viernes, 4 de noviembre de 2011

58. El Evangelio de Juan. Cap. 4 pp.

Juan 4:1-6 “Así, de esta manera el Señor supo que los Fariseos habían oído que El hacia y bautizaba mas discípulos que Juan. (Aunque Yeshua mismo no bautizaba, sino sus discípulos).- Por lo tanto, salio de Judea y se fue otra vez a Galilea. Llego, a una ciudad de Samaria, llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José. Y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces, Yeshua, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca de hora sexta”

Juan supo que Yeshua estaba en el Jordan, y que los discípulos de El bautizaban, gracias a la discusión de sus discípulos con un judío; por este mismo canal, el Mesías se entero que los Fariseos también sabían que el hacia mas discípulos que el Bautista; así que por prudencia se aparto a Galilea. Por otro lado, El podía ir a esa región por Perea, que era el camino preferido por los de Judea; o por Samaria, que era la vía de los de Galilea, cuando iban a Jerusalén. Los de Judea iban por Perea para evitar contaminarse con los samaritanos, porque practicaban el judaísmo estricto, resultado de la influencia de los Fariseos. Los de Galilea tenían menos prejuicios, porque los Fariseos tenían muy poco ascendiente en ellos. Yeshua y sus discípulos fueron por Samaria, y gracias a que rompió el prejuicio de los judíos, trajo la salvación a la mujer y a muchos samaritanos. Continuando, El Maestro y sus discípulos llegaron al atardecer al pozo que estaba en el terreno que Jacob dio a José. El Señor, como todo humano estaba cansado después de un día de camino, y se sentó a lado del pozo.

Juan 4:7-15 “Una mujer de Samaria vino a sacar agua, entonces Yeshua le dijo: Dame de beber. (Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.).
   -La mujer Samaritana le dijo: ¿Cómo es que tu siendo Judío, me pides de beber a mi, que soy Samaritana? (Porque los Judíos no tienen tratos con los Samaritanos).
   -Yeshua le contesto: “Si tu conocieras el regalo de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber. Tu le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.
   -Ella le dijo: Señor, no tienes con que sacarla, y el pozo es hondo; ¿pues de donde tienes esa agua viva? ¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, del cual bebió el mismo, y sus hijos, y sus ganados?
   - Yeshua le respondió: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, no obstante el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino el agua que yo le daré se convertirá en el en una fuente de agua que brota para la vida eterna.
    - Señor, le dijo la mujer, dame esa agua, para que no tenga sed, ni venga hasta a aquí a sacarla.”

Mientras Yeshua esta junto al pozo, viene una Samaritana, y El le pide agua. Ella le expresa su extrañeza por este pedido, porque por un lado, los Judíos les veían a los samaritanos inmundos, y los despreciaban, por otro lado, los samaritanos les hacían el mal cuando podían. La enemistad de los Samaritanos y judíos databa desde los tiempos de Esdras y Nehemías, cuando los judíos no permitieron que los Samaritanos les ayuden a reconstruir el Templo, por ser gentiles. Esto enojo a los Samaritanos que atacaron a los constructores del Templo. Sigo, Yeshua le deja saber a la mujer, primero que ella no le identifica como el regalo de Dios al mundo, segundo que este regalo, El mismo lo da, y tercero, este don se puede comparar al agua corriente que mantiene la vida. Pero la mujer todavía pensaba que lo que Yeshua le ofrecía era el agua literal, por esto le dice que no tiene ni un recipiente para el agua, además, cuestiona como puede El darle un agua mejor que la del pozo de Jacob. Yeshua le responde, aclarándole las virtudes del agua que le ofrece, y le dice que esa agua quita la sed para siempre, y es mas, se convierte en su interior, en un manantial que fluye hacia la vida eterna. Oyendo esto, la Samaritana pidió a Yeshua esa agua, para no tener mas sed y no regresar al pozo. Ella, sigue sin entender que el regalo de Yeshua no era agua natural, sino que esta era tan solo una figura del regalo que iba a darle: el “Espíritu del Mesías”, empezando por su sacrificio.

Juan 4:16-18 “-Yeshua le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá.
                      -Respondió la mujer: no tengo marido.
                      - Yeshua le dijo: Bien has dicho: No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido, en eso has dicho la verdad”

Yeshua le empieza a dar a la Samaritana el agua de vida, revelándole el conocimiento sobrenatural que tiene de ella. En otras palabras, el pedido que llame a su esposo no es para hacerle pasar vergüenza, o para forzarle a reconocer su vida de pecado, sino para mostrarle que El conoce la vida de ella muy bien, porque es el Mesías, a quien los Samaritanos también esperaban. Al mismo tiempo, Yeshua quería dejar claro en la mujer, que su vida de pecado no era un obstáculo para darle el agua viva, porque esta agua, le cambia de su vida de pecado a la vida eterna.

Juan 4:19-24 “- La mujer le dijo: Señor me parece que tu eres profeta.- Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen, que el lugar donde se debe adorar esta en Jerusalén.
                      -Yeshua le dijo: Mujer ten Fe en lo que te digo: la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén, ustedes adoraran al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación es de los judíos. Sin embargo, la hora viene y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad.- Por este motivo, el Padre busca a estos para que le adoren.- Dios es Espíritu y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”

Cuando Yeshua le descubrió a la Samaritana su vida, ella entendió que se hallaba frente al Profeta, que esperaban los Samaritanos, de acuerdo a Deuteronomio Cap. 18. Entonces ella aprovecho la oportunidad para que este Hombre admirable le aclare la vieja disputa que los Samaritanos tenían con los judíos, desde que ellos construyeron un templo en el monte Gerizim, rival del Templo de Jerusalén. Yeshua, primero ordena que tenga Fe en sus palabras, a continuación, le indica que la salvación ES de los Judíos; después le revela que empieza una nueva era para adorar, en la que, los que beban el agua de vida, esto es el Espíritu de Cristo, adoraran al Padre en espíritu y en verdad. Además, le enseña que El Padre no es como los hombres, sino que es Espíritu, y por esto busca a los que beben el agua de vida, para que le adoren en el Espíritu del Mesías.

Juan 4:25-26 “-La mujer Le dijo: Se que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos anunciara todo.
                      - Yeshua le dijo: Yo soy. El que te habla a ti”

Después que la Samaritana oyó la explicación que Yeshua le dio sobre la adoración, la acepto, o sea tuvo Fe en sus palabras, y se ahondo en ella la idea que el personaje con quien conversaba, era el Mesías.- Entonces Yeshua le confeso su verdadera identidad, y le dijo: “Yo soy”, El que te habla. Así le declaro a la mujer Samaritana, lo que casi no podía hacer entre los de su pueblo.

Resalta en la conversación entre el Mesías y la Samaritana, que la salvación empieza y termina con Yeshua, quien tomo una actividad domestica, casera para hablar con la mujer hasta llegar a despertarle Fe en sus palabras, a fin de revelar que el Mesías, el Salvador del mundo obraba en ella, dándole de beber el agua viva, que causo el cambio de rumbo de su vida.

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