martes, 29 de mayo de 2012

81. El Evangelio de Juan. Cap. 17 pp.

Juan 17: 1-3 “Después que Yeshua hablo esto alzo los ojos al cielo y dijo: Glorifica a Tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a Ti; ya que Le diste autoridad sobre toda carne, para que El de vida eterna a todos los que Le has dado. Porque para esto es la vida eterna, para que te conozcan a Ti el único verdadero Dios, y a Yeshua el Mesías ha quien has enviado”

Cuando Yeshua acabo sus enseñazas a los discípulos, elevo su mirada al Padre y le pidió que le glorifique.-
Aquí hay que hacer una explicación: el verbo glorificar esta en imperativo, o sea indica que nuestro Salvador Le pidió al Padre que urgentemente le glorifique, esto es que le de lo mas rápido posible, fuerzas, valentía, resistencia para sufrir los dolores de la crucifixión y el horror de la muerte.
En otras palabras, la gloria de Yeshua es su muerte en la cruz, porque se ofreció a si mismo por amor obediente a su Padre y por amor abnegado al hombre pecador.
En este punto, Yeshua le pide al Padre que le glorifique para completar la tarea que El le encomendó, y esta es: dar vida eterna a todo humano que el Padre le ha dado.- Verdaderamente es real este mandato del Padre, por esto ya Le habia habilitado a Yeshua, al darle poderío para beneficio de toda la humanidad. Aquí vale una explicación adicional respecto a la autoridad que le dio el Padre, se trata del poder que recibió, como representante del hombre caído, esto es como el segundo Adán, para vencer todo brote de la semilla del mal que el hombre heredo de Adán. Y la culminación de Su victoria sobre el mal es la destrucción de Su cuerpo en la cruz, para eliminar toda posibilidad de que el creyente sea sometido al poder del mal.
Luego el Señor hace una declaración, para explicar que la vida eterna que se propone dar a los creyentes es para que le conozcan al Padre, el único verdadero Dios, porque para conocer el amor, la sabiduría, el poder del Padre, y para entender la obra de Yeshua, el Ungido, se necesita toda la eternidad.

Juan 17:4-5 “Yo te glorifique en la tierra, termine la obra que me diste que hiciera. Y ahora glorifícame Tu, Padre, junto a Ti, con la gloria que tenia contigo antes que el mundo existiera”

Según este pasaje, Yeshua le ha glorificado al Padre en etapas, la primera es enseñando, curando y haciendo los milagros que el Padre le mando hacer.
Explicando de otra forma, desde la caída de Adán, el hombre quedo sin el conocimiento del Altísimo, y resulto de esto, que para los humanos, la deidad sea producto de su mentirosa e ilusoria imaginación, por esto era necesario que Yeshua venga como representante del Padre, a curar a los enfermos, y a ensenar Su plan para traer al hombre a su amoroso regazo. La segunda etapa de la glorificación al Padre es Su muerte en la cruz.
Nuestro Salvador le dice al Padre, que así como El cumplió su parte, e hizo lo que le mando, también El urgentemente haga Su parte y Le reintegre a la esfera divina del amor perfecto, de la belleza, justicia y paz.
Yeshua con humildad Le pide a Dios que le restituya al lugar que como Dios ha tenido desde la eternidad. Es lamentable que algunos nieguen la divinidad de Yeshua, porque no ven mas allá de su humillación al hacerse hombre, aunque las escrituras son clarísimas en mostrar que “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios… Y la Palabra se hizo carne, y habito entre nosotros, y vimos Su gloria como el unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”

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