lunes, 11 de julio de 2011

44. La Carta a los Hebreos. Cap. 10 up.

Hebreos 10: 19-23 “En consecuencia hermanos, teniendo la libertad para entrar al Santísimo en la sangre de Yeshua, quien inauguro para nosotros un camino nuevo en su muerte, pero al mismo tiempo es vivo, camino que atraviesa el velo, es decir su carne. Acerquémonos con corazón veraz, completamente seguros de la eficacia ( del Sumo Pontífice), teniendo nuestro corazón rociado, o sea purificada la mala conciencia, así mismo nuestro cuerpo lavado con agua pura. Aferrados a nuestro Sumo Sacerdote y a nuestro sacrificio, los cuales declaramos que nos pertenecen. Además, teniendo la esperanza firme porque fiel es el que nos prometió”

En los días que los creyentes hebreos recibieron esta carta, los servicios del Templo de Jerusalén todavía se celebraban día tras día, por esta razón esta carta era controversial, porque la misma inspiración que obro en Moisés para ordenar los servicios Templo actuaba en el escritor de esta carta, para instruir sobre el nuevo camino para acercarse a Dios.

Leemos que ahora, en la muerte de Yeshua podemos acercarnos y entrar en la presencia de Dios, porque ya hay el camino. Vale decir que el camino que debemos transitar al orar para llegar hasta el Altísimo es la humanidad herida y magullada de Yeshua, humanidad que era simbolizada por el velo que dividía el Santo del Santísimo del Templo. Por esta razón, nuestras oraciones deben ser francas y llegan a Dios por medio del Sumo Sacerdote, porque su muerte es nuestro camino al Padre. Por otro lado, también al acercarnos a Dios debemos ser sinceros, respetuosos y descansar en las virtudes de Yeshua, Sumo Pontífice, porque nuestra conciencia esta limpia, también gracias a su muerte. Además, Dios requiere que estemos físicamente aseados. Así mismo, nunca es mucho decir que tenemos el privilegio a ser atendidos por Dios porque el sacrificio de Yeshua es nuestro, ya que Dios nos lo obsequio como muestra tanto de su amor como de su justicia

Hebreos 10:24-29 “Además, prestémonos atención unos a otros con el fin de estimularnos para amarnos y para hacer buenas obras. Por esta razón, no dejemos de congregarnos, como algunos acostumbran, al contrario, exhortémonos, cada vez mas, para no pecar, al ver que el día se acerca. Porque si pecamos voluntariamente, después de recibir el conocimiento de la verdad, ya no hay sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación del juicio y del fuego ardiente que consumirá a los adversarios. Tengan presente, que si alguien viola la ley de Moisés muere sin misericordia, tan solo con la declaración de dos o tres testigos. Piensen Uds., cuanto mas severo será el castigo que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, y ha tenido como común la sangre del pacto en la que fue santificado, y aun mas, ha insultado al Espíritu de gracia”

Es preciso que los creyentes se reúnan tanto para amarse fraternalmente, y animarse a practicar obras buenas, como para aconsejarse a no pecar ya que están cubiertos por el sacrificio y el sacerdocio de Yeshua. Estos versículos dan a entender que el Espíritu de Dios es el que habla a la conciencia para advertirnos de no pecar, pero a menudo lo hace por medio de los hermanos en la congregación. Por otro lado, el que peca con conciencia, no da valor al sacrificio de Yeshua, porque piensa que su muerte no tiene poder contra el pecado. Le recuerdo que uno de los oficios del Sumo Sacerdote es mantenernos sin pecado, por consiguiente, la advertencia a no pecar no esta basada en la invitación a luchar y esforzarnos personalmente para vencer en la tentación, sino a confiar en la obra permanente de Yeshua el Sumo Pontífice, que nos da el poder con el que venció toda tentación y nos cubre con su muerte. Esto explica la razón de la severidad del castigo que le espera al que peca voluntariamente.

Hebreos 10:30-31 “Porque conocemos al que dijo: Mío es el castigo, Yo castigare. Y otra vez dice: El Señor juzgara a su pueblo. ¡Es horroroso caer en las manos del Dios vivo!”

Dios pone a la disposición del hombre la salvación de gracia en Yeshua, salvación que es la expresión de su amor. Sin embargo, Dios castigara al que no recibe ni el poder que Yeshua uso para rechazar toda tentación, ni el poder que hay en su muerte, aunque el Sumo Pontífice esta listo a darnos estos poderes en cada tentación. No obstante, antes de castigar Dios someterá a juicio a su pueblo, para revelar al que no ha dependido de Yeshua para su salvación.

Hebreos 10: 32-39 “Ahora, recuerden los primeros días, cuando después de haber sido iluminados soportaron gran lucha y tribulación. Por un lado, fueron un espectáculo, tanto porque fueron reprochados como por las aflicciones, por otro lado, fueron compañeros de los que fueron tratados así. También tuvieron compasión de mis cadenas. Además, aceptaron con gozo el despojo de sus bienes, porque sabian que tienen una posesión mejor y más duradera en el cielo. Recuerden esto y no rechacen la libertad para orar, lo cual tiene gran recompensa. Por otro lado, el motivo de las luchas, aflicciones, despojos, y la necesidad de usar la libertad para orar es que deben soportarlas con energía a fin de que hagan la voluntad de Dios, y entonces reciban la promesa. Porque todavía un poco mas, y el que debe venir (el Mesías) vendrá y no tardara mucho. Por esto, mi justo vivirá de la Fe, pero si se acobarda y se apoca, mi alma no le aprueba. Por esto, nosotros no nos acobardamos, ni nos escodemos para perdición, al contrario somos de los que tienen fe para preservar el alma.”

Los miles de judíos que recibieron a Yeshua como el Mesías prometido, sufrieron luchas, persecución despojo de sus bienes, y algunos hasta la muerte. Pero estaban firmes en la fe y esperaban el retorno del Mesías con alegría, por esto resistieron con energía todas estas pruebas. En primer lugar, estos versículos aclaran que el propósito de estos sufrimientos es para que los creyentes aprendan a encararlos con coraje, porque para no pecar, o sea para obedecer la voluntad de Dios, se requiere también arrojo. En otras palabras, la fe siempre va acompañada de valentía, al contrario si el creyente se intimida y abate ante las pruebas, se aparta de la fe y peca. Entonces la lección es que resistamos con energía las tentaciones y sufrimientos, perseverando en oración basados en el sacrificio y sacerdocio de Yeshua. En segundo lugar, los judíos que recibieron a Yeshua como el Mesías de Israel, creían que su regreso para instalar el reino, estaba muy cerca, pero han pasado ya dos mil años, no obstante la inspiración no los decepciono, mas bien los alentó con estas palabras: “el que debía venir, vendrá y no demorara.”

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