Los soldados se repusieron y se levantaron, entonces Jesús, con serenidad majestuosa, les pregunto otra vez: ¿a quién buscan? Los soldados le respondieron: A Jesús el Nazareno, Jesús les repitió: YO SOY. El Señor, para proteger a sus discípulos, les pidió a los soldados que les dejen libres; pero nunca busco protección para sí, porque el amor misericordioso le animaba a cumplir lo que estaba escrito.
Juan 18:9 “Para que se cumpla la palabra que dice: De los que Me diste, ninguno de ellos pereció”
Jesús después de pedir a los soldados que no apresen a los
discípulos, hizo audible la razón de Su pedido, indicando que les protegió para
que se cumpla lo que asevero al Padre: Que
ninguno de Sus discípulos pereció. De esta manera el Maestro puso Sus palabras
al nivel de las profecías Mesiánicas del
Antiguo Testamento, y las cumplió, tal como cumplió todas las profecías
referentes a Él.
Juan 18:10 “Entonces,
Simón Pedro, que tenía una espada, la saco e hirió al siervo del sumo
sacerdote, y le cortó la oreja derecha.
El siervo se llamaba Malco”Pedro al oír las palabras de Jesús que dijo que gracias a Su protección ninguno de ellos se perdió, también le quiso proteger a Jesús con su espada, cortándole la oreja al siervo, para así, cumplir las palabras que dijo a Jesús, que daría su vida por el Maestro. Pedro era impulsivo; además no conocía sus debilidades, y aunque amaba a Jesús no entendía todavía Su misión.
Juan 18:11 “Entonces Jesús
le dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. ¿La copa que el Padre Me ha dado
no he de beberla? “
Jesús le dijo a Pedro que la misión que el Padre le dio en
este mundo fue que sea apresado, juzgado, azotado, crucificado y muerto. Antes
les había explicado que esta copa Le era necesaria beberla para hacer la
limpieza de los pecados de la humanidad, y que Él estaba dispuesto a padecer,
conforme a lo que Dios le ordeno, motivado por el amor del Padre al hombre.
Juan 18:12 “Entonces
la tropa, el comandante, y los guardas de los judíos, prendieron a Jesús y lo
ataron”
Los soldados apresaron a Jesús y lo ataron como a un
criminal, a pesar que no había acusación alguna contra él, tampoco una orden
legal. Rompieron todas las normas de justicia de la época, para deshacerse de Jesús,
el Maestro poderoso de Israel. El sanedrín, el más alto cuerpo judío, estaba empeñado en matar al Mesías que Dios envió a Israel.
Los romanos le ayudaron.
Juan 18:13 “Y le
llevaron, primero ante Anas, porque era el suegro de Caifás, quien, ese año,
era el sumo sacerdote”
Los sacerdotes no tenían acusación para juzgar y condenar a Jesús,
por eso para encontrar una culpa que justifique Su muerte, le llevaron ante Anas
, también sumo sacerdote, pero retirado; este confiaba en su astucia para
interrogar al Maestro, y lograr que Jesús
se condene a si mismo con Sus respuestas.
Juan 18:14 “Caifás
fue el que aconsejo a los judíos, que convenía que un hombre muriera por el
pueblo”
Cuando Jesús resucito a Lázaro, los dirigentes judíos se alarmaron porque toda
la nación iría tras El, para hacerle rey. Entonces los romanos los destruirían por tener un rey fuera del Cesar. Por esto Caifás aconsejo que lo mejor era entregar a Jesús
a los romanos, acusándolo de querer hacerse rey de los judíos. Y su argumento fue que les beneficiaba que un
hombre muera en lugar de todos los judíos.
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