lunes, 11 de marzo de 2013

112. La carta a los Galatza. (12)

Apreciado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz.  

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Gálatas 5:26-6:4:
“No lleguemos a ser vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Hermanos, en el caso que una persona sea sorprendida en una caída; ustedes los espirituales restauren al tal, con espíritu de mansedumbre, examinándose a sí mismos, no sea que no puedan hacer lo que sugieren. Y así lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan de esta manera  la ley del Mesías,
Recuerden que si alguno supone que es algo, siendo nada, se engaña a sí mismo. Antes, cada uno, examine su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloria, pero solo en  sí, y no sobre  otro.”
Pablo advierte a los gálatas los dos peligros que deben  vencer , el primero es que si no  viven libres de la ley, gracias a la fe en que Jesús cuando murió  les  mató a la ley, entonces seguirán unidos al pecado que sembró satanás en Adán; el segundo peligro es que en caso que si tengan esta fe en Jesús, sin embargo si no dejan fluir el amor de Dios, ayudando a los necesitados, entonces el  resultado es que ellos estarán en discordia unos con otros, como se lee en Gal.  5:15. En otras palabras, cuando no se hace evidente el amor que el Padre nos tiene, sirviendo a los demás, empieza el ansia por sobresalir unos sobre otros,  luchando entre sí para sentirse más que los demás. De este ambiente de competencia en la congregación,  resulta que algunos consiguen mejor posición que otros, y surge en  estos otros la ambición de ser como los que tienen más fama
Esta era  la condición de las iglesias  de Galacia.
Sin embargo, no eran estas las únicas dificultades de esas congregaciones, porque además  había personas que caían en pecados, que  se los descubría. Entonces  el consejo es que los fieles que tenían la historia de Jesús  en su mente curen a esa persona, teniendo en cuenta dos recomendaciones, una, debían restaurarle con espíritu de mansedumbre, o sea no sintiéndose superior al que había caído; y dos, debían examinarse para saber si lo que le aconsejaban al que cayo, ellos  podían practicarlo.
Aquí hay que indicar que el apóstol usa la palabra restaurar, que literalmente significa curar, porque el que cayo, es miembro del cuerpo que es la congregación, por esto su caída  afecta,  como una enfermedad literal, a todo el cuerpo.
Además, de esta manera estos fieles, al ayudar al caído estaban llevando las dificultades del aquel, o sea se hicieron participes de su mal, tal como Jesús lo hizo con nosotros, por esto  el hacerse participe del mal de los otros, para ayudarles a salir, es obedecer la ley del Mesías.   
También el apóstol señala un  remedio para otro mal que es persistente,  y este es el  ensalzamiento. Este es la raíz del mal  de satanás, Ahora, el  remedio es examinar las acciones propias, para tener un concepto verdadero de sí mismo, y si después de este examen  hay algo que le de satisfacción,  entonces esa persona podía alegrarse,  pero solo para sí, y bajo ninguna razón compararse con otros, porque nadie conoce los detalles de las obras de otros. En otras palabras si se examinan las obras de uno mismo, siempre se tendrá un concepto modesto de sí mismo.

Gálatas 6:5:
“Y resultara que cada uno llevara su propia carga”

Si cada uno se examina a si mismo  conocerá sus acciones, y  les atribuirá un valor moderado; entonces   el resultado de este ejercicio mental será que su tarea en esta tierra cobra dimensiones pequeñas;   así su misión en este mundo  llega a ser liviana.
Desde otro ángulo,  se ve que los versículos del estudio de esta semana se centran en  la responsabilidad del creyente hacia sus hermanos, y hacia sí mismo.

Gálatas 6:6:
“Así mismo, el que es ensenado en la Palabra, comparta todo lo bueno con el que le ensena”

También  en la vida diaria del creyente esta la necesidad de recibir enseñanzas de la Palabra, para su crecimiento, pero a cambio de  ser  enseñado,  este debe dar al que le ensena lo necesario para cubrir algunas de sus necesidades materiales.  Esto es para que este reconocimiento al que el ensena  sea el fruto de  su fe.  
Ahora un punto que es de suprema importancia: y es comprender que la fe para que sea viva, activa debe tener acciones, frutos. Así mismo,  hay que recordar que la fe puede tener obras solo si está enmarcada en el canal del amor, es decir en el servicio, y ayuda a los necesitados. En este caso el reconocer el trabajo del que ensena la Palabra es una forma de hacer que la fe tenga obras, al compartir  lo bueno, con  los que ensenan la Palabra.

Gálatas 6:7-8:
“No se engañen, Dios no está siendo burlado, porque lo que el hombre siembre, eso también cosechara. Es decir el que siembra para la carne, de la carne cosechara corrupción, más el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechara vida eterna”

Con estas palabras que hablan de la realidad de la vida, el apóstol afirma que sus enseñanzas, al practicarlas, son  la siembra en el espíritu. O sea que  el no vanagloriarse, el corregir al que ha caído, el que reflexiona sobre sus actos y palabras, el que tiene una modesta opinión de sus obras y dichos, el que reconoce, con ayuda práctica,  a los que le ensenan, etc. ; estas son las maneras que se   siembra para el espíritu. Al contrario, el que es ansioso de gloria, el que no le toma en cuenta al caído, el que no reflexiona sobre sí mismo, el que cree que todo lo que dice y hace es lo mejor, y el que no valora al que le ensena,  es el que está sembrado para su carne, es decir su cosecha será corrupción, al contrario  el primero, el que siembra para su espíritu cosechara, la vida eterna.
Así Pablo  indica que sus enseñanzas a los gálatas descansan en  la ley universal natural  de acción y la reacción, de la causa y el efecto. Con esto quiere decir que el destino de un creyente es responsabilidad de sí mismo.
Otro punto que el apóstol reitera es que el servicio abnegado a los demás es el ejercicio de la fe viva, con obras. 

Gálatas 6:9-10
“Por esta razón no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos; si no desfallecemos. Así que, si tenemos oportunidad,  hagamos el bien a todos,  mayormente a la familia de la fe. ”   

Creo que los gálatas, al llegar a este punto de la carta, tenían ya claro que  la costosísima  salvación tiene como objeto principal que los que la reciben den el  fruto de ayudar a los necesitados, en el tiempo apropiado, especialmente a los que tienen la historia de Jesús en su mente. Así mismo,  los que aprovechan toda oportunidad que se les presente para hacer el bien  están sembrando por el espíritu;  y cuando regrese el Salvador recibirán  la vida eterna.  
También para nosotros es imprescindible entender y aceptar la verdad que Dios  nos amó al entregar a su hijo para salvarnos, con el propósito que su amor no solo sea para nosotros, sino que también sea derramado en  los hombres y mujeres que necesitan ayuda, mediante nuestro servicio abnegado a los demás.  

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