1 de Juan
3:19 “Y en esto sabemos que somos de la verdad, y nuestros pensamientos están
en su presencia”
Solo cuando el que ha entendido y aceptado el
sacrificio de Jesús, es unido a la divinidad por medio de Espíritu de Dios,
puede amar con acciones a los que le rodean, porque, ha acabado su separación
de Dios, es salvo, así mismo, sus pensamientos y actividad mental están en la
presencia del Altísimo.
1 de Juan
3:20 “Pero en caso de que nuestros pensamientos nos condenen, Dios es mayor que
nuestros pensamientos, y Él sabe todo”
El maligno puede impresionar con pensamientos que
condenen, a los de la fe, aun después de amar con acciones a los que los
rodeen, pero Dios es mayor que esas impresiones de condenación, porque El salvo
con la vida, muerte y resurrección de Su Hijo a los que prestan atención a la
historia de Él, y les hizo canales de Su misericordia.
1 de Juan
3:21 “Amados, si nuestros pensamientos no nos condenan, seguridad tenemos ante
Dios”
Si nos damos cuenta de que los actos y enseñanzas de Jesús,
especialmente, su sacrificio, nacen del amor misericordiosos del Padre, y
aceptamos que somos amados por El; entonces, nuestros pensamientos no nos
condenan, porque, nuestra fe nace de Su amor, y confiamos en El, por eso, nuestras
peticiones las hacemos con franqueza.
1 de Juan
3:22 “Y lo que le pedimos recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos lo que es agradable delante de Él.
La condición para recibir del Padre nuestras
peticiones, es que guardemos sus mandamientos, pero el apóstol no se refiere a
los diez mandamientos, sino a los mandamientos de la fe y del amor. Estos dos mandamientos
es posible guardarlos, si aceptamos que
somos amados por el Padre al retener la historia de Jesús crucificado.
1 de Juan
3:23 “Y este es el mandamiento: Que tengamos fe en el Nombre de Su Hijo Jesús,
el Mesías, y que nos amemos unos a otros, como Él nos dio mandamiento”
La estructura de la ley de Dios es la siguiente: El
amor a Dios y el amor al prójimo son el origen de todo mandamiento, después
están los mandamientos de la justicia, la misericordia y la fe, a continuación,
los mandamientos llamados las bienaventuranzas, y finalmente los 10
mandamientos, que tienen el objeto hacernos vivir nuestro fracaso espiritual.
1 de Juan
3:24: Y el que guarda los mandamientos en El permanece, y Dios en él. En esto
conocemos que El permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”
La aceptación de la historia de Jesús, particularmente
la de Su sacrificio hace que resalte el amor misericordioso del Padre al
pecador, dando como fruto que este sea unido a Dios por la fe, además es
convertido en canal del amor de Dios a los que lo rodean, siendo el Espíritu en
el creyente, el que hace realidad esta comunión con El
1 de Juan 4:1
“Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben a los espíritus, para ver si
son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”
El apóstol exhorta a los creyentes de las
congregaciones del primer siglo, a no prestar atención a los predicadores
itinerantes, que venían a ensenar falsedades respecto a Jesús, a su naturaleza,
al significado de sus enseñanzas, y al alcance de su obra, enseñanzas que
contradecían el testimonio de los que estuvieron con El.
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