domingo, 12 de febrero de 2012

70. El Evangelio de Juan. Cap.9

Juan 9: 1-7 “Al pasar Yeshua, vio un ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Rabí,

¿quien peco, este, o sus padres, para que naciera ciego? Yeshua respondió: Ni este peco, ni sus padres, sino que esta ciego para que las obras de Dios se manifiesten. Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras es de día, porque la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, Yo soy Luz del mundo. Habiendo dicho esto, escupió en la tierra, e hizo barro con la saliva, y le unto el barro en los ojos del ciego, y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloe (que quiere decir Enviado). Y el ciego se fue, y se lavo y regreso viendo.”

La pregunta de los discípulos refleja la idea de los Judíos de las enfermedades, por esto, Yeshua les aclara, y les dice que la ceguera congénita de ese mendigo era con el fin de que brille la acción de Dios en los hombres. Con esta revelación del Maestro se entiende que las enfermedades tienen dos propósitos, el uno, que es del esquema de Satanás: el pecado, la enfermedad y la muerte; en este diseño, la enfermedad tiene el objeto de acercarnos a la muerte; el otro propósito es el de Dios, en el cual, las enfermedades son para mostrar la misericordia del Altísimo. Por otro lado, Yeshua es Luz del mundo porque da a conocer la acción curadora del Padre en el ciego. Por esta razón, Yeshua iba a curarle, mientras no era todavía la noche de su juicio y crucifixión. Siguiendo, el Maestro, por indicación del Padre, hizo barro con la saliva, le puso sobre los parpados y le ordeno que se lave en el estanque de Siloe. El hombre obedeció y regreso feliz, viendo.

Juan 9: 8-12 “Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba? El es, decían unos. No, pero se parece a el, decían otros. El decía: Yo soy. Pero le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? El respondió: El hombre que se llama Yeshua hizo barro, unto mis ojos y me dijo: Ve al estanque de Siloe y lávate. Así que fui, me lave y recibí la vista. Entonces le preguntaron ¿Dónde esta El? Y el les dijo: No se.”

Como es comprensible, los vecinos y los que le habían visto al mendigo, ciego, se asombraron que ahora veía, y algunos estaban seguros que era el ciego de nacimiento que ellos conocían, pero otros dudaban que fuera el pordiosero. Entonces le preguntaron como fue sanado, el les aviso quien y de que manera fue curado, también les dijo que desconocía donde estaba Yeshua, su Sanador. Desde otro enfoque, esta curación es diferente a otras que hizo el Maestros, por ejemplo, el ciego no le pidió ser sanado, tampoco tenía Fe, indicando así que esta curación es de gracia, y que Yeshua la hizo para mostrar que del Padre viene la sanidad.

Juan 9: 13-23 “Llevaron ante los Fariseos al que antes había sido ciego. Y era día de reposo el día en que Yeshua hizo el barro y le abrió los ojos. Por esto, los Fariseos volvieron a preguntarle como había recibido la vista. Y el les dijo: Me puso barro sobre los ojos, me lave y veo. Por esto algunos de los Fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían:

¿Como puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había división entre ellos. Entonces le preguntaron otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de El, ya que te abrió los ojos? ¡Es un profeta! Les respondió. Entonces los Judíos no creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, por esto llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron: ¿Es este su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve? Entonces sus padres les contestaron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego, pero como es que ahora ve, no lo sabemos; o quien le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos. Pregúntenle, ya es mayor de edad, el hablara por el mismo. Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los Judíos, porque los Judíos ya se habían puesto de acuerdo en que si alguien confesaba que Yeshua era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por esto sus padres dijeron: Ya es mayor de edad, pregúntenle a el.”

El pueblo tenia a los Fariseos como la ultima autoridad para decidir lo que es correcto o no. Por este motivo llevaron al mendigo donde ellos, porque para curarle, Yeshua había hecho barro con su saliva, este era un trabajo prohibido, por los rabinos, hacer en sábado. Entonces los Fariseos para asegurarse que Yeshua había roto el Sábado, le pidieron al ciego que narre como El le curo. Al oírle, algunos Fariseos quedaron seguros que rompió el Sábado al hacer el barro, por lo tanto Yeshua no era de Dios, pero otros no daban tanta importancia a esas regulaciones sobre el sábado, y consideraban que solo una persona de Dios podía dar la vista al ciego. De esta manera, los Fariseos tenían opiniones divididas. Sin embargo, los Fariseos, sobre todo, querían mostrar que Yeshua no tenia la aprobación de Dios, por esto le preguntaron al mendigo que opinión tenia del que le curo. El hombre dijo: es un profeta. Al oír al mendigo que Yeshua es un profeta, decidieron demostrar que no había sido ciego, y con este fin, llamaron a sus padres, para probar que su hijo era un farsante. Entonces les hicieron tres preguntas, primera, si era su hijo, segunda, si nació ciego, y tercera, como ve ahora. Sus padre afirmaron que era su hijo y que era ciego congénito, y tocante a como ve, les dijeron, pregúntenle a el mismo. No confesaron que Yeshua le curo, por miedo a ser expulsados de la sinagoga. Un punto de explicación sobre la expulsión de la sinagoga. Había 3 clases de expulsiones, dos de ellas temporales, y una permanente. Esta última era casi como la muerte, por su severidad. La tercera clase había sido decretada sobre los que decían que Yeshua es el Mesías prometido.

