sábado, 9 de julio de 2016

210. El evangelio del Amor.

 Romanos 4:18 “Y sin tener esperanza, Abraham tubo fe en la esperanza,  de que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Como está escrito: Así será tu descendencia”
Casi en su juventud, Abraham había perdido la esperanza de llegar a ser padre, porque su esposa era estéril. Pero  cuando era anciano Dios le prometió un hijo, él  tuvo fe a pesar de su desesperanza, y llego a estar seguro que se cumpliría lo que Dios había dicho  de él, que su  descendencia seria como la arena del mar.

Romanos 4:19 “Su fe no se debilito al observar su cuerpo casi muerto, puesto que tenía cerca de cien años,  además la impotencia de la matriz de Sara”
La fe de Abraham no estaba en armonía con su sentidos, porque él se veía incapaz de tener un hijo, ya que estaba acabado, viejo, sin embargo se aferró en su mente al pensamiento contrario, que tendría un hijo porque Dios le prometió, esa fue su fe. En la vida de fe, el pensamiento guía y no la vista. 

Romanos 4:22 “Por esta fe Dios le considero justo”
La fe de Abraham es el ejemplo para seguir. El creyó la oferta de Dios, y su fe se afirmaba al considerarse un anciano, cerca de morir y su esposa incapaz de concebir, porque pensaba que Dios era  poderoso para cumplir su oferta. Así nosotros, la oferta del hijo se refiere a Jesús, que nos salvó en El. Y se afirma nuestra fe en que Él nos cubre con su pureza, cuando nos darnos cuenta de nuestra degradación moral.

Romanos 4:24 “También a nosotros será contada (la fe) esto es a quienes tenemos fe en El que resucito de los muertos a Jesús Señor Nuestro”
Hay que tener en cuenta que la fe no solo es en la historia de Jesús, sino en el Padre que envió a su Hijo, primero, para lavar en El los pecados de los de la fe, y segundo, para que se  una a ellos, como un esposo con su esposa, y entonces caminen El con el de la fe juntos  en el sendero de la vida.

Romanos 4:25 “Él fue entregado por nuestras ofensas, y resucitado para nuestra justificación”
El Padre entrego a Su Hijo al poder del maligno por nuestras ofensas, aunque El nunca peco. El Padre le hizo pecado porque descargo en  El los pecados de la humanidad, para que Jesús nos lave con su sangre en la cruz. También fue resucitado para compartirnos Su fe, con el fin de cubrirnos con Su pureza, es decir para justificarnos.   

Romanos 5:1 “Por lo explicado, habiendo sido justificados de la fe, tenemos paz hacia Dios, por medio de Nuestro Señor Jesús, el Mesías”
El ejemplo de la justificación por la fe de Abraham, sirve de base para asegurar que los que tienen fe en la historia de la muerte de Jesús, y obedecen a esta fe, es decir aceptan que sus pecados fueron remitidos en el cuerpo de Jesús a la cruz, y además que Jesús les mato a la ley para estar unido a ellos mediante el Espíritu Santo, tienen paz con Dios, es decir están unidos también al Padre. 

Romanos 5:2 “Y por medio de quien tenemos acceso, por la fe a esta gracia, en la que estamos, y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios”
Reteniendo en la mente la historia de Jesús, o sea teniendo fe en El, Su gracia nos cubre, entonces somos canales de Su misericordia, bondad, tolerancia, lealtad. Y nuestro futuro llega a ser real, definido y claro, porque vivimos para recibir y compartir nuevos vislumbres de Su amor; es decir  tenemos esperanza.

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