Las
palabras de Jesús son la verdad, porque son del Padre, es decir nacen de su
amor compasivo a la humanidad; Su amor se concreta en hechos, es decir sus
palabras no son teorías, sino acciones para el bien del hombre. Sin embargo en
algunos no despiertan la fe, porque el diablo activa el egoísmo natural que
ciega el entendimiento, de modo que las
enseñanzas del Señor no se comprendan para tener fe.
Juan 8:46 “¿Quién de ustedes me reprende de
pecado? Pero si les digo la verdad porque no tienen fe en Mi”
Jesús,
motivado por el amor, les hizo esta pregunta sin presunción, más bien con
humildad y mansedumbre, de manera que sus interlocutores, al reconocer
que guardaba perfectamente los mandamientos, les sea más fácil prestarle
atención. El anhelaba que ellos oigan sus enseñanzas, o sea que tengan fe en
El para salvarles.
Juan 8:47 “El que es de Dios escucha las
palabras de Dios, por eso ustedes no oyen porque no son de Dios”
Jesús dijo que el que tiene relación con Dios
oye Sus palabras. Los judíos, en esos tiempos, estaban bajo el pacto antiguo, y
su relación con Dios era posible solo en
el santuario, cuando llevaban un sacrificio por sus pecados; pero los fariseos
anularon la realidad de sus pecados con sus leyes orales, por esto no podían
escuchar las palabras de Dios, porque no estaban en relación con el Padre.
Juan 8:51 “En verdad les digo que si
alguien guarda Mi palabra, no vera la muerte para siempre”
En
el antiguo pacto, para vivir eternamente debían obedecer los mandamientos, es
decir gracias a la obediencia personal se vencía la muerte. Pero nadie ha
podido obedecer la ley. Al contrario Jesús ofreció
la vida al que retiene Sus palabras. También dijo que la muerte natural será
transitoria a los que presten atención a Sus enseñanzas.
Juan 8:52 “Los judíos Le dijeron: Ahora
sabemos que tienes un demonio; Abraham y los profetas murieron y tú dices: Si
alguien guarda Mi palabra jamás probara la muerte”
Los
judíos quisieron anular las palabras de Jesús, dando a entender que no eran fuente de vida, ya que Abraham y los
profetas habían muerto, a pesar de que recibieron las palabras de Dios, es
decir murieron, habiendo escuchado al Altísimo.
Pero ellos ignoraban que se tiene vida eterna
al recibir el Espíritu Santo, cuando se escuchan las enseñanzas de Jesús. Entonces
la muerte de los creyentes llega a ser un sueño, porque resucitaran.
Juan 8:53 “Tú no eres más grande que
nuestro padre Abraham, quien murió. Los profetas también murieron. ¿Tú mismo
quien te haces?
Ellos
no tenían en cuenta: a) que Jesús es Yahveh encarnado; b) que las escrituras
dicen que Yahveh es Dios de Abraham, Isaac y Jacob, c) las palabras de Jesús respecto
a este hecho, que Yahveh no es Dios de
muertos, sino de vivos; es decir Abraham, Isaac, Jacob fueron contados entre
los vivos porque recibieron las palabras de Yahveh; entonces
su muerte es un sueño del que
despertaran en la resurrección.
Juan 8:54 “Jesús les contesto: Si yo me
glorifico a mismo, Mi gloria nada es, pero es Mi Padre El que Me glorifica, a
quien ustedes dicen: Es nuestro Dios”
Jesús
les dijo que el Ser, a quien ellos llaman
su Dios, Le exalta cada
instante al guiarle, hablarle y mostrarle lo que debe hacer y decir, como un padre a su
hijo. De este modo Sus enseñanzas y
hechos vienen del Padre, para ser fuente
de vida eterna, para todo el que le presta atención.
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