1 de Juan 4:2
“En esto conocen el Espíritu de Dios: todo espíritu que reconoce que Jesús el
Mesías ha venido en carne, es de Dios”
Confesar que Jesús, el Mesías ha venido en carne, es
confirmar que Dios la Palabra se hizo como uno de nosotros, es decir que nació
como los humanos nacemos, así mismo, nació bajo el poder de la ley, o sea
sujeto a toda tentación, pero nunca fue vencido por el mal, al contrario, con
Su amor misericordioso venció al maligno.
1 de Juan 4:3
“Y todo espíritu que no reconoce que Jesús, el Mesías no vino en carne, no es
de Dios, y este es el anticristo, del cual ustedes han oído que viene, y ahora
ya está en el mundo”
En Adán la humanidad fue puesta bajo el poder del mal,
por Dios, por esto en Jesús, hombre, los pecados de la humanidad fueron
remitidos por Dios, es decir, los que aceptan la historia de Jesús, son
inocentes ante Dios, y tienen la vida eterna, pero el maligno intenta ocultar
la justicia misericordiosa de Dios, y niega la unión de Dios con la humanidad,
en Jesús.
1 de Juan 4:4
“Y ustedes son hijos de Dios, y les han vencido, porque mayor es Aquel que esta
en ustedes, que el que está en el mundo”
Los que aceptan la misericordia de Jesús,
especialmente la de Su Sacrificio, son hijos de Dios, y han vencido los ataques
del maligno, que quiere negar que el Verbo se hizo humano como nosotros,
gracias al Espíritu de Dios que está en ellos. En otras palabras, los de la fe
no luchan solos en el mundo, sino que el Espíritu, en ellos, los dirige y
sostiene.
1 de Juan 4:5
“Ellos son del mundo, por eso hablan lo del mundo, y el mundo los oye”
Los que ensenan que Jesús no es verdaderamente hombre,
es decir que él no venció al pecado, ni llevo los pecados de la humanidad, en
su cuerpo a la cruz, hablan de lo que es del mundo, es decir, promueven la
piedad y virtud personal para llegar a Dios, estos son acogidos por mundo,
porque la religiosidad es parte de este.
1 de Juan 4:6
“Nosotros somos de Dios, el que conoce a Dios nos escucha, el que no es de
Dios, no nos oye. De esto conocemos el Espíritu de verdad, y el espíritu del
error”
Los que escuchan las palabras que relatan la historia
de Jesús, especialmente en la cruz, están bajo la influencia del Espíritu
santo, por lo tanto, ha terminado Su separación de Dios, que empezó con la
caída de Adán. Por otro lado, los que no prestan atención a la historia de
Jesús, no están bajo la influencia del Espíritu Divino.
1 de Juan 4:7
“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es procedente de Dios, y todo el
que ama es nacido de Dios, y tiene comunión con Dios”
Desde que cayo Adán, el hombre quedo separado de Dios,
es decir lejos de la fuente eterna del amor, pero el que ha sido unido a Dios,
al recibir la historia del sacrificio de Jesús, es un canal a través del cual
Dios derrama Su misericordia a los que le rodean. En otras palabras, tiene
comunión con Dios
1 de Juan 4:8
“El que no ama no tiene comunión con Dios, porque Dios es amor”
El amor no es una emoción, no es un sentimiento, el
amor es un Ser, el amor es Dios. Todas Sus obras y acciones son nacidas de Su
amor. La creación es la expresión de Su amor, por ejemplo, la lluvia es un
ciclo de servicio, así, se junta el agua de la tierra en los mares, se evapora,
se forman las nubes y cae la lluvia, que baña la tierra para que fructifique.
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