Juan 9: 24-34 “Por segunda vez, los Judíos llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: ¡Da gloria Dios! Nosotros sabemos que este hombre es un pecador. Entonces el les contesto: Si es pecador, yo no se, mas una cosa se: que yo era ciego y ahora veo. Ellos volvieron a preguntarle: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? El les contesto: Ya les dije y no escucharon, ¿Por qué quieren oír otra vez? ¿Es que también ustedes quieren hacerse discípulos suyos? Entonces le insultaron y le dijeron: Tú eres discípulo de ese hombre, pero nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que Dios hablo a Moisés, pero en cuanto a este no sabemos de donde es. El hombre les contesto, pues en esto hay algo asombroso y es que ustedes no sepan de donde es, y sin embargo a mi me abrió los ojos. Sabemos que Dios no oye a los pecadores, al contrario, si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a este oye. Desde que hay el mundo, jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. O sea, si Este no viniera de Dios no podría hacer nada. Ellos le respondieron: Tú naciste enteramente en pecados, ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera.”

Este párrafo relata el valiente y sabio testimonio del pordiosero, y muestra la acción del Espíritu Santo en el. Los Fariseos, para que no mencione mas a Yeshua, le aseguraron que El era pecador, por esto le amonestaron que ensalce solo a Dios. El ciego les contrarrestó con la obra contundente de Yeshua, y les dijo: Yo solo se que era ciego y ahora veo. Pero los fariseos persistían en encontrar algo en contra del Maestro, en las respuestas del ex ciego, mas el ciego, bajo la guía del Espíritu de Dios, les adelanto con ingenio, y les dijo que el interés que mostraban en saber la forma que Yeshua le curo, era para hacerse seguidores de El. Los Fariseos, irritados le ofendieron, y para insultarle dijeron que el era seguidor de Yeshua, además con orgullo afirmaron que ellos seguían a Moisés, porque Dios le hablo; y despectivamente, dijeron que no sabían ni siquiera quien le mando al Maestro del pordiosero. Nuevamente bajo el Espirito, el mendigo les reprendió con palabras que no pudieron refutar, les dijo que estaba admirado que los Fariseos no sabían que Dios oye solo a los que hacen su voluntad, y no a los pecadores, por esto, el milagro de Yeshua es la prueba irrefutable que Dios estaba con El, además fortaleció este hecho con el argumento que nunca, desde la fundación del mundo, se ha sabido que alguien dio la vista a un ciego, porque solo Dios puede hacer este portento.- Con esto probo que Yeshua vino de Dios. Los Fariseos sin tener que contestar, volvieron a insultarle, y le expulsaron de la sinagoga.

Juan 9: 35-41 “Yeshua oyó decir que le habían echado fuera, y cuando le encontró le dijo: ¿Tienes Fe, tu, en el Hijo del Hombre? El le respondió: ¿Y quien es, Señor, para que yo tenga Fe en El? Yeshua le dijo: Ahora tú le has visto, y Es el que habla contigo. Y el le dijo: Tengo Fe Señor. Y Le adoro. Yeshua dijo: Yo vine a este mundo para juicio, para que los que no ven, vean, y para que los que ven, se vuelvan ciegos. Los Fariseos que estaban con El oyeron esto y Le dijeron: ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Yeshua les dijo: Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero ahora, dicen: ¡Vemos!, su pecado permanece.”

Yeshua, al igual que mucha gente, seguía con atención lo que ocurría entre el ciego y los Fariseos, así que, cuando oyó que le excomulgaron, busco al pordiosero y cuando le hallo, le manifestó que El era el Mesías prometido. Tan pronto el hombre oyó esta revelación, la acepto, y le confeso su Fe y le adoro. Yeshua recibió la adoración, y no la rechazo- como el caso de Pedro y del Ángel que con temor rehusaron ser adorados. Hechos 10:25-26 “…Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies le adoro, pero Pedro le levanto, diciendo: Ponte de pie; yo también soy hombre.” Y Apoc 19:10 “Entonces caí a sus pies para dorarle, y me dijo: No hagas eso, yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos…Adora a Dios…” A continuación Yeshua explico el segundo fin de su milagro, el primero es revelar que el Padre de misericordia cura los males de los que sufren; el segundo, hacer que los ciegos vean, y los que dicen que ven, queden ciegos. En otras palabras, el Mesías vino para revelar al Padre a los que nada saben de El, como el ciego, y a ocultar toda revelación del Padre, a los que dicen que Le conocen. Los Fariseos al oírle, se sintieron aludidos, y le preguntaron sorprendidos: ¿piensas que también nosotros no conocemos a Dios? El Señor les contesto: si ustedes no conocieran a Dios, no tendrían pecado, al contrario, ustedes dicen que le conocen, por esta causa, su pecado se perpetúa.

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