miércoles, 23 de octubre de 2013

137. La Esperanza. b.


Apreciado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  más  información  de las Escrituras, sino  para que llegue a tener fe.
Por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, para  que entienda mejor las citas bíblicas; ya que la fe empieza al comprender los pasajes referentes a la  muerte de Jesús.  

Rom 15:13
“Y el Dios de la esperanza les llene de todo gozo  y paz  en la fe, para que el poder del Espíritu Santo sea sin medida  en la esperanza.”

También el Nuevo Testamento, al igual que el Antiguo, revela que Dios es la esperanza, porque Él es la fuente de la vida, y el Señor del futuro, también este versículo ensena que El  extiende a los fieles la cuerda de la esperanza, mientras les llena de alegría, al mismo tiempo que afirma  la comunión con El, haciendo abundar en ellos el poder del Espíritu Santo, siempre que se mantengan en el marco de la fe viva.

Romanos 5: 1-4
“Entonces habiendo sido declarados justos de la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Yeshua, el Mesías. Por  quien hemos entrado a la fe, en esta  gracia, en la cual estamos seguros, así mismo,  nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo en esto nos gloriamos, sino también en los sufrimientos; sabiendo que por medio de los sufrimientos se alcanza la constancia. A su vez la constancia da el fruto de pasar las pruebas, a su turno las pruebas producen la esperanza.”

Hay que notar que este pasaje indica, primero, que gracias a la fe de Yeshua, el Padre nos ha señalado justos, es decir, el Padre nos ve cobijados  con la conducta de Yeshua, como si la justicia del Salvador fuera un manto. Así mismo,  gracias a Yeshua, quien como una puerta, nos da  paso a la  fe y al amor.
Desde entonces  empezamos a mirar el futuro. Más allá de lo que veíamos antes de entrar en la fe. Al mismo tiempo los fieles distinguen la presencia del Padre  en la misericordia,  perdón, tolerancia  que continuamente reciben.
En otras palabras el Padre nos da la esperanza después que hemos creído que Él nos consideró justos en Yeshua,  no rodeó de misericordia y  nos hizo  entrar en la fe.
Dicho de otra forma,  primero debemos mirar al pasado, a la historia de Yeshua, para entrar en la fe y el amor, y desde entonces podemos mirar al futuro, más allá de los anos de nuestra vida.
Por otro lado, así como es preciso crecer en la fe, también  la esperanza debe aumentar y afirmarse. Se afirma la esperanza en el  sufrimiento y en las pruebas.
 Recuerde en este punto, que para crecer en la fe son forzosas las pruebas que causan  sufrimiento. 1 Ped 1:6-7 “Así que es necesario, que estén siendo un poco afligidos por diversas pruebas, para que la fe de ustedes sea probada, porque esta es más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, es probado por el fuego) sea hallada, en alabanza, gloria y honra, en la revelación de Yeshua, el Mesías.”
Igualmente la esperanza se afirma y aumenta con el sufrimiento, por esto, El Padre da más vigor espiritual para aferrarse a las promesas al que es  probado.
También note que Dios nos da la fe con el objetivo de darnos la esperanza en sus promesas. Lea 1 Ped 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Yeshua, el Mesías,  porque nos cobijó con su gran misericordia, y nos hizo nacer de lo alto, para empezar a tener una esperanza viva, por cuando Yeshua, el Mesías nos resucito de los muertos”
Nacemos de lo alto cuando recibimos la historia de amor del Padre, expresado en Yeshua que  murió para salvarnos; y este amor es la base  para esperar  que tal como resucito a Yeshua, nos resucitara a nosotros, en el futuro.

Colosenses 1:4-5
“Habiendo oído  la fe de ustedes en Yeshua, el Mesías, y el amor de ustedes a todos los santos, con miras a la esperanza reservada para ustedes en los cielos; y antes escucharon  de esta esperanza, en la palabra de verdad del evangelio”

El Espíritu de Dios insiste en indicar que una vez que el don de la fe nacida del amor de Dios es recibido, entonces brota su fruto natural, y este es  que las promesas divinas son aceptadas con seriedad.

Romanos 8:24-25
“Porque fuimos salvos solo en esperanza, ya que la esperanza (la promesa) que se ve no es esperanza. Entonces ¿para qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con perseverancia lo esperamos, ansiosamente.”

Estos versículos resaltan  el valor de la esperanza, a la vez que se entiende la relación inseparable entre el amor que motiva la fe y la esperanza. Así nuestra salvación “ocurrió ya” cuando  Yeshua murió, resucito y ascendió. La fe nos lleva al pasado, al calvario, porque en el pasado “en El” nos salvó; sin embargo ese hecho del pasado se hará realidad en el futuro, por medio de la esperanza, es decir solo allí será eliminado el pecado la muerte y pasaremos a tener la inmortalidad y la inocencia.
Si recuerda que la palabra hebrea traducida esperanza en el Antiguo Testamento, literalmente significa cordón, podre repetir en otra forma, que  ahora, nuestra vida espiritual  debe estar conectada a la historia salvadora de Yeshua (el pasado) por la fe, y aferrada al cordón que nos une al futuro,  a ese futuro cuando la esperanza se transforme en la realidad, es decir, ser cambiados en inmortales y sin la semilla del mal, que ahora sufrimos.

Hebreos 11`:1
“Entonces, fe es esperar con perseverancia lo que ya fue hecho; el  convencimiento (por obra  de Dios) de lo que no se ve.”

El Espíritu muestra que  la historia de amor de Yeshua, es decir  la fe continua en las promesas de la resurrección con la nueva naturaleza humana en su segunda venida, o sea en la espera xe esas promesas.    

1 Juan 3:3
“Y todo el que tiene esta esperanza  en Él se purifica así mismo como él es puro.”

 Para purificarnos “ahora” debemos tener claro que Yeshua, en el Getsemaní, se hizo cargo de nuestros pecados, en cumplimiento de Juan 1:29 “Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Y después  que tomo nuestros pecados,  fue crucificado, o sea llevo en su cuerpo, a la cruz los pecados de la humanidad. 1 Ped. 2:24 “El mismo llevo nuestros pecados, en su propio cuerpo, al madero…”
 Y estando con nuestros pecados en la cruz, murió, y con su muerte nos lavó EN El “nuestros” pecados. Dicho en otra forma: en el pasado El cumplió su misión y nos purifico en El. Ahora en  presente debemos purificarnos por medio de la fe en su sacrificio, o sea en su sangre, para que nuestra esperanza sea real, la de ser  transformados a semejanza de Él.
¿Cómo se tiene fe en que Yeshua nos purifico con su  sacrificio? Pensando en que Yeshua llevo ya mis pecados a la cruz, y con su muerte me purifico en El. Esta fe hay que tenerla continuamente, en respuesta al recuerdo de mis pecados, o en cada tentación.

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