Salmo
25:10
“Todos
los caminos de Yahveh son misericordiosos
y leales para los que guardan su pacto y sus testimonios”
Dios ayuda a todo necesitado, pero su misericordia es especial para el que
presta atención tanto al sacrificio de Jesús, como al papel de los 10
mandamientos.
Los mandamientos Dios puso en todos, para testificarles que
no pueden obedecerle a Dios.
En otras palabras Dios derrama Su ayuda
especial, en toda ocasión, pero no al justo, sino al que es consciente de sus
debilidades. Como Jesús dijo : Luc. 18:13-14 “El publicano a distancia, sin
siquiera alzar sus ojos, se golpeaba el pecho, diciendo: Oh Dios. Ten
misericordia de mí, pecador. Les digo que este fue a su casa
justificado...”
Salmo
25:8
“Bueno
y recto es Yahveh, debido a esto les instruye a los pecadores el camino”
El camino de Dios es ayudar al necesitado, y Él quiere
hacerles partícipes de Su misericordia a
los pecadores. Esto es, quiere que los
que se reconocen débiles, caminen
Con El, o sea que se fijen en cualquier
persona en necesidad para socorrerle, con humildad.
Al respecto Jesus dijo: Luc 10:30,33,34 “un
hombre cayo en manos de salteadores,
Quienes le desnudaron, le golpearon y se
fueron…un samaritano…se acerco, y al verlo
fue movido a misericordia…le lavo las
heridas con vino, y le puso aceite y las vendo, le puso en su propia
cabalgadura, le llevo a una pension y le cuido.”
Salmo
138:8
“Yahveh
tu eterna misericordia complétala para mi bien ¡Oh Yahveh! No te desanimes de la obra de tus manos”
La obra de Dios en el débil pecador es
pasarle de una existencia que tan solo gira alrededor de si, a una vida de
equilibrio entre el amor así mismo y el socorro abnegado a los necesitados.
Esta obra nunca le fatiga a Yahveh.
El alcanza este propósito abriéndole los
ojos para que vea la incesante misericordia
que le derrama, y de este modo, cuando
vea un necesitado moverle a ser misericordioso.
Salmo
33:18
¡Presten
atención! Los ojos de Yahveh están fijos en los que le toman seriamente; en los
que esperan su misericordia”
Una de las mejores cosas que le pueden
ocurrir a una persona es esperar la ayuda de Dios, porque la atención del
Altísimo esta puesta en El, para atender sus necesidades.
En otras palabras, lo que Yahveh
espera es que los humanos le tomen en
serio, o sea que crean que Él es Amor.
Pero
el amor si no se expresa ha fracasado, más bien dicho, Dios no puede existir si
no tiene en quien derramar su amor. Por esto las personas que esperan Su misericordia son muy valiosas
para El; y Él está pendiente para volcar su amor en ellos,
en forma de misericordia.
Salmo
107:43
“Quien
es inteligente observa esto, y discierne la misericordia de Yahveh”
Pasan los días sin reflexión en lo que
ocurrió, por eso a muchos es extraña la misericordia de Dios.
Pero si al fin de un día repasan lo que han vivido, aprenderán a
descartar la suerte, y distinguirán la Presencia de Dios en las misericordias que
han recibido. Entonces sus vidas han cambiado, porque sienten que el Altísimo les cobija.
Oseas
6:6
“La
misericordia me deleita, mas no los sacrificios. El conocimiento de Dios, mas no los
holocaustos”
Estas palabras aplicadas al presente
indican que la vida piadosa, virtuosa no agrada al Padre, a menos que vaya
acompañada de la ayuda abnegada a los necesitados. Tampoco le agrada a Dios el fervor por hablar lo que uno cree
saber de la Biblia, si no va de la mano de la misericordia.
Porque Dios goza siempre que un pecador
ayuda al que está en necesidad; ya que
se ha hecho como Sus manos, es decir, al ayudar al necesitado le ha dado la
misericordia que viene de Dios, porque Él es el origen de toda misericordia.
Salmo
33:5
“(aunque)
El ama la rectitud y la justicia (sin embargo) la tierra está llena de Su
misericordia.”
Vemos
actos y palabras, calumnias,
abusos, y muchas cosas que perjudican a otros.
Dios aborrece estas cosas, sin embargo la
mayor parte de los días de los que hacen el mal transcurren con normalidad,
resultado de Su misericordia.
Podemos ver en Jesús, en la cruz, el
desagrado del Padre al mal y al mismo tiempo Su misericordia derramada en los malos. Quien, a pesar, que nunca peco, se
apropió de los pecados de la humanidad y murió, y con su muerte nos lavó de los
pecados, para que vivamos para prestar atención a los necesitados, para socorrerles.
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