Gálatas 5:16-18:
“Por esto les digo: Anden por el Espíritu y no completen los deseos apasionados de la carne.Ahora, la carne desea sobre los deseos del Espíritu, y el Espíritu desea sobre los deseos de la carne. De esta manera estos son contrarios los unos de los otros, a fin de que no hagan lo que quieran.
Reitero que si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.”
Siempre el creyente
tiene dos opciones, la una: ser guiado por el Espíritu Santo, y esto
significa seguir los deseos del Espíritu,
que son : servir y ayudar a los necesitados; porque, primero, el amor de
Dios es derramado en los que han escuchado con atención receptiva la historia de Jesús, por medio del Espíritu , y segundo, el amor
que trae consigo el Espíritu no se acumula en el creyente, por esto, este tiene que hacerlo correr, como el agua,
sirviendo a los necesitados.
Por otro lado, amar
a los necesitados, es decir ayudarles es
como una barrera que frena la concupiscencia humana a fin de que no se complete , o sea que la pasión se quede tan solo en el ámbito de los
pensamientos, y no se lleguen a concretar
las acciones malas, que son los pecados. Por esto leemos en 1 de Pedro 4:8
“Pero sobre todo ámense unos a otros, fervientemente, porque el amor cubre
todos los pecados.”La otra opción, es no servir ni ayudar a los necesitados, más bien vivir una vida cómoda sin mirar a los que sufren. Los creyentes de esta clase, viven lejos de Dios, porque Dios es amor; también, además son víctimas de sus apetitos.
En seguida el apóstol revela una verdad que causa desanimo a muchos creyentes, y esta verdad es la contradicción que existe en el cerebro de ellos, cuando los deseos carnales se mezclan con los deseos del Espíritu de amar y servir. En otras palabras, los de la fe experimentan que los deseos malos se sobreponen a los deseos de amar y hacer el bien, por esta razón ellos llegan a pensar que no han sido redimidos, por esto viven desanimados, a pesar que esta contradicción da como resultado que no se completan los deseos malos , o sea no se llega a hacer el acto malo. Pero lo que los de la fe necesitan tener claro es que deben dejar pasar el amor Divino derramado en ellos con el Espíritu, ayudando a los que nos rodean. Por esto leemos en el versículo 18:” si ustedes son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley” En otras palabras, se sale vencedor en lucha contra los deseos carnales cuando se sirve a los demás. Solo con esta experiencia ya no se está bajo la ley. Lo que quiere decir que, aunque el pecado, la semilla de satanás este en la mente del creyente, pero está aislada, y no está unida dominando a sus facultades consientes.
Gálatas 5: 19-21:
“ Por otro lado, evidentes son las obras de la carne;
las cuales son: fornicación, impureza, glotonería, la adoración a dioses
falsos, hechicería, pleitos,
discusiones, apasionamientos, ira, rivalidades, intrigas, divisiones, orgias, y
otras cosas como estas, que les dije antes, que los que practican tales males ,
no heredaran el reino de Dios”
El apóstol dice que los actos que salen de la semilla
que satanás puso en la mente humana cuando Adán cayo, son fácilmente
reconocibles, porque son actos y actitudes que los humanos practican
diariamente, así la glotonería, los
actos inmorales, el consumo de drogas, las acciones apasionadas, el espíritu de
competencia, los chismes, el hablar mal del prójimo, los bailes, la bebida. A
pesar que la mayoría de estas maldades no son vistas como dañinas, sino como parte de la cultura y de
la moral de una sociedad. Por esto ya no se las frena, más bien se las regula. En
otras palabras, estas acciones son tan comunes en la sociedad, que si aparece
alguien que no las practica es visto como raro. Y así debe ser, porque todo
humano, por haber recibido la semilla de satanás como herencia, lo natural es que practique estas
cosas, Sin embargo leemos, que los que
hacen tales cosas no heredarán el reino
de Dios.
Gálatas 5:22-23:
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo y paz,
paciencia, benignidad y bondad; fe, mansedumbre y dominio propio, sobre
estas no está la ley.”
Al contrario de los que están en la carne, o sea bajo
la ley, los que han aceptado la historia de Jesús como el amor de Dios a ellos,
han recibido el Espíritu Santo, y con El,
el amor de Dios. En otras palabras,
están unidos por la ley de la fe al Espíritu portador del amor divino; porque Él es
representante de Jesús en los creyentes. O sea le reitero, que la unión
del Espíritu con los de la fe, es que el
Espíritu es El representante y El reemplazo de Jesús, para ser el esposo, y los creyentes la
esposa. Y el resultado de esta unión del
Espíritu con las funciones del cerebro es el fruto del Espíritu: amor, o sea el
servicio, o ayuda a los necesitados, la alegría que trae el servir a los demás,
en el marco de la armonía consigo, con
Dios, con el prójimo, y con la
naturaleza. Todo esto acompañado de tolerancia a los errados, y de un comportamiento
integro, por esto, los que andan por el Espíritu son amables (esto es, fácil de
amarles), además, tienen en su
mente la historia de Jesús, resultado
del amor de Dios a ellos, son mansos, e decir no se tienen una gran autoestima,
y finalmente, gracias a esta unión con el Espíritu, pueden gobernarse a sí
mismo, es decir pueden decir no cuando algo no les conviene.
Así que, solo cuando la unión con el Espíritu es una
realidad, las actividades de su cerebro no están bajo la ley para que les ligue al pecado, a la semilla de satanás. Un punto que hay que aclarar es que así como un hijo tiene muchos órganos y tejidos, el fruto de la unión del Espíritu con al creyente, tiene nueve componentes: amor, alegría, y paz, paciencia, benignidad, y bondad, fe, mansedumbre y gobierno propio. Lo que quiero decir es que, así como el hijo de un matrimonio nace completo, con cabeza, tronco, brazos, piernas, etc., de la mima manera el fruto del Espíritu en el creyente siempre está completo, es decir tiene los nueve componentes, antes mencionados.
Gálatas 5:24-25:
“En conclusión, los que son del Mesías crucificaron la
carne con sus deseos y pasiones. Así que, si vivimos por el Espíritu, andemos
por el Espíritu” Primero hay que recordar que los que son del Mesías son los que Él les libro de la ley, gracias a su crucifixión y muerte. En otras palabras, ellos recibieron la historia de Jesús, su crucifixión, y muerte; por este motivo los hechos de esta historia que recibieron en sus mentes, al oír su relato, les rescato de los 10 mandamientos; en otras palabras antes, esta ley unía sus actividades mentales a la semilla que heredamos de Adán. Ahora, como resultado de esta liberación las pasiones ya no guían la conducta de los de la fe, porque ahora les guía el Espíritu Santo por el camino del servicio abnegado a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario