lunes, 4 de marzo de 2013

111. La carta a los Galatas. (11)

Apreiado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz.  

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Gálatas 5:16-18:
“Por esto les digo: Anden por  el Espíritu y no completen  los deseos apasionados de la carne.
Ahora, la carne desea sobre  los deseos del Espíritu, y el Espíritu desea sobre los deseos de la carne. De esta manera estos son contrarios los  unos de los otros, a fin de que no hagan lo que quieran.
Reitero que si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.”

Siempre el creyente  tiene dos opciones, la una: ser guiado por el Espíritu Santo, y esto significa seguir los deseos del Espíritu,  que son : servir y ayudar a los necesitados; porque, primero, el amor de Dios es derramado en los que han escuchado con atención  receptiva la historia de Jesús,  por medio del Espíritu , y segundo, el amor que trae consigo el Espíritu no se acumula en el creyente, por esto,  este tiene que hacerlo correr, como el agua, sirviendo a los necesitados.
Por otro lado,  amar a los necesitados, es decir ayudarles  es como  una  barrera que frena  la concupiscencia humana a fin de que  no se complete , o sea  que la pasión  se quede tan solo en el ámbito de los pensamientos,  y no se lleguen a concretar las acciones malas, que son los pecados. Por esto leemos en 1 de Pedro 4:8 “Pero sobre todo ámense unos a otros, fervientemente, porque el amor cubre todos los pecados.”
La otra opción, es no servir ni ayudar a los necesitados, más bien vivir una vida cómoda sin mirar  a los que sufren. Los creyentes de esta clase, viven lejos de Dios, porque Dios es amor;  también,  además son víctimas de sus apetitos.
En seguida el apóstol revela una verdad que causa desanimo a muchos creyentes, y esta verdad es la contradicción que existe en el cerebro  de ellos, cuando los deseos  carnales se mezclan con los deseos del Espíritu de amar y servir. En otras palabras, los de la fe experimentan  que  los deseos  malos se sobreponen  a los deseos  de amar  y hacer el bien,   por esta razón  ellos  llegan a pensar que no han sido redimidos, por esto  viven desanimados,  a pesar que esta contradicción da como resultado  que no se completan los deseos malos , o sea no se llega a hacer el acto malo. Pero lo que los de la fe necesitan tener claro es que deben dejar  pasar el amor Divino derramado en ellos con el  Espíritu, ayudando a los que  nos rodean.  Por esto leemos en el versículo 18:” si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley” En otras palabras,  se sale vencedor en lucha contra los deseos carnales cuando se  sirve a los demás. Solo con esta experiencia ya no se está bajo la ley. Lo que quiere decir que, aunque el pecado, la semilla de satanás este en la mente del creyente, pero está aislada, y no está unida dominando a sus facultades consientes.

Gálatas 5: 19-21:
“ Por otro lado, evidentes son las obras de la carne; las cuales son: fornicación, impureza, glotonería, la adoración a dioses falsos, hechicería,  pleitos, discusiones, apasionamientos, ira, rivalidades, intrigas, divisiones, orgias, y otras cosas como estas, que les dije antes, que los que practican tales males , no heredaran el reino de Dios”

El apóstol dice que los actos que salen de la semilla que satanás puso en la mente humana cuando Adán cayo, son fácilmente reconocibles, porque son actos y actitudes que los humanos practican diariamente, así  la glotonería, los actos inmorales, el consumo de drogas, las acciones apasionadas, el espíritu de competencia, los chismes, el hablar mal del prójimo, los bailes, la bebida. A pesar que la mayoría de estas maldades  no son vistas como  dañinas, sino como parte de la cultura y de la  moral de una sociedad. Por esto  ya no se las frena, más bien se las regula. En otras palabras, estas acciones son tan comunes en la sociedad, que si aparece alguien que no las practica es visto como raro. Y así debe ser,  porque todo  humano, por haber recibido la semilla de satanás como  herencia, lo natural es que practique estas cosas,  Sin embargo leemos, que los que hacen  tales cosas no heredarán el reino de Dios.  

Gálatas 5:22-23:
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo y paz, paciencia, benignidad y bondad; fe, mansedumbre y dominio propio, sobre estas  no está la ley.”

Al contrario de los que están en la carne, o sea bajo la ley, los que han aceptado la historia de Jesús como el amor de Dios a ellos, han recibido el Espíritu Santo, y con El,  el amor de Dios. En otras palabras,  están unidos por la ley de la fe  al Espíritu portador del amor divino; porque  Él es  representante de Jesús en los creyentes. O sea le reitero, que la unión del Espíritu  con los de la fe, es que el Espíritu es El  representante  y El  reemplazo de  Jesús, para ser el esposo, y los creyentes la esposa. Y el  resultado de esta unión del Espíritu con las funciones del cerebro es el fruto del Espíritu: amor, o sea el servicio, o ayuda a los necesitados, la alegría que trae el servir a los demás, en el marco de  la armonía consigo, con Dios, con el prójimo,  y con la naturaleza. Todo esto acompañado de tolerancia a los errados, y de un comportamiento integro, por esto, los que andan por el Espíritu son amables (esto es, fácil de amarles),  además, tienen en su mente  la historia de Jesús, resultado del amor de Dios a ellos, son mansos, e decir no se tienen una gran autoestima, y finalmente, gracias a esta unión con el Espíritu, pueden gobernarse a sí mismo, es decir pueden decir no cuando algo no les conviene.
Así que, solo cuando la unión con el Espíritu es una realidad, las actividades de su cerebro no están bajo  la ley para que les ligue  al pecado, a la semilla de satanás.   
Un  punto que hay que aclarar es que así como un hijo tiene muchos órganos y tejidos, el fruto de la unión del Espíritu con  al creyente, tiene nueve componentes: amor, alegría, y paz,  paciencia, benignidad, y bondad, fe, mansedumbre y gobierno propio. Lo que quiero decir es que, así como el hijo de un matrimonio  nace completo, con cabeza, tronco, brazos, piernas, etc., de la mima manera el fruto del Espíritu en el creyente siempre está completo, es decir  tiene los nueve componentes, antes mencionados.

Gálatas 5:24-25:
“En conclusión, los que son del Mesías crucificaron la carne con sus deseos y pasiones. Así que, si vivimos por el Espíritu, andemos por el Espíritu”

Primero hay que recordar que los que son del Mesías son los que Él les libro de la ley, gracias a su crucifixión y muerte. En otras palabras,  ellos recibieron  la historia de Jesús, su crucifixión, y muerte;  por este motivo  los hechos  de esta historia que  recibieron en sus mentes, al oír  su relato,  les rescato de los 10 mandamientos; en otras palabras antes,  esta  ley    unía   sus actividades mentales   a la semilla que heredamos de Adán. Ahora,  como resultado de esta liberación las pasiones ya no guían la conducta de los de la fe, porque ahora les guía el Espíritu Santo por el camino del servicio abnegado a los demás.

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