viernes, 11 de enero de 2013

105. La carta a los Galatas, (5)

Apreciado lector, para obtener mas provecho de estas lecciones, le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día lea un poco, y complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio.  

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Gal 3:10-12:
“Y todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición; porque está escrito: Maldito todo el que no permanece en todo lo que ha sido escrito en el libro de la ley para hacerlo. Por este motivo es claro,  que Dios a  nadie  en la ley declara justo; sino  que el justo vivirá de la fe. Por lo tanto, lo de la ley no es de fe, sino el hombre que las practica, vivirá por ellas.”

 Pablo continua su reproche a los gálatas, ahora les cita la ley de Dios, Deuteronomio 27:26 y  28:15, que dice así: “Maldito el que no persevere en las palabras de esta ley para cumplirlas” y “Pero sucederá que si no obedeces  la voz de YHVH tu Dios, cuidando  de practicar todos sus mandamientos y estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzaran todas estas maldiciones”  De este modo  les revela la sentencia  por no obedecer la ley. Además   no es el requerimiento para ser aceptados por YHVH la obediencia personal a Su ley. Por esto,  en caso que alguien persista en basarse en su obediencia para que Dios le apruebe su conducta,   queda cubierto de  la sentencia divina, como con un manto, o sea todas  las maldiciones descritas en Deuteronomio 28, desde el versículo 15, pesan sobre él.
De acuerdo a estos versículos, se muestran los dos grupos de personas que buscan agradar a Dios; un grupo: los que oyen con atención y retienen la historia de Jesús  y dos: los que piensan que es necesario la obediencia personal a la ley de Dios, porque Él aprueba esa conducta. El primer grupo es cubierto con la conducta de Jesús, el segundo, nunca agrada a Dios, al contrario, a este grupo le cubre con  todas las maldiciones de la ley.
Aquí hay que precisar que las maldiciones de la ley no son sentencias que no se sabe cómo se ejecutaran, porque las maldiciones no son para  un lejano futuro, ya que  en la historia antigua y reciente de Israel, se han visto esas mediciones cumplirse tal como están anunciadas en Deut 28:15, en adelante y en Levitico 26: 14 en adelante. Pues todavía está vivido el Holocausto que sufrio el pueblo de Dios, de manos de Hitler y de los alemanes. Así que la historia moderna de Israel debe ser una lección para los que dicen guardar y respetar la ley,  que piensan equivocadamente que Dios no está contra ellos, ni  que la maldición  pende sobre ellos, sino que Dios no mira su rechazo del regalo de  la justicia  de Jesús, más bien mira su sinceridad, o su lealtad a su iglesia.       
Volviendo al versículo 12 de Gálatas 3,  estos dos grupos son totalmente opuestos uno del otro, porque el uno se fundamenta en la obediencia personal, más el otro, en la obediencia de Jesús, obediencia  que los gálatas  llegaron a saber al oír la historia de la vida, pero especialmente de la muerte del Señor. El apóstol reitera que la obediencia a la ley no tiene ni el más pequeño origen en la fe, por esto el que decide poner su obediencia para ser justificado de Dios, es imperioso   que obedezca perfectamente  los mandamientos y toda la ley,  para tener vida.

 Gal 3:13-14:
“El Mesías nos rescató de la maldición de la ley! Se hizo maldición, por nosotros!  (Porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero). Con el objeto que la bendición de Abraham, en Jesús el Mesías llegara a los gentiles. Es decir , con el objeto  que recibamos el Espíritu prometido, por medio de la fe.”   

El apóstol les explico a los gálatas, que la  muerte  de Jesús en la cruz fue el precio que  El pago para rescatarnos de la maldición que pende sobre todos, sean  judíos, o gentiles , porque  nadie ha guardado  la ley, o sea todos son merecedores de las maldiciones de Deuteronomio 28 desde el versículo 15 en adelante , y de Lev. 26 del 14 en adelante .
 Dicho con otras palabras, el castigo que recibió Jesús al morir en la cruz , es el cumplimiento de la  sentencia que está  en Deut. 21:22-23 y dice así: “Cuando algún hombre haya recibido la sentencia de muerte, y  haya sido  muerto , y  lo cuelgas de un madero, su cadáver no pasara la noche en el madero.-   Sin falta lo enterraras, el mismo día, para que no contamines la tierra que YHVH tu Dios te da en posesión,  porque Elohim  maldijo al que ha sido colgado.”
Jesús, además de rescatarnos con su muerte de la maldición de la ley, también   nos sacó, con su muerte,   del “poder” que tiene en  la ley la semilla que Satanás puso en todos, cuando Adán cayó. En resumen, Jesús sufrio la muerte por dos razones: 1: Nos libró de las maldiciones de la ley. Y 2: Nos rescató del poder del pecado- El pecado es como una raíz, de la cual salen todas las maldades, o sea las desobediencias a los 10 mandamientos- Reitero, para que vivamos cubiertos  con su justicia, Jesús le quito , con su muerte, el poder que tiene el pecado para hacernos desobedecer los 10 mandamientos.  
Ahora, le explico el punto 2:  Jesús, siendo Dios se hizo un hombre, y heredo  de su madre María
- como todos los humanos- la semilla de Satanás. En otras palabras,  se hizo pecado, como se lee en 2 Cor. 5:21: “Al que no conoció pecado,  le hizo pecado por nosotros, con el propósito que nosotros lleguemos a estar en la justicia de Dios en El”. Ahora,  a pesar que recibió la raíz del  mal de Adán, se sujetó al Espíritu Santo y venció toda tentación, como esta en Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino Uno que ha sido tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado.”. Después, una vez que Jesús sufrio toda tentación, se sometió a los  terribles dolores de los azotes, de los enormes clavos rompiendo su carne, y a la muerte, para destruir toda rebelión.
Le recuerdo que El padeció todo en obediencia al Padre, con el objeto de zafarnos  de la ley de los 10 mandamientos, y quitarle al pecado  la fuente de su poder , ya que  los mandamientos, son la fuente de su poder. 1 Cor 15:56 “El aguijón de la muerte es el pecado, y el “poder” del pecado, la ley” ; y  Rom 7:8 “Y el pecado aprovechando la ocasión, por medio del mandamiento produjo en mi toda codicia. Por otro lado, sin la ley, el pecado está muerto”       
El apóstol fue muy claro con los gálatas al explicarles que Jesús se sometió a  la muerte por las dos razones expuestas antes, y  además  con el objetivo supremo  de cumplir la bendición divina prometida no solo a Abraham, sino también a todas las personas que han oído atentamente la historia de Jesús ,  bendición que es darles el mismo Espíritu que Le guio a Jesús en su vida en la tierra. Porque fue este Espíritu que le llevo de victoria en victoria en toda tentación, y de obediencia en obediencia a la voluntad del Padre.  
En  otras palabras, la causa para darnos su Espíritu es su muerte, por lo tanto, nuestro derecho a recibir el Espíritu  es SU MUERTE. Por consiguiente, si usted  oye con atención receptiva la historia de Jesús (que es lo único que requiere el Padre, para darnos su Espíritu)  reciba también el Espíritu del Hijo.  

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