Los maestros judíos
habían ensenado que el Mesías es Rey y Profeta, y que El ensenara los cambios
en la relación del hombre con Dios; además, que
liberara a los judíos del yugo de los romanos. En otras palabras, esperaban un rey libertador, y al mismo tiempo un maestro celestial. La
samaritana, tambien esperaba un Mesías como lo describían los judíos.
Juan 4:26 “Jesús le respondió:
Yo soy, El que habla contigo”
El Señor le confeso a
la mujer que Él es el Mesías prometido a Israel; entonces ella empezó a ser
beneficiaria de la obra del Mesías, aunque
no sabía que El llevara en Si sus pecados y de todo ser humano, además
le dará vida eterna a ella, y a todo el que preste atención a Su historia, bautizándolo en el Espíritu Santo. La primera
persona que supo quién es el Mesías fue una mujer que vivía en adulterio.
Juan 4:27 “Y en esto
vinieron sus discípulos y se sorprendieron que hablaba con una mujer, pero
ninguno le pregunto ¿Qué le averiguabas? O, ¿Por qué hablabas con ella?”
Los rabinos ensenaban que es indigno y rebaja a un
hombre hablar con una mujer en público, por esto los discípulos se
admiraron que Jesús hable con una mujer, que
además era samaritana enemiga de los judíos. Pero, Jesús movido por
Su misericordia venció ese prejuicio a
fin de que la samaritana llegue a saber que sus pecados El los llevara en su cuerpo, a la cruz, para
darle el Espíritu Santo, o sea darle vida.
Juan 4 28-29
“Entonces la mujer dejo su cántaro y se fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
Vengan, vean a un hombre que me dijo todo, lo mucho que he hecho ¿No será este
el Cristo?”
Antes la mujer se avergonzaba de su vida, por eso iba al
pozo a mediodía, evitando encontrarse con alguien, pero después que escucho las
palabras de Jesús, y el anuncio que Él es el Mesías, ella olvido el agua, fue
al pueblo y no a su casa, allí admitió su vida inmoral, pero ya no tenía vergüenza, más
bien queria anunciar a los del pueblo
que el Mesías estaba entre ellos, diciendo ¿No será este el Cristo?
Juan 4:34 “Jesús les
dijo a ellos: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió, y completar su
obra”
Los discípulos estaban preocupados porque el Maestro no comía,
pero Él les dijo que ya había almorzado; y que Su alimento era hacerse cargo de los pecados de la humanidad, además, dar el Espíritu Santo a los que le presten atención,
como la samaritana, y así, con Su misión completa la obra del Padre, que El inicio
cuando inspiro a Moisés para que escriba
los cinco primeros libros del antiguo testamento.
Juan 4:36 “Y el que
cosecha recibe su salario y recoge fruto para vida eterna. Así el que siembra
se alegra junto con el que cosecha”
Jesús les explico con
la figura del que siembra y del que cosecha, la labor del Padre y la suya
en la samaritana. Así el Padre sembró en
la samaritana, mediante las enseñanzas de Moisés y de los profetas, la necesidad de ella de pureza moral, a su
vez Jesús cosecho ( a la mujer) dándole
el Espíritu Santo, el agua de vida, cuando ella recibió lo que le hablo junto al pozo.
Juan 4:39 “Muchos
samaritanos de esa ciudad creyeron en El, por la palabra de la mujer, que
testificaba: Él me dijo todo lo que yo he hecho”
La mujer se fue a la ciudad, a los hombres que conocían su conducta,
y venciendo todo prejuicio, con arrojo
les dijo: Él me dijo todo cuanto he hecho, ¿No será el Cristo? Este mensaje
aunque sencillo, y dicho por la persona menos calificada, fue poderoso en los oídos de esos hombres, porque
estaba acompañado por el Espíritu Santo, por eso muchos creyeron en Jesús.
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