martes, 16 de abril de 2013

114. Salmo 22

Apreciado lector, estas lecciones no son para que usted tenga  información  de los temas que se tratan, sino que van más allá, son  para que llegue a tener fe,  por lo tanto,  le recomiendo que no las lea de una vez, sino que cada día  lea un poco, después  piense en lo que  leyó, y  complete la lectura en una semana, con el único propósito de que entienda mejor los versículos citados en este estudio, ya que la fe empieza al entender bien la palabra de la cruz. 
 
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Salmo 22:1-2:
“! Dios mío, Dios mío! ¿ Porque me ha desamparado?  Elohim te llamo de día y no me respondes; tampoco de noche tengo reposo”

Este salmo, a pesar que David recibió la inspiración para escribirlo, no se trata del  relato de alguna  angustia que sufrió este rey, sino es una profecía de la angustia mental  del Mesías cuando  este colgado en una cruz.
En otras palabras,  Jesús exclamo las palabras del versículo uno cuando estaba en la cruz; dando a entender de esta manera,  que el Salmo 22 , reitero, es el relato profético del Mesías  cuando este ofreciéndose como sacrificio para salvación de los de la fe.
Así que en cumplimiento de este salmo,  Jesús grito en la cruz pidiendo  ayuda al Padre, porque se sentía completamente solo, lejos de  la presencia y ayuda de Dios, separado de Él,  abandonado a sí mismo, sin fuerzas, y sin ayuda de ningún tipo. Estas fueron sus últimas palabras antes de morir; y muestran su sufrimiento,   resultado del  pecado de Adán. Recuerde que la palabra muerte, no significa otra cosa que separación. El Salvador estaba separado de Dios porque llevaba en su cuerpo, desde el Getsemaní,  los pecados, las rebeliones y las iniquidades de la humanidad. Esa separación fue  real,  por eso grito, al sentirse abandonado , Mateo 27: 46 “Y alrededor de la hora novena, Jesús  grito con una voz fuerte, diciendo Eli, Eli, ¿ lema sabajtani? Que traducido es: Dios mío, Dios mío ¿ porque me has desamparado?”  Se sintió así ,  no solo  todo ese día , sino también  la noche anterior,  la del  juicio, porque había buscado socorro de Dios, pero  no lo obtuvo , por eso lucho solo contra el mal que cargaba, para poder obedecer la voluntad del Padre.     

Salmo 22:3-5:
“Sin embargo, Tu moras apartado, no obstante derramas tus bendiciones, por eso Israel te alaba. Nuestros padres confiaron en Ti. Confiaron, y Tú les libraste. Clamaron a Ti, y Tú les salvaste. Ellos confiaron en Ti, y no se avergonzaron.” 

Jesús, en medio de su soledad  recuerda la historia de Israel, y  piensa que el Padre aunque mora en luz inaccesible a los de su pueblo, sin embargo  se halla en estrecha relación con ellos por medio de las bendiciones que día a día les derrama, a su vez ellos las reconocen, repitiéndolas de varias maneras. Dicho en otra forma, El Señor, clavado en la cruz, tiene en su mente que Dios, aunque invisible a los ojos de los humanos cultiva la comunión con los Israelitas supliendo sus necesidades, y estos alabándole cierran este ciclo de unión del Padre con ellos, y ellos con el Padre.
También Jesús, trae a su mente las veces que sus antepasados humanos, cuando se hallaron en angustia se apoyaron en Dios y Él les socorrió, es decir el Padre no les decepciono.
El Señor, en la cruz alienta  estos recuerdos, para animarse a seguir confiando en el Padre, aunque, en su caso,  no viene la ayuda que tanto necesita.

