jueves, 10 de noviembre de 2016

227. El Evangelio del Amor.

 Romanos 9:10 “Y no solo Sara concibió de Abraham, sino también Rebeca concibió de uno, de nuestro Padre Isaac”
Abraham tuvo a Isaac, fruto del milagro de Dios. Isaac se casó con Rebeca que también era incapaz de concebir. Por esto, Jacob y Esaú fueron el resultado del milagro divino. Pero el más grande milagro Dios lo realizo en María, una virgen judía que expreso su fe, diciendo: Hágase en mi según tu palabra.

Romanos 9:11 “Porque Esaú y Jacob todavía no habían nacido, ni hecho lo bueno, o lo malo. Esto con el fin de que la elección de Dios sea exhibida, además quede claro que no es por obras sino por el llamado”
En la genealogía que Dios levanto en base a la fe en sus promesas, que empezó en Abraham, culmino en Jesús, y continuo con los tienen en sus pensamientos la historia de Jesús crucificado, resalta que Dios los eligió, desde la eternidad, a los que la integrarían. Por esto se lee que Dios eligió a Jacob y le llamo a la existencia.

Romanos 9:12 “Se le dijo a Rebeca, el mayor servirá al menor”
Dios anticipo a Rebeca, la esposa de Isaac, mientras estaba embarazada, que tenía en su vientre dos criaturas, y que el que nacerá primero, Esaú servirá al que nacerá después. Así Dios señalo que la genealogía que empezó con Abraham, continuo con Isaac, seguirá con Jacob, porque El escogió a Jacob y no Esaú.

Romanos 9:13:” Como está escrito: A Jacob amé y a Esaú aborrecí”
Para entender este pasaje hay que tener presente que Dios no tiene pasado, ni futuro, sino siempre presente, por esto cuando El eligió a Jacob, siendo menor que Esaú, conocía que Jacob sería receptivo de Su misericordia, al sufrir situaciones dolorosas, al contrario de Esaú que no le daría atención a Dios.

Romanos 9:14 “Por consiguiente ¿Qué diremos?  Que la injusticia sale de Dios, No. De ninguna manera”
El hecho que Dios escogió a Jacob, da la impresión que Él es injusto. Pero, por un lado, Dios es amor; por otro, en la mente hay cierta libertad para aceptar o rechazar la misericordia divina, o sea aceptar o rechazar relacionarse con El, de este modo, la relación con Dios depende de la reacción humana al amor divino.

Romanos 9:15 “Porque le dice a Moisés: Seré misericordioso con quien tenga misericordia. Seré compasivo con quien tenga compasión”
La misericordia y la compasión son las dos expresiones del amor divino. La compasión es ponerse en la condición del necesitado; esto hizo el Verbo al hacerse un hombre. La misericordia es ayudar al despreciable y caído. También Dios le dijo a Moisés que nunca dejara de Ser misericordioso y compasivo con el que acepte Su amor.

Romanos 9:16 “En conclusión no es del que quiere, ni del que corre, sino de la misericordia de Dios”
La voluntad humana, o el esfuerzo del hombre no pueden iniciar el camino hacia la misericordia divina. Más bien, siendo Dios la fuente infinita de la misericordia, El busca, sin descanso a personas en quienes derramar su amor.

 

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