lunes, 8 de abril de 2019

347. El Evangelio del Amor


1 de Juan 3:19 “Y en esto sabemos que somos de la verdad, y nuestros pensamientos están en su presencia”

Solo cuando el que ha entendido y aceptado el sacrificio de Jesús, es unido a la divinidad por medio de Espíritu de Dios, puede amar con acciones a los que le rodean, porque, ha acabado su separación de Dios, es salvo, así mismo, sus pensamientos y actividad mental están en la presencia del Altísimo.

1 de Juan 3:20 “Pero en caso de que nuestros pensamientos nos condenen, Dios es mayor que nuestros pensamientos, y Él sabe todo”

El maligno puede impresionar con pensamientos que condenen, a los de la fe, aun después de amar con acciones a los que los rodeen, pero Dios es mayor que esas impresiones de condenación, porque El salvo con la vida, muerte y resurrección de Su Hijo a los que prestan atención a la historia de Él, y les hizo canales de Su misericordia.

1 de Juan 3:21 “Amados, si nuestros pensamientos no nos condenan, seguridad tenemos ante Dios”

Si nos damos cuenta de que los actos y enseñanzas de Jesús, especialmente, su sacrificio, nacen del amor misericordiosos del Padre, y aceptamos que somos amados por El; entonces, nuestros pensamientos no nos condenan, porque, nuestra fe nace de Su amor, y confiamos en El, por eso, nuestras peticiones las hacemos con franqueza.

1 de Juan 3:22 “Y lo que le pedimos recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos lo que es agradable delante de Él.

La condición para recibir del Padre nuestras peticiones, es que guardemos sus mandamientos, pero el apóstol no se refiere a los diez mandamientos, sino a los mandamientos de la fe y del amor. Estos dos mandamientos es posible guardarlos, si   aceptamos que somos amados por el Padre al retener la historia de Jesús crucificado.

1 de Juan 3:23 “Y este es el mandamiento: Que tengamos fe en el Nombre de Su Hijo Jesús, el Mesías, y que nos amemos unos a otros, como Él nos dio mandamiento”

La estructura de la ley de Dios es la siguiente: El amor a Dios y el amor al prójimo son el origen de todo mandamiento, después están los mandamientos de la justicia, la misericordia y la fe, a continuación, los mandamientos llamados las bienaventuranzas, y finalmente los 10 mandamientos, que tienen el objeto hacernos vivir nuestro fracaso espiritual.

1 de Juan 3:24: Y el que guarda los mandamientos en El permanece, y Dios en él. En esto conocemos que El permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”

La aceptación de la historia de Jesús, particularmente la de Su sacrificio hace que resalte el amor misericordioso del Padre al pecador, dando como fruto que este sea unido a Dios por la fe, además es convertido en canal del amor de Dios a los que lo rodean, siendo el Espíritu en el creyente, el que hace realidad esta comunión con El

1 de Juan 4:1 “Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben a los espíritus, para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”

El apóstol exhorta a los creyentes de las congregaciones del primer siglo, a no prestar atención a los predicadores itinerantes, que venían a ensenar falsedades respecto a Jesús, a su naturaleza, al significado de sus enseñanzas, y al alcance de su obra, enseñanzas que contradecían el testimonio de los que estuvieron con El.

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