El nacimiento por obra de Dios es difícil creer hasta que la
mente cede al amor del Padre. Amor que Jesús
muestra en Su vida y que culmina con Su muerte. Así que al comprender que todo lo que hizo Jesús en la
tierra es fruto del amor de Padre al pecador; y cuando el Espíritu Santo le ayuda al pecador a
reflexionar sobre su vida, entonces siente la necesidad de la intervención amorosa y sobrenatural del
Padre, y cree en el engendramiento de lo alto.
Juan 3:13 “Nadie ha
subido al cielo, sino el que bajo del cielo, es decir el Hijo del Hombre que está
en el cielo”
El Verbo descendió del cielo para hacerse humano. Pero estando físicamente en la tierra, no puede
estar en el cielo. La única forma es con la mente, sus pensamientos estaban en
comunión constante con Dios, y de esta forma Dios el Padre estaba conectado con
la humanidad caída mediante Jesús. De modo que le Hijo del Hombre es como una
escalera espiritual que une el cielo y la tierra.
Juan 3:14 “Y como Moisés
levanto la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo
del Hombre”
Cuando Dios les retiro la protección a los israelitas en el
camino a la tierra prometida, les
atacaron las serpientes que infestaban el desierto; muchos murieron, y pidieron
ayuda a Dios. Él le dijo a Moisés que haga una serpiente de bronce, imagen de
las que les atacaron, y que la ponga en un mástil, para que todo el que la mire
sea sanado. Con esta historia Jesús revelo a Nicodemo que Él debía ser
levantado en una cruz para salvar a todo
el que preste atención a Su sacrificio.
Juan 3:15 “Con el fin
de que todo el que tenga fe en Él no perezca, sino tenga vida eterna”
Jesús comparo cuando El este en la cruz a la serpiente, en
el mástil, imagen de las serpientes que
mataron a muchos israelitas, porque se hará pecado y muerte, al tomar los
pecados de la humanidad, y pasara a la historia
expuesto en la cruz, para que
todo el que retenga en sus pensamientos Su sacrificio, reciba la vida, el Espíritu
Santo; y en caso que muera resucite, para vivir por la eternidad.
Juan 3:16 “Porque
Dios amo de esta manera al mundo: Dio a Su Hijo único, con el fin que todo el
que tenga fe en El, no se pierda, sino tenga vida eterna”
Jesús revelo que el motivo del Padre para enviarle a la tierra fue Su amor al hombre.
De las entrañas de Su ser Le lleno de compasión, misericordia, bondad, lealtad para derramar en nosotros, a fin de que no terminemos en la muerte, sino que resucitemos
para vivir eternamente. Es decir, no le motivo a Dios Su aversión al mal para enviar
a Su Hijo, sino Su amor compasivo, para
que acabe en la cruz con el pecado que nos destruye.
Juan 3:17 “Porque
Dios no envió a Su Hijo con el propósito de condenar al mundo, al contrario,
con el fin de salvar al mundo por medios de El”
Los actos que hizo Dios por medio de Su Hijo no fueron para
condenar al hombre por sus maldades, sino para derramarle su misericordia y compasión.
Es decir, el Padre no le toma en cuenta
al hombre su maldad, al contrario le da Su amor a través de la vida y sacrificio de Su Hijo, para perdonarle los pecados, y hacerle agente de Su gracia, al que preste atención
al sacrificio de Su Hijo.
Juan 3:18 “El que
tiene fe en Él no es juzgado, pero el que no tiene fe ya ha sido condenado,
porque no ha tenido fe en el nombre del único Hijo de Dios”
Jesús le explica a Nicodemo que la salvación es solo por la fe, y la incredulidad es fundamento de la
condenación, en otras palabras, la obediencia, la piedad personal no ganan la salvación, sino
el retener en la mente la historia de Jesús, porque esta historia es como un
manto que cubre el mal natural del hombre; por esto, la condenación no es por la maldad del hombre,
sino por no prestar atención a la historia del Hijo de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario