viernes, 13 de febrero de 2015

Dios es Amor.

 Juan 7:38 “El que tiene fe n MI, como ha dicho la escritura, de su interior fluirá agua viva”

Para los judíos la fe en Jesús consistía en recibir sus enseñanzas, reconocer Sus milagros, y  aceptar Su  origen divino. Esta fe era difícil porque un judío estaba saturado de las enseñanzas rabínicas, además conocían el origen humano de Él. Pero para nosotros esto es historia, además que El resucito, por lo tanto es más fácil tener fe ahora que en ese tiempo. Pero en ambos casos de fe el Espíritu trae el amor divino al creyente.
Juan 7:39 “Pues se refería al Espíritu que habían de recibir los que tenían fe, porque el Espíritu Santo todavía no había sido dado, ya que Jesús no había sido glorificado”

Juan el escritor de este evangelio explica el significado de lo que Jesús  grito  en el  último día de la fiesta, diciendo que los que aceptaron las enseñanzas de Jesús no habían recibido el Espíritu de vida, porque El aún no había resucitado y subido al cielo para enviarle a los hombres. Esta promesa empezó a  cumplirla después de su resurrección, y la completo en el pentecostés, 50 días después de esta.
Juan 7:40, 41 “Entonces algunos de la multitud escuchando esto decían: Verdaderamente Este es el Profeta. Otros decían Este es el Cristo”

Los judíos que habían venido a la fiesta al oír las palabras de Jesús fueron impresionados y creyeron que Él era el profeta prometido. La razón por la que dijeron esto es que Dios les ofreció  a los israelitas  un  profeta como  Moisés, con el objeto que  ellos acojan todas sus enseñanzas. Este profeta era el Mesías, por eso otros de la multitud dijeron: es el Cristo.
Juan 7:46 “Los guardias respondieron: Nunca un hombre ha hablado como este hombre habla”

Las enseñanzas de Jesús llegaron a lo más íntimo de los que le prestaron atención. Los  guardias estaban atentos a lo que Él decía  para que los dirigentes religiosos, que les enviaron, tengan de que acusarle. Ellos regresaron a relatar lo que oyeron y dijeron: Jamás alguien ha hablado como Jesús. Posiblemente cuando El murió algunos de los guardias sintieron Su misericordia y llegaron a tener fe en el Salvador.
Juan 8:3-4 “Los escribas y fariseos trajeron una mujer sorprendida en adulterio… y le dijeron a Jesús: Esta mujer ha sido sorprendida en el acto de adulterio”

Estos dirigentes religiosos estaban celosos y envidiosos de Jesús por la impresión de Sus enseñanzas en los judíos que habían venido a la fiesta, e intentaron condenarle,  haciendo ver que El no cumplía la ley de Moisés; para esto hicieron arreglos para atrapar en un lecho prohibido a una adultera, conocida por ellos, y llevarla a Jesús, porque sabían que El por darle  Su misericordia, repudiaría  la ley.
Juan 8:5,6 “Moisés, en la ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Entonces ¿Que dices Tú? Esto decían para hacer caer a Jesús, para tener de que acusarle”

Esos religiosos  le recordaron a Jesús que  la ley de  Moisés manda matar apedreadas a las adulteras, con el fin que El de una opinión  contraria al dictamen de la ley. Pero no trajeron  al hombre que encontraron con esa mujer, por esta razón  omitieron que la ley  condena tanto al  hombre como a  la mujer adúlteros,  a morir apedreados.
Juan 8:7 “Como insistían en preguntarle, se paró y les dijo: El que de ustedes este sin  pecado sea el primero en tirarle una piedra”

Jesús no les contesto cuando le preguntaron sobre el apedreamiento a las adulteras, por esto le presionaban que responda, entonces el Maestro les dijo que el que sea inocente de adulterio  apedree a esa mujer. De este modo el Señor la protegió de morir lapidada, tampoco se fue contra la ley. Este es un ejemplo de como Jesús defiende a los pecadores, aunque sean culpables de los pecados más graves.

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