No sabemos lo que escribió Jesús en el polvo, pero si
sabemos el poder de esas palabras: “El que no tenga pecado arroje la primera
piedra”, porque todos sintieron remordimiento y avergonzados
se retiraron. La obra de la ley, que es convencer de pecado, no hizo en ellos
efecto, porque estaba en la letra y no en sus mentes, no obstante, las palabras de Jesús llegaron a
sus conciencias convenciéndoles de pecado.
Juan 8:10-11 “Enderezándose
Jesús le dijo: Mujer ¿Dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado? Ninguno Señor.
Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete y no peques”
Quedaron solos Jesús y la mujer Él le pregunto que donde estaban los que le
arrastraron del lecho para apedrearla.
La mujer estaba acurrucada, en ropas de cama, esperando ser apedreada, alzo su vista al oír la pregunta de Jesús, y
vio que sus acusadores se habían ido, entonces el Señor le anuncio que tampoco la condena, pero si le aconsejo apartarse del adulterio.
Así mostro que vino para perdonar y
salvar.
Juan 8:12 “Siguiendo
este tema, Jesús les hablo nuevamente y les dijo: Yo soy la Luz del mundo, el
que me sigue no caminara en oscuridad, sino que tendrá la Luz de la
vida”
Jesús después de salvar a la mujer, les busco a los que un poco antes les remordió la conciencia, para explicarles
que el perdón que le dio a la mujer dejo
ver la misericordia del Padre al pecador, y les invito a seguirle para
que conozcan la abundancia de la compasión de Dios al hombre. Jesús empleo la figura de la luz para referirse a Él,
porque Sus obras alumbraron el amor
divino a los pecadores.
Juan 8:13 “Entonces
los fariseos le dijeron: Tu testificas de ti mismo, por eso tu testimonio no es
válido”
Los fariseos le escucharon a Jesús decir que Su perdón a la mujer adúltera fue una luz
para sus conciencias que les permitía ver el amor de Dios al pecador, pero
ellos no aceptaron esa afirmación de Jesús, y
le dijeron que Su alegación de que es la Luz del mundo, no tiene valor,
porque para que una declaración de esa
naturaleza sea aceptada debe ser dicha por testigos y no por El mismo.
Juan 8:14 “Jesús les
contesto: Yo testifico de Mi mismo, y mi testimonio es verdadero porque yo sé
de donde he venido y adónde voy; por el
contrario ustedes no saben de dónde vengo ni adónde voy”
Jesús defendió la validez de lo que dijo de sí mismo, diciéndoles
que estaba seguro de Su origen divino y de
Su destino en el seno de Dios, porque estaba lleno de amor divino para el pecador, por eso era
la Luz de mundo; al contrario, ellos no necesitaban
la misericordia del Padre, porque
pensaban que Dios les aceptaba por su
obediencia a los mandamientos.
Juan 8:16 “En caso
que Yo juzgue, Mi juicio es verdad, porque Yo no soy solo, sino Yo y el Padre
que me envió”
El Señor no condeno a la adultera, más bien derramo su
misericordia en ella al impedir que sea
apedreada. Él les dijo que su decisión fue verdad, porque fue de Él y del
Padre. Pero desde el ángulo humano, esa
decisión hubiera sido justa si Jesús la
hubiera condenado, como dice la ley. Pero desde el punto de vista de Dios un
acto judicial es justo cuando la misericordia esta sobre la sentencia de la
ley.
Juan 8:17 “Y en la
ley dada a ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero”
Después que Jesús revelo que el perdón dado a la mujer adúltera
fue resultado del juicio del Padre y de El, les indico a los fariseos que la
afirmación que hizo de que es la Luz del mundo es válida porque fue el Padre
que le inspiro a decirla. Porque la ley de Moisés dice que si el testimonio de
dos hombres coincide, entonces es verdad el asunto sobre el cual testificaron.
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