lunes, 23 de julio de 2012

88. El Evangelio de Juan. Cap. 20 pp

Nota. Apreciado lector, para obtener mas provecho de estas lecciones, le sugiero que no las lea en una vez, sino poco a poco cada día, a lo largo de una semana.


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Juan 20:1-10 “Cuando todavía estaba oscuro, temprano el primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro, y vio que la piedra ya había sido quitada del sepulcro. Entonces corrió y fue donde estaban Simon Pedro y el otro discípulo a quien Yeshua amaba, y les dijo: Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos donde Le han puesto.
Entonces, salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Pedro, y llego primero al sepulcro; se inclino para mirar, y vio las envolturas de lino puestas allí, sin embargo no entro. En seguida, tras el llego también Simon Pedro, entro en el sepulcro, y vio las envolturas de lino puestas allí, y el sudario que había estado sobre la cabeza de Yeshua, pero no estaba puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces también entro el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y tuvo Fe; porque todavía no había visto la Escritura de que Yeshua debía resucitar de entre los muertos.
Inmediatamente los discípulos fueron de nuevo a sus casas.”

María Magdalena, la que estaba bajo el poder de algunos espíritus malos, a quien Yeshua libero, motivada por el amor agradecido, fue al sepulcro, al amanecer del día domingo, y encontró que la piedra que pusieron para cerrarlo había sido retirada.
Muy preocupada fue donde Pedro y en seguida donde Juan, para avisarles que el cuerpo de Yeshua no estaba en la tumba.
Los dos apóstoles, inmediatamente corrieron al sepulcro, pero Juan era mas joven y llego antes que Pedro, y miro dentro del sepulcro, pero sin entrar; allí estaban las envolturas. En seguida llego Pedro, el si entro y además noto que el sudario estaba cuidadosamente enrollado, separado de las otras envolturas, que también estaban dobladas. En otras palabras, vio que los lienzos y el sudario habían sido dejados en orden en la tumba, indicando que nada había sido hecho apresuradamente, como seria el caso si hubiera sido robado el cuerpo de Yeshua.
Después Juan se atrevió a entrar, y al mirar vacío el sepulcro tuvo fe en que Yeshua había vuelto a vivir.
Note que la fe de Juan se baso en el sentido de la vista, porque todavía no había leído los pasajes de la Biblia que anticipan la resurrección de Yeshua.
La narración de Juan no indica como reacciono Pedro al ver la tumba vacía.
En seguida los dos discípulos fueron cada uno al lugar donde se alojaban en Jerusalén, durante la Pascua.

Juan 20:11-14 “Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; mientras lloraba se inclino y miro dentro del sepulcro, y vio dos Ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Yeshua, uno a la cabecera y otro a los pies. Le preguntaron: ¿Por qué lloras? Ella les contesto: Porque se han llevado a mi Señor y no se donde Le han puesto. Al decir esto se volvió y vio que Yeshua estaba allí, pero no sabia que era Yeshua”

Después que Pedro y Juan se regresaron a la ciudad, María Magdalena todavía se quedo y continuaba llorando a la entrada de la tumba, y al mirar adentro vio a dos Ángeles, sentados a los extremos, donde había estado el cuerpo de Yeshua. Pero no se asombro al verles, quizás porque estaban con apariencia humana.
Cuando le preguntaron la razón de su llanto, ella les contesto que lloraba porque cuerpo de Yeshua había desaparecido.
Pero al virarse, ella vio a Yeshua fuera del sepulcro, no obstante no le reconoció, porque ahora la apariencia del Maestro era diferente, porque ahora tenía una naturaleza inmortal.

Juan 20:15 -17 Yeshua le dijo “Mujer, ¿Por qué lloras? ¿A quien buscas?
Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, Le dijo: Si usted Le ha llevado, dígame donde Le ha puesto, y yo Le llevare.
Entonces Yeshua le dijo: María.
Ella volviéndose, Le dijo en Hebreo: Raboni (que quiere decir Maestro)”

María Magdalena oyó las preguntas de Yeshua, pero pensaba que el hombre que cuidaba el huerto era el que le hablaba, y le dijo: si usted retiro el cuerpo del sepulcro dígamelo. Ella supuso que Yeshua fue puesto en ese sepulcro, porque estaba cerca de donde le crucificaron, y por lo tanto estaba allí temporalmente, porque esa era una tumba para un rico; por eso se ofreció hacerse cargo del cadáver.
Agrada notar que Yeshua estaba atento al amor agradecido de María, y quiso recompensarla, por eso se revelo a ella, y no a Pedro y Juan.
Cuando la mujer oyó su nombre, se dio cuenta que era la misma voz que le libro del poder de los demonios, por eso pudo reconocer a Yeshua.
Entonces, dándose la vuelta le hablo en hebreo, que se usaba para asuntos religiosos, y no en arameo, que era el lenguaje común, y le dijo: Raboni.
Antes, y en varias ocasiones los discípulos le llamaron a Yeshua Raboni, Maestro, sin embargo, ahora María se dirigió a El abarcando el sentido mas alto de esta palabra, que es: Mesías, Dios, porque le vio resucitado.

