martes, 9 de febrero de 2016

251. Dios es Amor.

 Juan 18:39 “Es costumbre entre ustedes que suelte un preso, en la pascua, por lo tanto ¿quieren que les suelte al rey de los judíos?

El gobernador romano deseaba agradar a los judíos, también no quería condenar a Jesús, por eso les cito la costumbre de que el gobernador libere en la fiesta judía a un preso, el que ellos escogieran. Por otro lado, los judíos le entregaron a Jesús para que Pilado le sentencie a muerte, así que de ningún modo iban a aceptar que Jesús fuera liberado.

Juan 18:40 “Entonces todos, otra vez, gritaron, diciendo: No a este, sino a Barrabas. Barrabas era un ladrón”
La pregunta de Pilato les indigno profundamente a los judíos, tanto que todos los que estaban afuera del palacio de Pilato gritaron fuera de sí “que no libere a Jesús” sino a un malhechor llamado Barrabas. A pesar que Pilato le declaró inocente a Jesús, los judíos le  pidieron que suelte a un criminal sentenciado a muerte. Tal era el odio que sentían por el Creador y Salvador del mundo.

Juan 19:1 “Entonces, Pilato tomo a Jesús y le azoto”
Pilato tenía el poder de Roma y podía soltar a Jesús, pero temía a los judíos, porque conocía que podían complotar contra él, así que en lugar de dejar libre a Jesús  decidió hacerle azotar. Pensó que este  castigo calmaría el odio de los judíos al  Señor, y quizá después encontraría la manera de salvarlo.

Juan 19:2 “Y los soldados tejieron una corona de espinas y la pusieron sobre Su cabeza, también  lo cubrieron con un manto purpura”
Los soldados romanos orgullosos del emperador romano, quisieron hacer burla de Rey de los judíos, por eso le pusieron una corona de espinos, y un manto purpura, para significar el dominio del emperador sobre el rey de los judíos. Pilato no se opuso a esa infamia. Jesús estaba de pie ante los romanos, y se veía en El Su mansedumbre y humildad tanto como Su dignidad real.

Juan 19:3 “Y los soldados le decían: Viva el Rey de los judíos, y le abofeteaban”
La copa de angustia, dolor y humillación bebió Jesús también de parte de los soldados romanos, después de haber sido azotado. Su cuerpo estaba lacerado, Su frente sangraba, y  le golpearon en la cara. Pero en el sufrimiento  Jesús aprendió a obedecer a Dios y cumplió Su misión en esta tierra.

Juan 19:4 “Entonces Pilato salió otra vez y les dijo: Lo traigo fuera, a fin de que conozcan que no encuentro ningún delito en El”
Pilato no hablo con Jesús mientras lo azotaban, ni después cuando se burlaron  y Le abofetearon, pero el gobernador decidió salir otra vez, para  decirles a los judíos que no había encontrado mal alguno en Jesús. Reitero que no Le interrogo, pero si  observo la actitud de Jesús cuando era azotado y abofeteado por los soldados, y quedo convencido de Su inocencia.

Juan 19:5 “Entonces Jesús salió fuera llevando la corona de espinos y el manto purpura, y Pilato les dijo: ¡Miren al hombre!”
Pilato quería de los judíos dos cosas, primero que  vean en Jesús la dulzura, la pureza de su rostro y la inocencia de su mirada, a pesar de que estaba ensangrentado y golpeado, así como la dignidad de su porte, y segundo conmover a los judíos al ver a Jesús en esas condiciones.

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