Gálatas 5:26-6:4:
“No lleguemos a ser vanagloriosos, provocándonos unos
a otros, envidiándonos unos a otros.
Hermanos, en el caso que una persona sea sorprendida
en una caída; ustedes los espirituales restauren al tal, con espíritu de
mansedumbre, examinándose a sí mismos, no sea que no puedan hacer lo que
sugieren. Y así lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan de esta
manera la ley del Mesías,
Recuerden que si alguno supone que es algo, siendo
nada, se engaña a sí mismo. Antes, cada uno, examine su propia obra, y entonces
tendrá motivo de gloria, pero solo en sí,
y no sobre otro.”Pablo advierte a los gálatas los dos peligros que deben vencer , el primero es que si no viven libres de la ley, gracias a la fe en que Jesús cuando murió les mató a la ley, entonces seguirán unidos al pecado que sembró satanás en Adán; el segundo peligro es que en caso que si tengan esta fe en Jesús, sin embargo si no dejan fluir el amor de Dios, ayudando a los necesitados, entonces el resultado es que ellos estarán en discordia unos con otros, como se lee en Gal. 5:15. En otras palabras, cuando no se hace evidente el amor que el Padre nos tiene, sirviendo a los demás, empieza el ansia por sobresalir unos sobre otros, luchando entre sí para sentirse más que los demás. De este ambiente de competencia en la congregación, resulta que algunos consiguen mejor posición que otros, y surge en estos otros la ambición de ser como los que tienen más fama
Esta era la condición de las iglesias de Galacia.
Sin embargo, no eran estas las únicas dificultades de esas congregaciones, porque además había personas que caían en pecados, que se los descubría. Entonces el consejo es que los fieles que tenían la historia de Jesús en su mente curen a esa persona, teniendo en cuenta dos recomendaciones, una, debían restaurarle con espíritu de mansedumbre, o sea no sintiéndose superior al que había caído; y dos, debían examinarse para saber si lo que le aconsejaban al que cayo, ellos podían practicarlo.
Aquí hay que indicar que el apóstol usa la palabra restaurar, que literalmente significa curar, porque el que cayo, es miembro del cuerpo que es la congregación, por esto su caída afecta, como una enfermedad literal, a todo el cuerpo.
Además, de esta manera estos fieles, al ayudar al caído estaban llevando las dificultades del aquel, o sea se hicieron participes de su mal, tal como Jesús lo hizo con nosotros, por esto el hacerse participe del mal de los otros, para ayudarles a salir, es obedecer la ley del Mesías.
También el apóstol señala un remedio para otro mal que es persistente, y este es el ensalzamiento. Este es la raíz del mal de satanás, Ahora, el remedio es examinar las acciones propias, para tener un concepto verdadero de sí mismo, y si después de este examen hay algo que le de satisfacción, entonces esa persona podía alegrarse, pero solo para sí, y bajo ninguna razón compararse con otros, porque nadie conoce los detalles de las obras de otros. En otras palabras si se examinan las obras de uno mismo, siempre se tendrá un concepto modesto de sí mismo.
Gálatas 6:5:
“Y resultara que cada uno llevara su propia carga”
Si cada uno se examina a si mismo conocerá sus acciones, y les atribuirá un valor moderado;
entonces el resultado de este ejercicio
mental será que su tarea en esta tierra cobra dimensiones pequeñas; así su misión en este mundo llega a ser liviana.
Desde otro ángulo,
se ve que los versículos del estudio de esta semana se centran en la responsabilidad del creyente hacia sus
hermanos, y hacia sí mismo.Gálatas 6:6:
“Así mismo, el que es ensenado en la Palabra, comparta todo lo bueno con el que le ensena”
También en la
vida diaria del creyente esta la necesidad de recibir enseñanzas de la Palabra,
para su crecimiento, pero a cambio de
ser enseñado, este debe dar al que le ensena lo necesario
para cubrir algunas de sus necesidades materiales. Esto es para que este reconocimiento al que
el ensena sea el fruto de su fe.
Ahora un punto que es de suprema importancia: y es
comprender que la fe para que sea viva, activa debe tener acciones, frutos. Así
mismo, hay que recordar que la fe puede
tener obras solo si está enmarcada en el canal del amor, es decir en el
servicio, y ayuda a los necesitados. En este caso el reconocer el trabajo del
que ensena la Palabra es una forma de hacer que la fe tenga obras, al compartir
lo bueno, con los que ensenan la Palabra.
Gálatas 6:7-8:
“No se engañen, Dios no está siendo burlado, porque lo
que el hombre siembre, eso también cosechara. Es decir el que siembra para la
carne, de la carne cosechara corrupción, más el que siembra para el espíritu,
del Espíritu cosechara vida eterna”
Con estas palabras que hablan de la realidad de la
vida, el apóstol afirma que sus enseñanzas, al practicarlas, son la siembra en el espíritu. O sea que el no vanagloriarse, el corregir al que ha
caído, el que reflexiona sobre sus actos y palabras, el que tiene una modesta
opinión de sus obras y dichos, el que reconoce, con ayuda práctica, a los que le ensenan, etc. ; estas son las
maneras que se siembra para el espíritu. Al contrario, el que
es ansioso de gloria, el que no le toma en cuenta al caído, el que no reflexiona
sobre sí mismo, el que cree que todo lo que dice y hace es lo mejor, y el que
no valora al que le ensena, es el que está
sembrado para su carne, es decir su cosecha será corrupción, al contrario el primero, el que siembra para su espíritu
cosechara, la vida eterna.
Así Pablo indica
que sus enseñanzas a los gálatas descansan en
la ley universal natural de acción
y la reacción, de la causa y el efecto. Con esto quiere decir que el destino de
un creyente es responsabilidad de sí mismo.Otro punto que el apóstol reitera es que el servicio abnegado a los demás es el ejercicio de la fe viva, con obras.
Gálatas 6:9-10
“Por esta razón no nos cansemos de hacer el bien,
porque a su tiempo cosecharemos; si no desfallecemos. Así que, si tenemos oportunidad, hagamos el bien a todos, mayormente a la familia de la fe. ”
Creo que los gálatas, al llegar a este punto de la carta,
tenían ya claro que la costosísima salvación tiene como objeto principal que los
que la reciben den el fruto de ayudar a
los necesitados, en el tiempo apropiado, especialmente a los que tienen la
historia de Jesús en su mente. Así mismo, los que aprovechan toda oportunidad que se les
presente para hacer el bien están sembrando
por el espíritu; y cuando regrese el Salvador
recibirán la vida eterna.
También para nosotros es imprescindible entender y
aceptar la verdad que Dios nos amó al
entregar a su hijo para salvarnos, con el propósito que su amor no solo sea
para nosotros, sino que también sea derramado en los hombres y mujeres que necesitan ayuda,
mediante nuestro servicio abnegado a los demás.
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