El gobernador romano deseaba agradar a los judíos, también
no quería condenar a Jesús, por eso les cito la costumbre de que el gobernador libere
en la fiesta judía a un preso, el que ellos escogieran. Por otro lado, los judíos
le entregaron a Jesús para que Pilado le sentencie a muerte, así que de ningún
modo iban a aceptar que Jesús fuera liberado.
Juan 18:40 “Entonces
todos, otra vez, gritaron, diciendo: No a este, sino a Barrabas. Barrabas era
un ladrón”
La pregunta de Pilato les indigno profundamente a los judíos,
tanto que todos los que estaban afuera del palacio de Pilato gritaron fuera de sí
“que no libere a Jesús” sino a un malhechor llamado Barrabas. A pesar que
Pilato le declaró inocente a Jesús, los judíos le pidieron que suelte a un criminal sentenciado
a muerte. Tal era el odio que sentían por el Creador y Salvador del mundo.
Juan 19:1 “Entonces,
Pilato tomo a Jesús y le azoto”
Pilato tenía el poder de Roma y podía soltar a Jesús, pero temía
a los judíos, porque conocía que podían complotar contra él, así que en lugar
de dejar libre a Jesús decidió hacerle
azotar. Pensó que este castigo calmaría
el odio de los judíos al Señor, y quizá
después encontraría la manera de salvarlo.
Juan 19:2 “Y los
soldados tejieron una corona de espinas y la pusieron sobre Su cabeza, también lo cubrieron con un manto purpura”
Los soldados romanos orgullosos del emperador romano,
quisieron hacer burla de Rey de los judíos, por eso le pusieron una corona de
espinos, y un manto purpura, para significar el dominio del emperador sobre el
rey de los judíos. Pilato no se opuso a esa infamia. Jesús estaba de pie ante
los romanos, y se veía en El Su mansedumbre y humildad tanto como Su dignidad
real.
Juan 19:3 “Y los
soldados le decían: Viva el Rey de los judíos, y le abofeteaban”
La copa de angustia, dolor y humillación bebió Jesús también
de parte de los soldados romanos, después de haber sido azotado. Su cuerpo
estaba lacerado, Su frente sangraba, y
le golpearon en la cara. Pero en el sufrimiento Jesús aprendió a obedecer a Dios y cumplió Su
misión en esta tierra.
Juan 19:4 “Entonces
Pilato salió otra vez y les dijo: Lo traigo fuera, a fin de que conozcan que no
encuentro ningún delito en El”
Pilato no hablo con Jesús mientras lo azotaban, ni después
cuando se burlaron y Le abofetearon,
pero el gobernador decidió salir otra vez, para
decirles a los judíos que no había encontrado mal alguno en Jesús. Reitero
que no Le interrogo, pero si observo la
actitud de Jesús cuando era azotado y abofeteado por los soldados, y quedo
convencido de Su inocencia.
Juan 19:5 “Entonces Jesús
salió fuera llevando la corona de espinos y el manto purpura, y Pilato les
dijo: ¡Miren al hombre!”
Pilato quería de los judíos dos cosas, primero que vean en Jesús la dulzura, la pureza de su
rostro y la inocencia de su mirada, a pesar de que estaba ensangrentado y
golpeado, así como la dignidad de su porte, y segundo conmover a los judíos al
ver a Jesús en esas condiciones.
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