Salmo 22:6-8:
“Pero yo soy como un gusano, y no un hombre; soy un  hombre desgraciado y despreciado del pueblo. Por esto, todo el que me ve se burla, y me deshonra con palabras, al mismo tiempo que mueve la cabeza y dice: Este ha pedido a YHVH que le salve; Él le salvara porque su conducta   le place”

Esta sería la opinión que el Mesías tendría de sí mismo cuando cuelgue de la cruz;  se consideraría insignificante , parecido a un gusano, y esto como resultado de haber sido  golpeado, crucificado, y sufrido el desprecio del pueblo que vino a salvar. Sentiría como harían chacota de Él, por haber puesto   su confianza en el Padre , y por haber  dicho  públicamente que el Padre se complacía  en El,  porque El  seguía,  al pie de la letra, Sus instrucciones para salvar  a los que, ahora,  le ridiculizaban. Como un  ejemplo del cumplimiento de esta profecía del Salmo 22, lea  Juan 8:29 “El que me envió esta conmigo, el Padre no me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que le agrada”    

Salmo 22:9-10:
“Por otro lado, Tú me bendijiste desde el vientre,  e hiciste que confíe en Ti, tal como una criatura descansa   en el regazo maternal. Y desde el vientre de mi madre fui entregado a Ti,  y desde entonces Tu eres mi Dios, en todas las facultades de mi mente .”

Así mismo, este salmo anticipa que el Mesías, en la cruz, traería a su memoria  que el Padre le bendijo desde el vientre de María, su madre, y que aprendió a descansar en el cuidado del Padre, también recordara que  desde entonces, y  a pesar de ser  completamente hombre- YHVH ha sido  su Dios. 

Salmo 22:11-13:
“No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, y nadie me ayuda. Estoy rodeado de muchos poderosos, que se alimentan de los que están  en los alrededores. Abren sus bocas contra mí, y como leones desgarran y rugen”

Colgado en la cruz, el Mesías percibe  que una multitud  de  demonios usa su poder, a través de muchas personas que están junto a la cruz, para  atacarle  con fuerza, con sus insultos.

Salmo 22:14-16:
“ Parezco como agua que ha sido derramada, y siento como si todos mis huesos están separados, así mismo, creo  en mi mente, que  mi interior se derrite como cera. A más de esto,  mi fuerza humana parece que es como una vasija de tierra, seca. Siento que mi lengua se pega a mi paladar. La muerte me sobrecoge como a un rebano que está en un desierto.
Una congregación en la que el mal no tuvo freno , me clavo en las manos y en los pies.” 

El salvador en la cruz, emplea varios ejemplos  para describir cómo se siente, y dice que igual al agua derramada, no hay orden  en sus huesos para conservar su figura y las funciones de su organismo, y piensa que no solo no hay coordinación en su organismo, sino que además le parece que sufre una gran inflamación de todo su cuerpo, y siente  que se licua su interior. Además, en su agonía Jesús advierte  que su resistencia física y mental es como una vasija que ha sido hecha de tierra seca, que se desmenuza cuando se vierte un líquido en ella. Además nos avisa que en la cruz sufrió  una gran deshidratación, por eso su lengua se pegó a su paladar. El Señor crucificado nota que la muerte le viene para tomarlo, como a un rebano,  que muere con seguridad cuando está en tierra seca y estéril.
Continua la revelación profética de los sufrimientos del Mesías, cuando en el versículo 16 anticipa que sus pies y sus manos estarían clavados. Para apreciar y valorar esta profecía mesiánica,  hay que tener en cuenta que en el tiempo de David, cuando el recibió la inspiración de este salmo, no había todavía el castigo de la cruz, porque esta pena recién  aparece varios siglos después, en el imperio romano. Ahora le recuerdo que Jesús fue sentenciado a morir crucificado por el gobernador romano Pilato.
Por otro lado los traductores judíos de este salmo han intentado cambiar la palabra hebrea Ka’aru, que significa  horadar, y que se halla en los manuscritos más antiguos del versículo 16 del salmo 22, por la palabra hebrea ka’ari, que se traduce: como un león; han intentado este cambio con el fin de afirmar que este salmo no anticipa la crucifixión del Mesías, sino que habla de los sufrimientos de David.    

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