní, en que se hizo pecado al recibir los
pecados de la humanidad, para ser condenado a muerte, por la ley, para matar a
los creyentes a ley, y unirlos a Él, la cabeza de ellos.
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