miércoles, 10 de diciembre de 2014

190. Dios es Amor

Juan 4:25 “La mujer le dijo: Sé que el Mesías viene, el que es llamado Cristo, y cuando El venga nos hará saber todo”

Los  maestros judíos habían ensenado que el Mesías es Rey y Profeta, y que El ensenara los cambios en la relación del hombre con Dios;  además, que  liberara a los judíos del yugo de los romanos. En otras palabras,  esperaban un rey libertador,  y al mismo tiempo un maestro celestial. La samaritana, tambien  esperaba  un Mesías como lo describían los judíos.
Juan 4:26 “Jesús le respondió: Yo soy, El que habla contigo”

El Señor le confeso  a la mujer que Él es el Mesías prometido a Israel; entonces ella empezó a ser beneficiaria de la obra del Mesías,  aunque no sabía   que El   llevara en Si sus pecados  y de todo ser humano,   además le dará vida eterna a ella, y a todo el que preste atención a Su historia,  bautizándolo en el Espíritu Santo. La primera persona que supo quién es  el  Mesías fue una mujer que vivía en adulterio.
Juan 4:27 “Y en esto vinieron sus discípulos y se sorprendieron que hablaba con una mujer, pero ninguno le pregunto ¿Qué le averiguabas? O, ¿Por qué hablabas con ella?”

Los rabinos ensenaban que es indigno y rebaja  a un  hombre hablar con una mujer en público, por esto los discípulos se admiraron que  Jesús   hable con  una mujer, que  además  era samaritana  enemiga de los judíos. Pero, Jesús movido por Su misericordia venció ese  prejuicio a fin de que la samaritana llegue a saber que sus pecados El  los llevara en su cuerpo, a la cruz, para darle el Espíritu Santo, o sea darle vida.
Juan 4 28-29 “Entonces la mujer dejo su cántaro y se fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Vengan, vean a un hombre que me dijo todo, lo mucho que he hecho ¿No será este el Cristo?”

Antes la mujer se avergonzaba de su vida, por eso iba al pozo a mediodía, evitando encontrarse con alguien, pero después que escucho las palabras de Jesús, y el anuncio que Él es el Mesías, ella olvido el agua, fue al pueblo y no a su casa, allí admitió  su vida inmoral, pero ya no tenía vergüenza, más bien queria anunciar  a los del pueblo que el Mesías estaba entre ellos, diciendo ¿No será este el Cristo?
Juan 4:34 “Jesús les dijo a ellos: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió, y completar su obra”

Los discípulos estaban preocupados porque el Maestro no comía, pero Él les dijo que ya había almorzado; y que Su alimento  era hacerse cargo de  los pecados de la humanidad, además,  dar el Espíritu Santo a los que le presten atención, como la samaritana, y  así, con Su misión  completa la obra del Padre, que El inicio cuando inspiro a Moisés para que  escriba los cinco primeros libros del antiguo testamento. 
Juan 4:36 “Y el que cosecha recibe su salario y recoge fruto para vida eterna. Así el que siembra se alegra junto con el que cosecha”

Jesús les  explico con la figura del que siembra y del que cosecha, la labor del Padre y la suya en  la samaritana. Así el Padre sembró en la samaritana, mediante las enseñanzas de Moisés y de los profetas,  la necesidad de ella de pureza moral, a su vez  Jesús cosecho ( a la mujer) dándole el Espíritu Santo, el agua de vida, cuando ella recibió lo que le hablo  junto al pozo.   
Juan 4:39 “Muchos samaritanos de esa ciudad creyeron en El, por la palabra de la mujer, que testificaba: Él me dijo todo lo que yo he hecho”

La mujer se fue a la ciudad, a los hombres que conocían su conducta, y venciendo todo prejuicio,  con arrojo les dijo: Él me dijo todo cuanto he hecho, ¿No será el Cristo? Este mensaje aunque sencillo, y dicho por la persona menos calificada, fue  poderoso en los oídos de esos hombres, porque estaba acompañado por el Espíritu Santo, por eso muchos creyeron en Jesús.

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