martes, 19 de septiembre de 2017

271. El Evangelio del Amor

1 de Pedro 1:1 “Pedro, un delegado de Jesús, el Mesías, a los elegidos, israelitas extranjeros de los países gentiles, en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”
1 Pedro 1:1 “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”
La palabra griega que significa delegado ha sido transliterada al español, apóstol, y pierde así su sentido práctico, dándole un significado jerárquico. O sea, Pedro fue delegado de Jesús con la misión de testificar a los judíos que vivían en el extranjero que Él era el Mesías prometido. Por esto el les escribe esta carta.

1 Pedro 1:2 “Según el conocimiento previo de Dios Padre, para la santificación del Espíritu, para sumisión y rociamiento con la sangre de Jesús el Mesías. Sea multiplicada la gracia y la paz”
1 Pedro 1:2 “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la Sangre de Jesucristo: Gracia y Paz os sean multiplicados”
Dios, antes del tiempo, decidió que los de la fe sean objeto de la obra de Su Espíritu para que puedan someterse a Jesús y sean cubiertos con su muerte. Es decir, que en Jesús sean lavados de sus pecados, y también librados del poder del mal. Así mismo, que gocen de la comunión con El, y tengan al Padre a su favor.

1 Pedro 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús el Mesías, quien según sus muchas misericordias nos ha hecho renacer a una esperanza viva, por medio de la resurrección de los muertos de Jesús el Mesías”
1 Pedro 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”
Alabado sea el Padre porque dio Su misericordia en la vida, muerte y resurrección de Su Hijo, e hizo que Su Espíritu obre en los que dan valor a Su historia, especialmente en la cruz y los capacite, para que se dejen cubrir con la muerte de Jesús, a fin de que nazcan a un futuro vivo, su resurrección en la Parusía”

1 de Pedro 1:4 “Para obtener una herencia inmortal y pura, perpetua, conservada en los cielos para nosotros”
1 Pedro 1:4 “Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”
Pedro dirigiéndose a los judíos que vivían en países gentiles, y que habían reconocido que Jesús era el Mesías, les dice que Jesús freno todo pecado, lavo de los pecados a la humanidad, mato a la ley a los creyentes y resucito para que resuciten y sean herederos de una herencia guardada en el cielo, perfecta y eterna.

1 Pedro 1:5 Ustedes son protegidos en el poder de Dios, por medio de la fe para la salvación que esta lista para ser revelada en el último tiempo”
1 Pedro 1:5 “Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el último tiempo”
Los que han dado valor a la historia de Jesús son protegidos del malo, por el poder de Dios, siendo el nexo con Su poder esta fe. En otras palabras, es el poder de Dios el que mantiene sin caída al creyente hasta que brille la salvación; cuando Jesús aparezca en las nubes para resucitar, transformar y llevar a los de la fe.  

1 Pedro 1:6 “En la que se gozan grandemente, pero ahora es necesario que sufran diversas adversidades”
1 de Pedro 1:6 “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas”
La persona que depende de la historia de Jesús, en la cruz, vive intensamente, porque por un lado vive en paz, disfrutando de Su salvación que se realizó en Jesús, y por otro, sufre muchas aflicciones, pero sin desesperar; de esta manera su vida tiene sentido, calidad y contenido.

1 de Pedro 1:7 “A fin de que la prueba de la fe de ustedes, mucho más valiosa que el oro, que se destruye con el fuego que se lo prueba, al examinarla sea hallada para alabanza, de valor, y gloriosa en la revelación de Jesús, el Mesías”
1 Pedro 1:7 “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perece cuando se lo prueba con el fuego, sea hallada de alabanza, gloria y honra, cuando sea manifestado Jesús, el Cristo”
Pedro explica dos puntos de la fe, primero, que Dios evalúa la fe haciendo que el creyente la use, con el fin de hacerla crecer; el mismo, cuando negó a Jesús en el juicio, tuvo que usar su fe en la misericordia del Salvador. Y segundo, halla que la fe es más valiosa que el oro, que a su vez es lo más valioso para el hombre común.

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