lunes, 6 de septiembre de 2010

9. La Simiente Prometida ll

El propósito del Padre de poner la semilla en los gentiles es firme. No obstante, dos barreras bloquean el deseo divino: 1. No prestar atención a la Fe, y 2. Equivocar la función de la ley de Dios.

1. No prestar atención a la Fe.

Gal 3:1-2. “¡Gálatas sin entendimiento! ¿Quién os pervirtió para no ser persuadidos de la verdad, sin embargo que Jesucristo fue descrito crucificado ante vuestros ojos? Solo esto quiero saber de vosotros ¿Recibisteis el Espíritu de las obras de la ley, o por oír de la Fe?

Aclaro que el Espíritu es el Espíritu de Cristo y es la semilla prometida a Abraham. Gal 3:14 “A fin de que, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham venga a los gentiles, esto es, que por la Fe reciban la promesa del Espíritu” y Gal 4:4-6 “Pero cuando el tiempo se cumplió, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley; a fin de rescatar a los que estábamos bajo la ley, para que recibamos la adopción de hijos. Y Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, por esto somos hijos, y clamamos Padre, Padre”

El Espíritu de su Hijo es la vivencia de Jesús desde Belén hasta la crucifixión tallada en el Espíritu divino. De esta manera, la obediencia , la conducta y el amor de Jesús están en el creyente.

La escritura afirma que Dios da la semiente ofrecida como el fruto de la Fe, es decir da el Espíritu del Hijo al que oye el relato de su crucifixión y lo acepta. O sea, el que hace suyo el sacrificio de Jesús  recibe el Espíritu de Cristo por oír de la Fe”

2. Equivocar la función de la ley de Dios.

Ahora explico las “obras de la ley”: Primero, el papel que Dios le dio a la ley. Rom 3:20 “porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El, sino que por medio de la ley es el conocimiento del pecado” Resalta que Dios dio la ley para que los humanos sepamos el pecado. Vale decir que sin la ley no nos damos cuenta de nuestra rebeldía y enemistad a Dios. Además, también le dio a la ley la función de una prisión Gal 3:23 “Sin embargo, antes de venir la Fe estábamos atados por la ley, presos hasta que la Fe sea revelada” Se ve que Dios dio la ley para mantenernos presos en la rebelión y hostilidad a Dios. En otras palabras, el papel que Dios le dio a la ley es para que seamos consientes de cómo realmente somos, completamente incapaces de obedecerle y apreciarle. De esta manera, mediante la ley, el Padre nos hace sentir la necesidad del Espíritu de Cristo. Por esto dice la escritura, Gal 3:24, 25 “De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía a Cristo, a fin de que seamos justificados de Fe. Pero ahora que ha venido la Fe, ya no estamos bajo el guía”

Segundo, la escritura también se refiere como a obras de la ley al papel equivocado que el hombre le da a la ley, y este es: creer que tan solo es necesario saber los 10 mandamientos para obedecer a Dios. Pero hay una fuerte advertencia contra los que piensan así, Gal 3:10, 13 “Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, porque esta escrito: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley para obedecerlas “y  “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldito por nosotros. Ya que esta escrito: Maldito el que esta colgado de un madero”

Le reitero que Dios no dio la ley para que el hombre la obedezca sin haber recibido el Espiritu de Cristo. Así se lee en Rom 8: 3-4. Pues la ley no tiene capacidad, debido a que es debilitada por la carne, por esto Dios envió a su Hijo, en semejanza de la pecaminosidad de la carne, por todo el pecado, condeno al pecado en la carne, a fin de que la justicia de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos bajo la carne, sino bajo el Espíritu”

Por consiguiente, hay esperanza cierta para todo pecador, ya que de tales es la salvación. Mateo 9:13 “Aprended lo que significa Misericordia quiero y no sacrificio, porque no he venido a buscar justos, sino a pecadores”

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