Juan 20: 17-18 “Yeshua le dijo, no me toques porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y al Padre de ustedes, a Mi Dios y al Dios de ustedes.
Entonces María Magdalena fue y anuncio a los discípulos: ¡He visto al Señor! Además les dijo lo que El había dicho”

Ahora, cuando María quiso comprobar que Yeshua había resucitado intento tocarle, pero El le ordeno que no le toque, porque todavía ese domingo temprano, no había ascendido ante el Padre para ofrecer, como Sumo Sacerdote Su muerte por rescate de los de la fe.
A continuación le mando a María que lleve la gran noticia, que habiéndoles redimido con su muerte, subía ahora para presentarse ante Su Dios y Su Padre, que también era Dios Y Padre de ellos, y no solo de ellos, sino de todos los de la fe.
Un detalle que vale comentar: Pedro y Juan, amaban a Yeshua, pero no habían vivido la dramática experiencia de María, al ser liberada del maligno por el poder de la palabra de Yeshua, por esto no mostraban ese pesar por la muerte del Maestro, como ella.- Quizás también fue por miedo a los judíos que ellos no dejaron ver su dolor. Así que, fue por su amor agradecido, que el Padre ordeno a Su Hijo que envíe a María para comunicar a Sus discípulos la gran noticia de su resurrección y ascensión al trono del Padre.

Juan 20: 19-20 “Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas de donde estaban, por el miedo de los discípulos a los Judíos, Yeshua vino y se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a ustedes. Y al decir esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor”

Después que Yeshua hablo con María ascendió al cielo, y ofreció su sacrificio como sumo Sacerdote para rescate de los de la fe, y para la remisión de los pecados. El Padre acepto Su gran sacrificio.
Pero, al atardecer del mismo día domingo, Yeshua regreso a la tierra, y se presento en medio de sus discípulos, sin necesidad de golpear las puertas que estaban cerradas, porque ahora su cuerpo era el de la nueva humanidad, ya no como el que tenemos ahora.
Les dijo: Paz a ustedes; ahora, si bien parece tan solo un saludo para “desearles” que tengan paz, como decir a alguien que el día le sea bueno, sin embargo, al decirles que tengan paz, les anuncio que gracias a que su sacrificio fue aceptado por el Padre, ellos tenían comunión con el Padre y con el Hijo.
Inmediatamente, el Señor les mostró Sus manos y el costado, porque conservan los agujeros de los clavos y de la lanza, para perennizar el recuerdo de Su abnegado sacrificio para salvar a la humanidad.
Ellos se regocijaron y su miedo cedió al gozo.

Juan 20: 21-23 “Yeshua les dijo otra vez: Paz a ustedes.
Como el Padre Me ha enviado, igualmente Yo les envío.
Después de decir esto, soplo sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo.
Y añadió: a quienes les remitan los pecados, les son remitidos, a quienes retengan los pecados, les son retenidos”

El Maestro les reitera la comunión con el Padre y el Hijo, cuando les dijo Paz a ustedes, para que teniendo como fundamento esta relación con el Padre, gracias a que Yeshua es ya el Sumo Sacerdote de ellos, les envía, para que Le reemplacen en el mundo, revelando en sus vidas Su conducta y Sus enseñanzas, por que a partir de ese entonces, esa será la manera como el Padre se de a conocer a los hombres.
Y para que cumplan esta misión les dio el Espíritu Santo. Entonces soplo sobre ellos, de manera que al sentir el aire sepan que ya están capacitados con el Espíritu para realizar su tarea.
Aquí hay que indicar que el Espíritu Santo antes de dirigirles a cumplir su misión, tenia que restaurarles el entendimiento, para que las obras y palabras de Yeshua las encuentren en las Escrituras, porque solo así podría realizar la tarea que el Señor les encomendó.
También, les anuncio que en el caso que remitan los pecados de alguien, El será solidario y hará efectiva la remisión de los pecados de esa persona. Hay que recordar que solo Dios puede remitir los pecados, por esto el Señor es claro al decirles, usando el subjuntivo del verbo remitir, que El hará realidad la remisión, respaldando a Sus discípulos. Igualmente respecto a la retención, o sea en el caso que ellos retengan pecados de alguien, Yeshua Sumo Pontífice hará tal retensión.
Por ultimo, la muerte de Yeshua después de una vida victoriosa es como la raíz de un árbol, pero gracias a su resurrección esa victoria, como el fruto, es una realidad diaria en la vida de los creyentes.

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